Gran cierre Ciclo Sinfónico Sociedad Filarmónica de Lima
Luego de la inolvidable presentación del violinista Maxim Vengerov en el Santa Úrsula, llegó otro grande músico ruso, Yuri Bashmet, considerado el “Paganini de la viola” y uno de los más famosos intérpretes de este instrumento. En el Gran Teatro Nacional se presentó junto a su famosa agrupación Los Solistas de Moscú, orquesta de cuerdas que nos ofreció espectaculares versiones de las serenatas de Dvořák y Tchaikovsky, además de la célebre “pequeña serenata nocturna” de Mozart. Cerraron una excelente velada con la polka de la “Suite Gogol” de Alfred Schnittke. El nivel de la orquesta fue mayúsculo y el ambiente en general lo disfrutó mucho.
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Debido a la cancelación de la gira de la prometida Orquesta Sinfónica de Beijing por falta de fondos para su viaje, La SFL reprogramó un concierto para la fecha pactada con la Sinfonietta de la SFL, agrupación de los mejores músicos locales, en los que convocó a dos solistas y un director invitado. La famosa violinista Lara St. John volvió a Lima, además del joven y virtuoso pianista chino Mei Ting Sun, ambos dirigidos por el alemán Jonas Alber. El programa fue muy atractivo e inusual, consistente en dos oberturas y dos conciertos. Esa noche se volvió un pastiche de virtuosidad en una forma inesperada.
Primero, Alber demostró un estilo impecable en la conducción de la Sinfonietta, tanto en la obertura “Las criaturas de Prometeo” de Beethoven como en “La Scala di Seta” de Rossini. Máximo control de tiempos y coordinación energizante, dando la Sinfonietta un excelente resultado.
El pianista Sun demostró máxima virtuosidad y elegancia con el concierto para piano “Coronación” de Mozart. Bellísimos pasajes y gran fidelidad al estilo mozartiano. La ovación no se hizo esperar, ante lo que nos regaló al piano solo valses de “Der Rosenkavalier” de Richard Strauss. Qué manera de terminar una interpretación que con uno de mis compositores favoritos, ¡totalmente inesperado!
Luego vino el turno de la extraordinaria Lara St. John, y es que los adjetivos no son gratuitos. El programa original de la orquesta de Beijing era presentar el Concierto no. 1 de Paganini, un compositor del que nunca se interpreta nada en nuestro país. Es extremadamente raro escuchar estos conciertos en vivo. La elección de St. John de interpretar el concierto no. 2 “La campanella” en este concierto fue afortunado, además, porque según la misma St. John me dijo, no cualquiera puede interpretarlo, ya que Paganini lo escribió para sí y se requieren brazos largos, manos grandes y mucha técnica.
St. John demostró por qué es tan aclamada por los medios mundiales. Virtuosismo, presencia escénica, gusto en la interpretación y además, conciente de su presencia en un país querido y conocido para ella, insertó en la cadenza del primer movimiento breves notas del célebre “El Condor Pasa” peruano. Este gesto, más su virtuoso resultado, arrancó aplausos espontáneos al final de ese movimiento, algo nada común entre el público de la SFL, muy respetuoso de la tradición de respetar los silencios. El concierto terminó con palmas de pie para St. John, una artista dinámica y fuera de serie, que incluso desde el inicio del concierto se asomaba por ratos para tomar fotos de la orquesta y público, para colgar en sus redes sociales en ese momento.
St. John terminó su presentación regalando la Giga de la Partita no. 2 BWV 1004 de Bach. Al término del concierto ambos solistas firmaron autógrafos y se encontraron con un público que disfrutó al máximo un excelente cierre de Ciclo Sinfónico.