La anemia puede ir atacando lentamente a tu mascota sin que te des cuenta, hasta que avanza a tal grado que sus signos clínicos se hacen evidentes. Los glóbulos rojos son los encargados de transportar el oxígeno a todos los órganos y músculos del cuerpo. Por eso, si su nivel o tamaño disminuyen, esto afectará seriamente la salud de tu engreído.
La anemia no respeta edades ni sexo. Se puede presentar tanto en cachorros como en adultos. Si tienes una mascota hembra, chequea que sus celos no sean muy largos, pues la pérdida excesiva de sangre podría producir anemia.
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Los síntomas de la anemia en perros y gatos son similares a los que presentamos los humanos: letargo, palidez de las membranas mucosas (encías, interior de los párpados), ojos y piel ictericia (amarillentos), disminución del apetito, y desgano para realizar actividades físicas.
Además, los perros con anemia severa tienen el pulso y la frecuencia respiratoria acelerados y podría sufrir un colapso si realizan algún esfuerzo intenso.
¿Cuáles son las causas?
La anemia es producida por enfermedades infecciosas graves, como la leptospirosis y babesiosis. También por dolencias renales, hepáticas y de la médula ósea o por deficiencia de hierro en la dieta.
Otras situaciones que pueden generarla son las hemorragias gastrointestinales (úlceras), la administración de ciertos medicamentos, intoxicaciones y cáncer.
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Las enfermedades infecciosas transmitidas por las garrapatas y pulgas también produce anemia, sobre todo en animales pequeños. Recuerda siempre tener las desparasitaciones de tu mascota al día y aplicarle productos que prevengan el contagio de estos parásitos.
Como comentamos, la enfermedad es silenciosa y progresiva. Por lo tanto, es importante que tu mascota tenga chequeos preventivos para detectarla en etapa inicial. Descubrirla es sencillo, se requiere de un hemograma completo que indique si la cantidad de eritrocitos o glóbulos rojos, hemoglobina y plaquetas están en un rango normal o no.
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