Esta semana hubo luna llena. Fue grado 27 en Aries y tuvo lugar a las 9:58 a.m. (hora Perú), el pasado miércoles 20 de octubre. Lo sé porque Eleni Polizogopulos (33), numeróloga y tarotista, lo explicó al detalle en el podcast que graba ella misma y que comparte regularmente desde su cuenta de Instagram. Aquelarre Lima es su proyecto personal y, desde hace casi dos años, también es su única fuente de ingreso a través de lecturas y distintas clases de consultas. “Hay tres grandes categorías donde se agrupan todas las disciplinas que conocemos: la adivinación, el autoconocimiento y la sanación”, indica Polizogopulos sobre el mundo que habita. Ahí entran desde el la lectura de la taza de café hasta el alineamiento de los chakras, y todo lo que hay en el medio.
Antes de dedicarse a Aquelarre, Eleni pasó 15 años trabajando en publicidad. Su formación como comunicadora –como pasa con algunos de sus colegas– ha sido clave para conectar con su audiencia. Los mundos de la astrología, el tarot y el resto de prácticas que hoy configuran un universo holístico muy atractivo para los millennials, suelen estar repletos de términos densos, en ocasiones complicados de entender. La tendencia se inclina a decir las cosas de manera sencilla y traducir los fenómenos astrológicos del día o la semana para aplicarlos a nuestra cotidianeidad. A veces puede ser con lives, otras con memes.
Es de interés general en este punto decir que Mercurio Retrógrado –momento astral durante el cual las comunicaciones de toda clase fallan– ya pasó, por fin. No es coincidencia que el reciente apagón digital se haya dado en ese período, digámoslo así. De Mercurio volvamos a la luna: esta que acaba de pasar tuvo que ver con la expresión del impulso, de sentir rabia o impotencia con algunas situaciones. También era un evento que nos invitaba a liberar tensiones, emociones contenidas, y lo ideal era estar preparados para hacerlo de manera asertiva. Es decir, íbamos a estar un poco locos, pero había que tener cuidado de no meter la pata con lo que decíamos o hacíamos. Astrología con un propósito terapéutico, un mensaje positivo. Ese es el nuevo enfoque.
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Pero también queremos saber qué va a pasar con nuestras vidas. Por supuesto que nos interesa conocer qué traerá el futuro, y no ha habido mayor período de incertidumbre que la pandemia para confirmarlo. Los seres humanos somos criaturas predecibles –en el sentido más literal de aquella palabra– con la misma lista de interrogantes pronunciadas una y otra vez delante de curanderos, brujos, magos, maestros y chamanes a lo largo de los siglos: ¿me amará quien yo amo?, ¿podré emprender ese viaje que tanto anhelo?, ¿me enfermaré?, ¿ganaré más dinero en el trabajo? ¿seré feliz?
En algún lugar entre el libre albedrío; los contratos kármicos (“acuerdos” que el alma arrastra de otras vidas); las cartas natales; la metafísica; los números que forman parte de nuestro nombre; la lectura de hojas de coca; el color del aura; los registros akáshicos (la memoria de nuestro espíritu); y una cosa mejor conocida como destino, es que se encuentra la respuesta. Solo hay que saber leerla.
Signos cardinales
Leandro López (32) ya no tiene citas hasta el 2022. Con un promedio de seis sesiones diarias, dictar cursos de tarot y astrología especializados (para empresarios, para el autoconocimiento, entre otros) y generar el contenido de sus redes sociales, este psicólogo y astrólogo definitivamente es uno de los profesionales más solicitados del rubro. Habla rápido y todo lo que dice es fascinante: tanto su madre como su abuela leían el tarot (su mamá llegó a estudiar astrología de manera profesional) y para los 18 años él ya cobraba por hacer cartas natales a amigos y conocidos. No a todos les gustaba escuchar lo que él tenía que decir.
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Su casa está repleta de libros sobre astrología. Hagamos una pausa aquí para explicar que esta disciplina se refiere al estudio de la posición y el movimiento de los astros; puede ser una herramienta predictiva, pero no debe confundirse con el tarot. Leandro se pasea entre constelaciones, conjunciones y signos cardinales como pez en el agua, pero -siguiendo con su legado materno- también lee el tarot. Posee unas 94 barajas. “La astrología es supermatemática; en el tarot sí entra más la intuición”, aclara. A él le sirve saber de ambas a profundidad.
“A veces la gente más escéptica es la que está más bloqueada emocionalmente”, dice López. “Cuando tienes los chackras abiertos y te das cuenta de que eres un espíritu desde la experiencia humana, puedes cambiar patrones a través de la energía espiritual, trabajar tu plano emocional y tu plano mental. Si todo esto cambia, tu realidad en el mundo físico también lo hará”, explica. Le digo dos cosas sobre mí al final de nuestra conversación: soy cáncer y mi ascendente es aries (más no sé). En segundos saca una radiografía estimada de lo que vendría a ser mi personalidad y solo le falta acertar el número de mi DNI. Lo que hacemos con esta información -cómo somos, qué tendemos a hacer, etc- enfatiza Leandro, es lo que eventualmente terminará por empoderarnos.
