Virgen de Guadalupe: ¿cómo es la visita a uno de los centros religiosos más concurridos del mundo?

Una parada obligada si visitamos la Ciudad de México es la basílica de la Virgen de Guadalupe. No importa si somos creyentes o no. Este imponente complejo religioso, el segundo más visitado del mundo después de la iglesia San Pedro, en Roma, nos permite entender la devoción y cultura que gira en torno a su enigmática imagen.

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A pesar de que está algo alejado del Centro Histórico, es muy fácil llegar a este lugar haciendo uso del metro. Tomamos la línea 6 y bajamos en la estación Villa-Basílica. Aquí, una multitud de ambulantes que venden rosarios, esculturas y estampitas nos dan la bienvenida. El negocio de la fe está por todas partes.

Caminamos por una amplia alameda que nos lleva al recinto que acoge el popular lienzo de la Virgen Morena, como sus fieles también suelen llamarla. Percibimos gran afluencia de público y, según nos cuentan, esto se debe a que estamos próximos al 12 de diciembre, día en que se celebra su primera aparición.

De acuerdo con la tradición oral, ese día la Virgen de Guadalupe le ordenó a un campesino de nombre Juan Diego que visitara al primer obispo de México, Juan de Zumárraga, con el objetivo de transmitirle un mensaje. Esto sucedió en 1532. Desde entonces, esta fecha representa una de las efemérides más importantes del catolicismo: miles de devotos llegan de todas partes del mundo para rendirle culto y venerarla.

EN EL SANTUARIO

Según la página web virgendeguadalupe.org.mx, hay horarios de misas desde las seis de la mañana hasta las ocho de la noche, de lunes a domingo. Al ser un espacio con gran cantidad de gente, se recomienda no traer niños pequeños, pues podrían irritarse. No se permite entrar con minifaldas, shorts, ni prendas escotadas. Tampoco el ingreso de mascotas.

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A un lado del atrio principal del templo, el cual normalmente está repleto, se encuentra un corredor que nos dirige al lienzo de la Virgen de Guadalupe. Debemos formar una fila para subir a un pasillo eléctrico, como los que hay en el aeropuerto, para distinguir el icónico cuadro que se hizo aún más famoso con la serie “La rosa de Guadalupe”.

Apenas se tienen unos segundos para poder capturar una fotografía. Algunos, no contentos con el resultado, vuelven a formar la fila para sacarse un mejor ‘selfie’.

Saliendo de este espacio, una tienda de ‘souvenirs’ dentro del complejo nos invita a comprar todo tipo de recuerdos: desde crucifijos hasta contenedores de agua con forma de virgen. Si esperamos unos minutos, un sacerdote bendecirá los artículos que adquirimos.

Bañados en agua bendita, nos despedimos de este lugar. Pero antes, pedimos un deseo. //