Los entrenadores también tienen un pasado. Fueron futbolistas, antes hinchas, y alguna vez niños. Todas esas etapas son las piezas del rompecabezas que permiten entender quiénes son y adónde van. La biografía de Ricardo Gareca tiene un protagonista paralelo que lo marcó a fuego: Carlos Salvador Bilardo (83). Fue él quien lo sacó de la lista del Mundial de México. Y fue él de quién observó esos curiosos modales que se le conocen en Lima desde su etapa en la ‘U’ 2007: el Gareca de las cábalas.
¿Tan influyente puede ser Bilardo? Un par de ejemplos: desde que en su etapa de futbolista en Estudiantes LP su equipo perdió dos partidos y de cena hubo pollo, nunca más sirvió pollo. Una tarde del 86 se presentó a la concentración de Argentina un peluquero llamado Javier Leiva. Cuando le dio la mano le dijo: “Usted es un ganador”. Le cayó bien a Bilardo, ganaron el debut con Corea y desde entonces fue su peluquero oficial. El hombre que borró a Gareca de ese Mundial se cortó el pelo diario hasta la final con Alemania. Hay mil cábalas más en “Doctor y Campeón” (Planeta), la autobiografía del Narigón. Gareca lo tuvo como técnico de selección dos años antes de esa Copa, tiempo suficiente para ser testigo de sus obsesiones. Una tarde del 2007, cuando ya era técnico de la ‘U’, Ricardo Gareca se encontró con Javier Chirinos, entonces parte del staff de entrenadores de las inferiores pero además, su vínculo más tormentoso con Perú. Chirinos había sido empujado por Pasculli para ese 2-2 del Tigre en cancha de River que clasificó a Argentina al Mundial. Sin ese gol no habría Mano de Dios ni Maradona. Ese partido que en estos días se ha repetido 200 veces. Sin la fama de hoy ni la aprobación exagerada de las encuestas, un par de periodistas de El Comercio vieron ese encuentro. Chirinos se presentó, le dio la mano, sonrieron con cortesía y se fue. Gareca vestía el buzo negro de la ‘U’, demasiado corto para sus largas piernas de ‘9′. Y no se le iba la sonrisa.
–El profe vino a desearme buena suerte-, me dijo, con ese tono bajo cero que ya le conocemos.
Y sí, es un hombre con estrella.
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EL COLOR VERDE
Pedro García es el reportero de Movistar Deportes que más veces ha seguido a la selección en el proceso rumbo a Rusia. Se sabe de memoria los números, las chapas, los horarios; huele posibles decisiones del comando técnico. En ese tiempo ha sido testigo de la mayor cábala de Gareca en Videna, o en todo caso la más comentada: su resistencia al color verde. Ocurrió hace dos meses, cuando Wilder Cartagena fue llamado como novedad al equipo peruano. “Apenas lo vio, y miró esos chimpunes verde fosforescentes que usan ahora los muchachos, paró la práctica y mandó a uno de sus asistentes a pedirle que se los cambie. Y se paró, eh; no quiso continuar nada hasta que se los quite”, me contó hace unos meses, con detalle matemático. Un utilero tuvo que pintarle de negro los zapatos. “No sabes el pavor que le tenía al verde desde su tiempo en la ‘U’”, recuerda Jaime León Pallete, vicepresidente estudiantil encargado de firmar el primer contrato el Tigre en el Perú. Nadie tiene una explicación certera de por qué. Todavía.
