Igual que la Piedra Rosetta permitió al mundo moderno comprender la florida cultura de los egipcios, Jeroen de Vries cree imprescindible que el hombre produzca un gran documento que le sobreviva. Una obra única que permita descifrar la Humanidad a ojos de futuras civilizaciones, incluso cuando el ser humano se haya extinguido.
De Vries ha dedicado su investigación de doctorado en el Instituto de Nanotecnología MESA+ de la Universidad de Twente (Holanda) a fabricar un disco hiperresistente. Tanto, que conservará su información a pesar del tiempo y quedará para quien habite el planeta dentro de un millón de años.
La producción del disco se enmarca dentro de un proyecto más grande llamado Documento de la Humanidad.
Estamos buscando la forma de almacenar datos de tal manera que lleguen intactos al futuro y sean comprensibles incluso a una inteligencia no humana. Podemos, por ejemplo, dejar como legado una copia digital de la Mona Lisa u otros cuadros que representan nuestro paso por la Tierra, cuenta Jeroen de Vries vía telefónica a BBC Mundo.
Si no hacemos nada, no podremos elegir qué información pervive, ya que sería cuestión de casualidad, añade el director del doctorado, Miko Elwenspoek.
Y es que, pese a que en esta era de internet la cantidad de información que producimos es ingente, pocos piensan en conservarla para que resista el tiempo a gran escala. Los DVD o CD de los que tenemos en casa pueden resistir unos 40 o 50 años a temperatura ambiente.
CD A LA PARRILLA La gran aportación de de Vries al Documento de la Humanidad es la durabilidad de este CD, capaz de resistir como mínimo un millón de años, aunque queremos hacerlo aún más longevo, asegura.
Para demostrar la robustez de su disco, la Universidad de Twente ha producido un video en que muestra que puede acceder a su contenido incluso después de someterlo al calor de todo tipo de hogueras.
En el video se ve cómo un estudiante de la universidad fríe un huevo directamente sobre el disco, después lo quema junto con carbón y, no contento con eso, decide terminar por cocinarlo a la parrilla junto con un par de hamburguesas.
El disco supera todas estas pruebas: su contiene sigue siendo accesible.
De Vries basa la convicción de que el disco logrará resistir tanto tiempo en una ecuación matemática llamada ecuación de Arrhenius. Según ésta, el material debería resistir al menos una hora a 188 grados centígrados para simular el deterioro que sufren los materiales en un millón de años.
EL TRUCO DE LA LONGEVIDAD El truco que utilizamos es insertar puntos de material en cerámica, que es químicamente, térmicamente y mecánicamente muy resistente. El material incrustado en la cerámica está protegido de cualquier embate ambiental. Esto hace que los datos sean robustos durante millones e incluso miles de millones de años, explica Miko Elwenspoek.
El plan del proyecto Documento de la Humanidad tiene pensado incluso cómo y dónde es el mejor lugar para ubicar ese regalo informativo para nuestros sucesores en la Tierra.
Su idea es proteger los discos guardándolos en los mismos recipientes que contienen los residuos nucleares para que su exposición a las inclemencias del mundo sea la menor posible.
Por ahora se han producido cuatro discos hiperresistentes, aunque ninguno es el definitivo. Eso tomará unos años, dice Vries, que asegura que su disco tiene aún posibilidad de mejorar y ser aún más resistente.
La información que contiene el disco que se ha quemado en el video es sólo un ejemplo, aún no está completo con la historia relevante sobre la Humanidad.
En esta versión de prueba se insertó un código QR en el CD, que se reprodujo cada vez más pequeño hasta una escala nanométrica, para comprobar que la información no se daña. Pero probablemente sea otro tipo de codificación la que se utilice en un hipotético CD definitivo, explica Vries.
Los prototipos ya tienen una característica que pretenden que no varíe: no se podrán modificar. Ésta ha sido una decisión intencional. Una vez se graban los datos esa información no se podrá cambiar, ampliar ni alterar. No queremos que nadie lo pueda modificar.