Con la tecnología como nuestra compañía diaria, es casi imposible prescindir de ella en cada momento de nuestros días. Es así que de repente nos encontramos grabando cada momento que experimentamos o tomando fotografías del mínimo detalle. Y claro que esto no tiene nada de malo, el tema está en qué es lo que hacemos luego con ese contenido. En pleno 2023, es común que caigamos en la sobreexposición de nuestra vida privada en redes sociales y tal vez ni siquiera nos damos cuenta. Por ese motivo, conversamos con Jocelyn Acuña, psicóloga y psicoterapeuta fundadora del Centro psicológico Psiconexión, quien profundiza en el tema.
¿Por qué las personas comparten su vida privada en redes sociales?
“Es importante entender que en nuestro cerebro hay centros de recompensa, es decir, que parte de nuestro cerebro se activa cuando nosotros lo reforzamos. Al compartir información de nuestra vida en redes sociales (ya sea nuestra rutina, lo que comemos, etc), se activan esos centros de recompensa que también son conocidos como reforzadores”, explica
La especialista en salud mental hace hincapié en el hecho que de alguna manera, los seres humanos estamos acostumbrados a realizar ciertas acciones en base a reforzadores. Ya sea estudiar para obtener una buena calificación o cumplir con una meta para luego festejarla, nuestra vida muchas veces se basa en esa estimulación interna.
“El compartir o publicar algo en redes sociales también es un sistema de recompensa. Es así como nos comunicamos con los demás, como los vemos y la forma en la que alcanzamos esa relevancia social”, afirma.
Además, Acuña precisa que muchas de las publicaciones hoy en día se dan por la presión social. Actualmente, para que tu pertenezcas a un determinado grupo de personas, tienes que estar presente en redes sociales como Instagram, TikTok y Facebook. “Desafortunadamente, si no estás activa en estas redes sociales, puedes llegar a ser excluida o ya no se comunican contigo. Esto hace que compartir tu vida en las plataformas digitales tenga un cierto nivel de relevancia social, haciendo que las personas quieran exponerse cada vez más”, menciona.
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¿Cómo identificar cuándo estos comportamientos son negativos o peligrosos?
De acuerdo a la profesional, nos encontramos frente a un panorama peligroso cuando cuando estas publicaciones se vuelven obsesivas. Es decir, cuando toda tu rutina depende de las publicaciones que realizas. Por ejemplo, “dejo de trabajar por publicar algo referente a lo que estoy haciendo”. Eso se genera a través de una obsesión.
“Otro comportamiento negativo se da cuando nos volvemos agresivos con nosotros mismos o con los demás cuando vemos algo que no nos gusta. Esto se evidencia en los famosos ‘haters’, quienes son personas que comentan de manera agresiva las publicaciones de otras personas para generar malestar”.
Una clara conducta de riesgo también se presenta cuando nos volvemos excesivamente autocríticos y nos autosaboteamos. Por ejemplo, esto se puede dar cuando publico una foto de mi comida y al instante me digo a mi misma “¿por qué subiste esa foto?” “debes publicar algo más”. Asimismo, si subir una publicación me genera ansiedad a causa de la cantidad de likes o comentarios que recibe mi contenido, estamos al frente de una conducta de riesgo.
¿Qué hacer al respecto?
Es clave siempre buscar un equilibrio de comportamientos. No es malo que nosotros queramos publicar y compartir nuestra vida en redes sociales, es normal. Lo que es clave es hacerlo con moderación. Decirnos a nosotras mismas: “ok, me permito publicar ciertas cosas, pero hay otros temas más privados que son importantes reservarlos para ambientes mucho más íntimos”.
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