Adriana Kouri (43) es fotógrafa hace 12 años. Su pasión es capturar momentos mágicos sin poses, con fluidez y naturalidad. “En los pequeños gestos y acciones está lo especial, sin ajustes ni pensarlo demasiado”, dice, como si con esa misma premisa mirara también la vida.
En redes sociales cerca de 60 mil personas la siguen bajo el arroba “atipical life” (@atipicalife), nombre que eligió porque era justo eso lo que quería transmitir con su contenido: “la vida no tiene un estándar, no todo es perfecto y eso también está bien”, explica.
Fue durante un huracán de acontecimientos que se animó a compartir su vida a través de una pantalla. El propósito no era volverse influencer ni acumular likes, confiesa, la motivaba en realidad tener un espacio donde compartir su realidad, sostenerse y, por qué no, aconsejar.
“Ya mostraba contenido fotográfico, pero me animé a crear contenido más personal en una época donde Galo, mi primer hijo, era diagnosticado con autismo. Además, mi mamá atravesaba un cáncer y yo iniciaba una nueva vida alimentaria como celíaca. Eran muchos cambios, muchas cosas que aceptar”, apunta.
Los próximos meses, Kouri está enfocada en el lanzamiento de un nuevo proyecto, un podcast sobre salud mental que lanzará a través de sus redes sociales y pondrá sobre la mesa diversos estereotipos que hay que derribar, de la mano de personajes y expertos en medicina.
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Así, la vida ‘atípica’ de Adriana Kouri empezaría a ganar más adeptos, naturalmente y sin filtros. Empezaría por recetas y rutinas, y profundizaría con temas como la salud mental y neurodiversidad.
“Felizmente, los tiempos han cambiado. Decidí hablar sin tapujos sobre neurodiversidad no solo porque mi hijo es autista, sino porque ya es hora de hacerlo, sin estereotipos y con claridad, porque ellos existen”, indica la también fotógrafa.
Motivaba por esa arista, Kouri cuenta también que viene trabajando en un proyecto que promete ver la luz en los próximos meses, en el cual ha enfocado su empeño e inspiración.
“Se trata de un podcast para hablar de salud mental, con los dos ángulos necesarios: desde las personas que viven un diagnóstico, como yo, que tengo TDAH, hasta los expertos en psicología que saben del tema y pueden orientar responsablemente. La idea es resolver dudas, romper paradigmas y hablar de cosas que muchas veces no se dicen”, comenta.
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Sabe que no será color de rosa, sin embargo lo considera necesario para demostrar que todos podemos pasar por eso. Que las dificultades son más comunes de lo que se piensa y muestra en tiempos de redes sociales.
“En mi caso, con la maternidad, por ejemplo, no me esfuerzo en maquillarla. Como madre de un hijo neurodiverso, paso por diferentes retos. Complicados, fuertes. Pero así lo comparto, para demostrarle a más madres que no están solas”, agrega.
MULTIFACÉTICA
A Adriana no le gusta encasillarse. De chiquilla, comenta, era traviesa, dispersa, creativa. En la universidad, dice, era más libre y auténtica, lo que le permitió desarrollarse bien en la fotografía. Al convertirse en madre, la responsabilidad tomó el mando. Eso sí, sin dejar de lado su faceta artística y apasionada.
“A lo largo de la vida se pueden ir redescubriendo cualidades. Creo que la personalidad puede seguir formándose a partir de la esencia de uno mismo. Lo bonito es permitirse explorar todo ello sin miedo, sin pensar en que, por ejemplo, por la edad, o por ser madre, ya no se puede, o por el qué dirán de mí después”, defiende.
Así, durante la pandemia, Kouri se dio la licencia de sumergirse en una nueva pasión: la ilustración.
“Empecé por una necesidad, la fotografía estaba en ‘stand by’ por el virus, así que me tocó indagar por otras habilidades”. Le fue bien. Soltó sus primeros trazos acompañada por los saberes de la artista Cristina Cilloniz, para luego aventurarse sola y con estilo propio.
Entusiasmada por lo logrado hasta el momento, Kouri declara que seguirá soñando en grande. Claro está, bajo la imperfección de la vida misma. //