MARC ANTHONY
Es 2007. La ‘U’ necesitaba recursos y alquilaba los estacionamientos del Monumental. Era una época de crisis. Bueno, era y es. En una de las pruebas de sonido, cuando Gareca entrenaba al primer equipo, sonó una canción que alteró la práctica. Gareca mandó a pararla. “Se molestó en serio”, recuerda José Olaechea, su jefe de prensa entonces. “No tengo drama en entrenar con música, Pepe; lo único que le pido es que saquen esa canción de Marc Anthony. Nada de ese portorriqueño. Si ponés otros temas, todo bien”, dijo el técnico y dio la espalda. Detrás, Donny Neyra, Mayer Candelo y el Vagón Hurtado, los líderes del vestuario, pararon de bailar. La música de Marc Anthony le traía malos recuerdos desde Colombia: dice la leyenda que una vez escuchó una canción de su autoría y perdió feo. También en la ‘U’, el chofer del bus que los trasladaba a los partidos de local sabía que solo dos emisoras de radio eran del gusto del técnico. Si alguien las cambiaba, de inmediato pedía sintonizarlas. Es curioso: la única vez que la selección cambió de localía fue antes del partido con Bolivia. ¿La razón? El concierto de Marc Anthony en el Estadio Nacional.
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EL FACTOR BONILLO
Fue él, Bonillo, el primero que vio en Donny Neyra un crack dormido. Fue él, el primer asistente, el que vio a Christian Cueva con sobrepeso y preparó una rutina militar para su reinvención. Y también Bonillo (Avellaneda, 1959), quien le bajó el pulgar a Farfán en pleno proceso rumbo a Rusia y fue el primero que lo contactó para volver. Preparador físico de Gareca en todos los clubes por los que pasó, Néstor Bonillo no puede clasificarse en el rubro Cábalas pero claro que ha decidido la suerte de este Perú en su camino a Rusia primero, y ahora que se juega todo contra Uruguay y Paraguay si quiere estar en Qatar 2022. Ideólogo de estandarizar los entrenamientos de la selección con los que de cualquier plantel del mundo –tecnología comprada por la FPF, videos trabajados por los hermanos Argento, el proyecto de una nueva (y más grande) Videna-, Néstor Bonillo no solo se sienta al lado de Gareca en el bus (asientos 1 y 2 a la derecha); es el primer analista post partido del técnico de Perú. Él, Ñol Solano y Sergio Santín, los otros ayudantes de campos. Buscar un asistente es como elegir un guardaespaldas: tiene que ser más astuto, más alto, más fuerte y más seguro que tú. Luis María Bonini fue 21 años el asistente de Bielsa. El primer día de trabajo en Chile, en 2007, vio a Arturo Vidal riéndose y le dijo: “Aquí te callas cuando habló yo”. El plantel de la Roja hizo silencio. Todos sabemos lo que pasó con Chile después.
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LA NOVIA
Números: 17.294 Me gusta, 1.413 comentarios, 2463 compartidos. Es decir, un viral del tamaño de un gol de Christian Cueva contra Colombia en Barranquilla. ¿Por qué en plena Eliminatoria Rusia 2018 el debate no era la camiseta de Paolo sino el vestido de una novia? La foto que se viralizó en redes sociales es de Manuel Zevallos y Milagros Polo Peña y ocurrió en marzo, horas antes del Perú-Uruguay. Milagros trabaja en una aerolínea y Manuel es oficial de la Marina de Guerra. Ella contó en un post de Facebook que le dio suerte a la selección esa noche e incluso transcribió el diálogo con el Tigre, pocas horas después de este encuentro. El Swissotel es un hotel cercano al Olivar de San Isidro con salones alfombrados y techos altos donde podrían hacerse fotos mejor que con Photoshop. Ahí, además, se ha forjado otra cábala: la presencia del presidente Pedro Pablo Kuczynski en la concentración. Fue contra Ecuador, Argentina, Brasil y Uruguay. Los selfies están ahí. Perú sacó siete puntos de 12 posibles. Pero volvamos a la novia: en Argentina, tocar a una da mucha suerte. Esa noche de marzo, Milagros lo va a saber:
–De pronto abren la puerta de un salón y sale disparado Gareca y dice: ¡Hay que tocar a la novia porque eso da suerte! Y le dice a Manu: ¿Puedo tocar a la novia?
–¡¡¡”Sí, claro”!!!, le dice Manu–. Gareca voltea y le dice a su asistente: “¡¡¡Vení que tocar a la novia da suerte!!!”
–Me tocó el brazo y yo: “Por favor tóqueme, porque Perú tiene que ganar”.
Y Perú sigue ganando, hasta hoy.
GARECA (2015-2022)
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