FERNANDO LOZANO @ferlozan Desde México

Lo más alucinante de probar unos Google Glass es, precisamente eso, usarlo. Ser uno de los pocos miles de privilegiados que han podido tener en sus manos el dispositivo más esperado por los amantes de la tecnología desde el iPad, es emocionante (aunque suene muy geek). Aquí, mis impresiones de unos minutos de demostración en medio del Google Press Summit 6.0, The Next One Billion, una conferencia regional organizada por el buscador en México DF.

Lo primero que llamó la atención al ponerme Google Glass es que es bastante ligero (50 gramos según información oficial) y, al menos para un usuario que usa lentes todos los días, como yo, no representa ninguna molestia extra. Los encargados de Google me dijeron que podía usarlo sobre mis lentes, lo intenté pero es incómodo. Esto no será un problema cuando lo comercialicen porque ya anunciaron que tendrán la posibilidad de incluir lentes a medida.

Lo segundo fue darme cuenta de que no tendrás que ver el mundo a través del lente cuadrado de Google Glass. Es decir, el prisma no estará sobre tus ojos. Los representantes de la compañía dicen que está hecho para no obstruir la visión, con lo que podrás hacer otras cosas mientras lo usas, a diferencia de los smartphones por ejemplo. Más bien, para ver en esa pequeña pantalla cuadrada (que en realidad es un prisma que proyecta luz directamente sobre tu retina), tuve que levantar ligeramente la mirada y activar el dispositivo diciendo OK glass.

Esto fue un poco incómodo al principio, sobre todo cuando le pedí que tome una foto (“take a picture”), pues al mirar hacia arriba, involuntariamente, uno sube un poco la cabeza, con lo que la primera foto salió fuera de cuadro. Sin embargo luego te vas acostumbrando. Es como muchos otros nuevos dispositivos, siempre toma un pequeño periodo de aprendizaje.

El aparato puede manejarse de dos formas: hablándole directamente o tocando el marco de la derecha, donde está su ‘cerebro’ (CPU, batería, GPS), y que tiene una superficie táctil. Al decirle “ok glass”, en la pequeña pantalla (640360p) se despliega un menú con varias funciones como tomar una foto (con su cámara de 5MP) o grabar un video de 10 segundos (“ok glass, record a video”). La respuesta es inmediata. Puedes visualizar el resultado y luego compartirlo en las redes sociales con otros comandos de voz.

También se puede manejar con el panel táctil. Lo tocas para que aparezca el menú y lo desplazas hacia arriba o hacia abajo para navegar y activar la distintas funciones.

Es un poco raro ponerse por primera vez unos Google Glass. Al principio sientes que no podrías estar todo el tiempo usándolo (lo mismo habrán pensado los usuarios de los primeros teléfonos móviles y miren ahora), pero también empiezas a pensar qué grabar, qué lugares buscar, para qué otra cosa te puede servir. Se convierte en uno de esos aparatos que “tienes que” tener.

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