¿Cuántas personas pueden cumplir sus sueños profesionales y trasladarlos más allá de las fronteras? Orosia Cortez (47) y Blanca Ruiz (57) son profesoras peruanas que llevan la enseñanza en la sangre y en estos momentos se encuentran trabajando en dos escuelas de Carolina del Norte, Estados Unidos, con el programa de intercambio cultural Participate Learning.
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Ambas crecieron en familias de educadoras donde la vocación por transmitir conocimientos a niños y niñas estuvo siempre latente: “De niña jugaba a ser profesora y mis muñecas eran mis alumnas”, nos dice, vía Zoom, Orosia Cortez. “Quería cambiar el mundo. En el camino me di cuenta de que no podía cambiar a las personas, pero sí impactar positivamente en los niños”. Cortez tiene una trayectoria de veinte años al frente de las aulas. Desde hace cinco años, ella enseña cursos de Español para niños americanos en el centro educativo Western Union Elementary School - Waxhaw. Es una responsabilidad importante, comenta, que comparte con otros profesores también de Latinoamérica.
Orosia no está sola. Sus hijos la han acompañado en esta aventura fuera del Perú y han hecho su vida académica allá. Ella espera regresar pronto al país, luego de finalizar el programa, para reencontrarse con su familia y con la comida local que tanto extraña: “Tengo que retornar a mi país para llevar lo que he aprendido y compartirlo con otros colegios, maestros o con quien lo necesite. Acá se aprende muchísimo en la parte educativa, como estrategias y técnicas”, dice Cortez, haciendo hincapié en que si bien en EE.UU. se encuentra calidad educativa eficiente, la calidad humana de los profesores peruanos es incomparable: “Muchos amigos míos son excelentes docentes que podrían brillar acá. Hay muchas oportunidades”, apunta.
Con mucha emoción, Orosia nos cuenta que este centro educativo la reconoció en una oportunidad como la mejor maestra del año. Al vivir en Estados Unidos, pudo terminar una maestría en Enseñanza de Inglés e incluso llegó a realizar sueños de juventud que nunca pensó alcanzar, como ver en Estados Unidos a íconos del rock como Guns N’ Roses, The Rolling Stones y Red Hot Chili Peppers. Cantó junto a ellos las canciones de su adolescencia, las mismas con las que encontró el gusto por el idioma inglés.
Pasión por la vocación
A una hora de distancia en auto está el caso de Blanca Ruiz, limeña de corazón arequipeño, que enseña en el centro educativo primario Montclair Elementary - Fayetteville. Para ella, ser de Latinoamérica es un punto a favor ante las necesidades de los estudiantes en estas escuelas: “Creo que traen profesores de Latinoamérica por el nivel que tenemos. Aparte de educarlos y enseñarles Español, necesitan el calor humano de los latinos”, recalca Ruiz, señalando que muchos niños sienten soledad en una sociedad intensa con padres que trabajan y pueden estar ausentes. “No estoy dando mi tiempo en vano”, dice. Y es que para ella ser docente es una pasión: “Yo estudié Arquitectura y, para pagar mi carrera, daba clases de Inglés. Así descubrí mi pasión. Amo lo que hago, hasta lo haría gratis”.
A sus 57 años, dejar su tierra, trabajo, familia y mascotas, para mudarse a otra cultura (regresará al Perú en 2027) fue una decisión difícil de tomar. Sin embargo, tiene una visión optimista de la vida y aprecia este momento como una aventura. Sus años de experiencia cobran muchísimo más valor en este país, que en el propio. Esta es la segunda vez que Blanca Ruiz participa en el programa de intercambio y vive fascinada con su nuevo hogar frente a un lago, con patitos como mascotas que alimenta diariamente. Se suele reunir con sus colegas de Colombia, Argentina, Guatemala y diversos países, y los fines de semana tiene una agenda divertida: “Carolina del Norte es hermoso. Es verde, con lagos. Estamos a hora y media del mar. Este fin de semana iremos a conocer la casa de Edgar Allan Poe. También, vamos a las lagunas. Siempre nos cuidamos entre todas”.
Ellas son solo dos ejemplos de profesionales peruanas inmigrantes en Estados Unidos, trabajadoras y comprometidas con la educación de los más pequeños. Para ellas, educar no solo es compartir conocimiento, pues los valores y el cariño tienen igual importancia en la educación que imparten. Sin duda, un ejemplo de peruanas imparables. //
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