A Rafael Urbina (36) le gusta abordar sus lecturas de tarot evolutivo de una manera similar. Comunicador de profesión, es a través de una plataforma bautizada como Rufuturo que Urbina busca ayudar a aquellos que quieren conocer lo que el destino les depara, a entender primero que la verdadera magia ocurre en el presente. Tarólogo y terapeuta, Urbina emplea la lectura de cartas más allá de su función predictiva: lo suyo parte de la idea de que el tarot es una herramienta que se utiliza como diagnóstico para tomar mejores decisiones.
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“Yo soy un fiel creyente de que el empoderamiento personal sucede cuando uno toma responsabilidad de sus decisiones”, indica. “Antes, cuando ibas a la bruja o al vidente y te decían que ibas a tener tres hijos o que ibas a vivir en tal país, muchas veces te quedabas pensando, ¿y dónde elijo yo? Cuando mis clientes me cuentan historias del pasado muchas veces sienten frustración por predicciones que les han dicho. Es decir, has pagado para cargar un miedo”, señala Urbina. La nueva generación de tarotistas y astrólogos se aleja de ese principio: la experiencia no puede ser contraproducente ni determinante, sino lo más positiva que sea posible.
Ariana Marcos (33) tenía dudas. Algo la atrajo desde siempre al tarot y las disciplinas holísticas, pero su entrada a este mundo tendría que esperar. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas, Marcos fue brand manager de una marca masculina durante varios años. Durante la pandemia, sin embargo, algo sobre su vida dejó de “resonar”; el rubro corporativo se sentía ajeno y lejano, y el universo esotérico se presentó ante ella como un camino que hoy ha despertado todas sus pasiones. Actualmente, Marcos combina sus lecturas de tarot y numerología (a distancia, por Zoom, como hace la mayoría) con su trabajo como profesora en un instituto de moda.
Está a punto de lanzar una colección de polos con cartas de tarot intervenidas, hace lives, su novio la ayuda a crear los artes que comparte en su cuenta de Instagram, y es una firme creyente de que estas experiencias nos ayudan a tener un mejor panorama sobre ciertos aspectos de nuestras vidas que podemos potenciar. “Lo que hacemos es estimar tendencias; son cosas que pueden pasar, por supuesto, como también no”, aclara.
El futuro se convierte así en una construcción en constante evolución, pero también en constante decisión. Eso sí: una cuota de magia nunca cae mal para hacer que las cosas pasen. El hechizo está en nosotros mismos.
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Magia a distancia: ¿cómo puedo aprender a leer el tarot?
- Si bien este tiempo en pandemia ha abierto nuevos caminos de comunicación digital, desde hace algunos años existe una tendencia cada vez más grande de aprender astrología o a leer el tarot, a través de Skype, videollamadas o Zoom.
- Una de las pioneras es Lorena Balbuena, tarotista peruana que ha vivido en Argentina, Finlandia y actualmente reside Portugal. Desde ahí le ha enseñado a leer el tarot a alumnos en Estados Unidos, España, Argentina, México, Ecuador, Japón, Perú, Francia o Chile.
- Los cursos promedio suelen durar 20 horas y están abiertos a todos los públicos. El alumno mayor de Balbuena es un hombre de 55 años y la menor es una niña de 12 (supervisada por su madre).
Perú: país de ritos y mística
Ayer y hoy: Los rituales y creencias del mundo mágico/ espiritual precolombino están muy presentes entre los peruanos. El más importante de todos es la lectura de las hojas de coca, una ceremonia sagrada de los incas donde se interpreta la forma y posición de las hojas a manera de adivinación. La lista se abre hasta incluir la pasada de cuy o huevo, hasta los temidos “amarres”, especialmente en el norte.
Piedras y minerales: Tener cuarzos y otros minerales (como la pirita) en casa se ha vuelto cada vez más popular. El cuarzo blanco –acaso el más buscado– sirve para purificar ambientes y atraer buena energía.
Humo sanador: El uso de palo santo y sahumerios de hierbas es otra práctica antigua que se ha vuelto cada vez más común. Todo lo mencionado se consigue en mercados de artesanías y tiendas holísticas; algunas de ellas operan vía Instagram y tienen delivery.
LA PERSECUCIÓN DE LAS BRUJAS
Temidas y aniquiladas en masa: aquí un breve recuento de la figura de estas mujeres (y algunos hombres) a lo largo de la historia.
EL TEMOR DE LA INQUISICIÓN. Entre los siglos XV y XVII, la Iglesia católica condenó por brujería y adoración a Satanás a más de 50 mil mujeres, entre Europa y América (incluido el Perú). En muchos casos, bastaba un rumor para realizar la acusación y los interrogatorios incluían instrumentos de tortura. El destino final era la hoguera.
¿DE QUÉ SE LES ACUSABA? La lista es larga, pero destacan algunos crímenes sobrenaturales (¿?) como fornicar con el mismísimo demonio; comer carne humana y beber sangre; matar ganado; causar la estrerilidad de los campos o traer hambruna. La cacería duró hasta bien entrada la época moderna.
ELLOS TAMBIÉN ENCANTAN. Casi todas las culturas –y regímenes– del mundo han contado con la presencia de un consejero “espiritual”, encarnado en la forma de un mago, curandero o chamán. Desde Merlín hasta Rasputín: hay una delgada línea entre la leyenda y la realidad.
Más información:
- Leandro López @astrofilico
- Eleni Polizogopulos @aquelarre_lima
- Ariana Marcos @holisticlab__
- Rafael Urbina @rufuturo
- Lorena Balbuena @lorelutarot