¿Qué es la felicidad? Definiciones hay muchas, pero pocos son aquellos que le dan la importancia que merece. Uno de ellos fue el cuarto rey de Bután (país al sur de Asia), Jigme Singye Wangchuck. Fue dicho rey quien empezó a medir el nivel de “felicidad nacional bruta” a partir 1972 como un punto clave para el crecimiento. Hoy en día, el Reino de Bután continúa midiendo el desarrollo de su nación sobre la base de un índice que ellos mismos crearon y que es el punto de partida para muchos estudios sobre el tema.
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Cincuenta años más tarde, la felicidad se ha consolidado como una ciencia y se acepta como un objetivo fundamental del ser humano. En el 2012, la ONU proclamó el 20 de marzo como el Día Internacional de la Felicidad, al adoptar una resolución propuesta –claro está– por el gran Reino de Bután. Adicionalmente, está demostrado que son las personas más felices las que contribuyen más a nuestra sociedad y en todos los ámbitos de nuestras vidas.
Después de dos años de luchar contra una pandemia para la cual no estábamos preparados, difundir la importancia que tiene la felicidad en nuestro día a día es fundamental. ¿Cómo podemos cultivarla en épocas que todavía son inciertas? Aquí cuatro herramientas prácticas que nos ayudarán a florecer desde dentro, sin importar las circunstancias en las que nos encontremos. //
El arte de ser bondadoso
Ana Frank escribió en su diario que “siempre puedes dar algo, aunque sea solo bondad”. Hoy la ciencia nos confirma que la bondad, además de ser moralmente positiva y de traer beneficios a quien recibe el acto, también trae beneficios a aquel que la brinda. Ser bondadoso incrementa directamente nuestros niveles de felicidad. ¿De qué manera lo podemos potenciar? Concentrando varios actos de bondad en un solo día. Mi recomendación es la siguiente: incluye en un mismo día cinco actos de bondad aleatorios. Por ejemplo, ayuda a tu vecino a cargar sus compras de supermercado; brinda un cumplido desinteresado a alguien; o dedica unos minutos a escuchar a una persona que te necesita.
El poder del amor propio y la autocompasión
Muchas veces con quienes más duros somos es con nosotros mismos. Somos nuestros principales jueces y críticos y, si prestamos atención a cómo nos tratamos, jamás nos dirigiríamos así a las personas que queremos. Aprender a tratarnos con compasión es clave para nuestro bienestar y felicidad. Mi consejo: poner en práctica meditaciones ‘meta’ o de autocompasión. Puedes buscar en Internet guías de meditación y usar aquella con la que mejor conectes. Ojo, la frecuencia es más importante que la intensidad.
Utiliza tus fortalezas
Cuando usamos las habilidades natas que tenemos y que además disfrutamos, se generan emociones positivas auténticas. Estas no solo incrementan nuestra felicidad, sino que también son un protector ante la adversidad. Mientras más seguido utilicemos nuestras fortalezas, mejor nos sentiremos. Prepara una lista de aquellas cosas que amas hacer y una lista de aquellas en las que destacas. Identifica en dónde se cruzan. Por ejemplo, si te gusta escribir y lo haces bien, podrías comenzar un blog o darte un tiempo para escribir para ti. Si te gusta organizar grupos, ¿qué tal ofrecerte de voluntario para alguna organización que lo necesite? Todos tenemos fortalezas: es cuestión de atrevernos a mirarnos con apertura y curiosidad.
Incorpora placeres
Los placeres son como picos de felicidad necesarios en nuestra vida. Si bien es imposible vivir de placer en placer (ya que se volvería una búsqueda interminable y agotadora de estímulos), son más necesarios de lo que creemos; en especial, en momentos en donde sentimos que no tenemos la energía o las ganas para continuar. ¿Cuáles son aquellas actividades que disfrutas y que requieren de poco esfuerzo, y que puedes incorporar en tu día a día fácilmente? Puede ser escuchar música y bailar, comer algo que disfrutas, darte una ducha fría o cualquier actividad que esté al alcance de tus manos.
La felicidad contagia y se contagia. No solo es nuestro derecho: también es una responsabilidad. Todos podemos ser agentes activos y contribuir a crear un mundo lleno de bienestar, que sea más feliz para todos. Estas recomendaciones nacen de la ciencia de la felicidad. Si se aplican de manera constante, tendrán efectos transformadores que prometen sorprender.
La autora es coach de felicidad y desarrollo personal @estefanie.martens
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