Bruce Lee: el dragón de las artes marciales
A pesar de su temprana muerte, Bruce Lee sigue en el recuerdo de sus miles de fanáticos que continúan vibrando con sus movimientos de cobra. A 70 años de su nacimiento recordemos la trayectoria del dragón de las artes marciales.
Cuando el 27 de noviembre de 1940 nació en un hospital de San Francisco el pequeño Bruce Lee, nadie imaginó que unos años después, su genialidad en las artes marciales le abriría las puertas de occidente a muchas manifestaciones de la cultura asiática.
Sus conocimientos de Tai Chi, sus estudios universitarios de filosofía y el dominio de una variedad del Kung Fu denominada Wing Chun Gung Fu, originaron que el productor estadounidense William Dozier, lo animara en 1964 a realizar algunas audiciones para el cine y la televisión.
Pero su gran oportunidad llegaría en 1971, cuando el productor Raymond Chow, le ofrece participar en su primer largometraje denominado ‘Big Boss’ , el resultado fue un rotundo éxito de taquilla, el cual elevó al estatus de celebridad en Hong Kong al joven Lee.
Su destreza en las artes marciales llamó la atención de German Ku, maestro del oráculo chino afincado en Perú, quien intrigado al ver como un compatriota suyo conquistaba el mundo, preguntó a sus familiares en Hong Kong si conocían al pequeño luchador de 1,67 cm.
Grande fue su sorpresa al descubrir que Bruce, era el hijo de su amigo el actor Lee Hoy Chuen. “El era un chico como todos, su padre que era un gran artista nunca comentó que el niño sabia kung fu”, nos comenta Ku en medio de su templo de recargados decorados chinos, que bien podría ser la escenografía de una de las películas de Bruce Lee.
Sus acrobáticos saltos y el furor que causaba en la platea cuando en el clímax de una película, Lee reducía a sus enemigos con un golpe certero y un grito amedrentador, lo transformaron en una mina de oro para algunos cineastas, quienes no escatimaron recursos para producir los más hilarantes enfrentamientos entre el asiático luchador y sus contrincantes.
Son celebres los 9 minutos de lucha que sostiene con Chuck Norris, en el film ” The Way of the Dragon” (1972). Durante la pelea, Lee muestra su supremacía asiática sobre un fornido pero menos ágil Norris, quien cae en combate teniendo como escenario las imponentes ruinas del Coliseo Romano.
En el cine no hubo contrincante que evite ser abatido por los míticos movimientos de cobra del menudo y fibroso Bruce, con los músculos embadurnados de aceite o enfundado en el recordado enterizo amarillo que años después inspiraría a Quentin Tarantino en Kill Bill I.
Sin embargo, al llegar a Hollywood tuvo que lidiar con la discriminación por su origen asiático. La hija de Bruce, Shannon Lee, manifestó en abril de este año al develar la estatua de cera de su progenitor en el Museo de Madame Tussaud: “Mi padre representa a alguien que llevó adelante una lucha étnica en su vida y la superó”.
El 20 de julio de 1973 cuando se encontraba en Hong Kong preparando el guión de su próxima película, un dolor de cabeza espeluznante aquejó al actor de 32 años de edad. Cuando fue ingresado de emergencia en un hospital, Lee ya había muerto de un edema cerebral. Dos meses después fue estrenado “Enter the Dragon” (Operación Dragon), cinta en la que participó actuando y dirigiendo las escenas de lucha.
Con todos los golpes de taquilla que Lee dio en vida y los precedentes que dejó en su paso por el cine, nadie pudo evitar que su memoria sea castigada con el olvido. Hace unos meses se supo que su antigua casa en Hong Kong se estaba utilizando como un motel al paso. Las autoridades se comprometieron a licitar el espacio y convertirlo en un museo en su honor.
Quizá el homenaje más significativo lo recibe de sus admiradores, que se cuentan por miles alrededor del mundo y quienes siguen mirando con devoción sus películas para descubrir cual era el secreto de sus alucinantes movimientos.
(Dick Cáceres Navarro)
Fotos: Archivo