MARIANNE BLANCO

Jacqueline Luque es Psicóloga Clínica, practicante de yoga y masajista. Su especialidad es el masaje tailandés un tipo de práctica muy poco difundida en nuestro país pero que considero que todos deberíamos probar, por lo menos una vez. La experiencia es deliciosa, interesante, reveladora, holística. Este tipo de masaje no se suele enseñar en centros peruanos y los buscadores deben aprovechar la llegada de un especialista que de un taller para aprender la técnica. Esto fue lo que le sucedió a Jacqueline. Elena Flores, una maestra mexicana formada en el Hospital Tradicional Tailandés de Chiang Mai, le dio dos talleres cuando estuvo en Lima. En esta entrevista Yaki, como la llaman quienes la conocen nos cuenta detalles sobre su trabajo con esta maravillosa técnica ancestral:

¿Qué caracteriza el masaje tailandés? A simple vista es un masaje que combina movimientos suaves como intensos, sutiles como la digitopresión sobre las líneas de energía del cuerpo, y burdos como estiramientos y presiones palmares y plantares, a veces con movimientos muy parecidos al yoga. Pero si te fijas bien es una experiencia que genera una atmósfera meditativa y espiritual. Este masaje considera no solo el contacto físico con el paciente, sino una conexión con la energía universal, hay una intención de trasmitir felicidad y paz. Se produce gran sinergia a través de la cual se beneficia no solo el receptor del masaje sino también quien lo brinda.

¿En qué época surge y qué orígenes tiene? En la época de Buda, o sea hace aproximadamente 2.500 años. Su fundador fue el indio Shivagakormapaj, que era médico de la comunidad del Buda Gautama. Él tenía el conocimiento de las técnicas de masajes con las que se trabajaba en la medicina ayurvédica, el uso de plantas medicinales y el yoga. Sin embargo sus orígenes se remontan mucho más atrás, cuando comenzaba a asentarse la etnia thai, un pueblo originario del suroeste de China quien llevó consigo conocimientos acerca de los meridianos de acupuntura. En este proceso se sucede de manera natural una amalgama entre las dos medicinas orientales, gestándose una práctica médica singular, con el masaje tailandés como producto único de la cultura tailandesa.

¿Es para todas las edades? El masaje tailandés es para todos, se adapta a todas las personas, sin importar edad o sexo. Las contraindicaciones son: descompensación cardiovascular, osteoporosis, durante el embarazo, enfermedades agudas, enfermedades reumáticas en períodos agudos, arteriosclerosis, estados febriles, tromboflebitis, osteomielitis y cáncer (salvo con permiso médico).

¿Qué beneficios brinda este masaje? Tiene muchos beneficios, pero los que más resaltan son: aumenta la conciencia de sí mismo; silencia la mente; favorece la concentración y la claridad mental; mejora la flexibilidad de músculos, ligamentos, tendones y fascias; desbloquea toxinas atrapadas entre los tejidos y articulaciones; combate el dolor de cabeza, dolores de espalda; es una ayuda contra la depresión y las reacciones de ira; brinda consuelo y es un profundo sanador emocional.

¿Qué lo hace tan diferente a los demás? Es un masaje sencillo, sobrio, no requiere del uso de aceites ni de camilla, tampoco hay necesidad de que el paciente se desvista. También es dinámico y variado, algunos pacientes me dicen que es entretenido, no se vale quedarse inmóvil. Sin embargo, al final algunos pacientes se quedan dormidos, y yo los dejo que duerman un poco. Y les digo que mantengan ese estado hasta llegar a sus casas y todo el día. Es el compromiso.

Por otro lado, desde afuera puede parecer un masaje de bastante contacto físico, pero no solo es eso. El masaje tailandés trabaja sobre diez líneas de energía conocidas como ‘sen’, y que tienen gran similitud con los meridianos de acupuntura y los nadis del ayurveda. Esta es la parte más sutil del trabajo de masaje. Como también está el uso de la respiración, coordinar cada maniobra con la inhalación y exhalación no sólo facilita la concentración del masajista, sino también el buen manejo de la energía. Mantenerse atenta a la respiración permite gestionar mejor la energía.

¿Cada cuánto tiempo se recomienda dar estos masajes? ¿Y por qué? Si bien en Oriente la gente se da masajes con bastante frecuencia, hasta dos o tres veces por semana, recomiendo un masaje a la semana, pero si esto te resultara demasiado, por lo menos hazlo una vez al mes, te ayudará a sentirte más flexible si tu vida es sedentaria. Y si eres deportista, te ayudará a enfrentar mejor las lesiones, superar el dolor, evitar las contracturas, y en general para mejorar tu rendimiento deportivo.

Para la medicina ayurvédica el masaje es fundamental para conservar la salud, es una de las terapias de prevención, ¿verdad? Es totalmente preventivo, disminuye el estrés, regula las funciones de las glándulas, activa la circulación linfática y de la sangre, estimula el funcionamiento de los órganos internos, estabiliza el estado de ánimo, fortalece el sistema inmunológico, estimula los tejidos, los huesos, flexibiliza las articulaciones, hace que las toxinas circulen y las botes rápido… ¡Qué más se puede pedir!