Achúcarro impone tradición en el Gran Teatro Nacional
Orquesta Sinfónica Nacional – Temporada de verano
Gran Teatro Nacional. Viernes 20 de marzo de 2015
Director titular: Fernándo Valcárcel (Perú). Solista: Joaquín Achúcarro, piano (España)
Programa: Varèse: Tuning up (estreno en Perú); Falla: Noches en los jardines de España; Ravel: Concierto para la mano izquierda; Ravel: Suite no. 2 “Dafnis y Cloé”.
Por Gonzalo Tello (Ópera Perú)
Se dice que todo tiempo pasado fue mejor. Esta frase es muy discutible en el amplio espectro, pero no lo fue este viernes cuando el legendario pianista español Joaquín Achúcarro debutó en el Gran Teatro Nacional, como célebre invitado de la Orquesta Sinfónica Nacional para el cierre de su temporada de verano.
Achúcarro ha cautivado a audiencias por casi seis décadas, desde que se alzó como triunfador de la célebre Competencia Internacional de Liverpool en 1959. Desde entonces, ha cosechado grandes triunfos por su interpretación sincera de las grandes obras del repertorio universal. Su característica es simple: Busca hacer hablar al piano, con una naturalidad e intimidad que deja perpleja a su audiencia. Esta técnica demuestra la grandeza de una tradición que hoy los pianistas jóvenes no necesariamente siguen.
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El concierto se inicia de manera especial, ya que como Concertino invitado tenemos a Carlos Johnson, violinista peruano que ha hecho una importante carrera internacional y se encuentra en Lima cumpliendo diversas presentaciones. Fernando Valcárcel, director titular de la OSN, tomó la palabra para describir esta velada dedicada a dos maestros franceses y uno español que estuvo fuertemente influenciado por la escuela gala.
Como pieza de inicio escuchamos el estreno nacional de “Tuning up” de Edgard Varèse, compositor innovador y visionario de la música del siglo XX, como Valcárcel lo describe. Varèse la escribió como un encargo que parodiaba el proceso de afinación de la orquesta. Esta obra, cuando es interpretada siempre como obertura, generalmente extiende la parodia al director reclamándole al Concertino haber olvidado afinar. La obra expone temas de los grupos orquestales sobrepuestos sobre otros y le brinda una experiencia sonora novedosa al oyente. La interpretación de esta compleja obra estuvo muy bien cuidada y dio excelentes resultados, especialmente en cornos y metales, que es donde generalmente se tienen mas problemas. La percusión cumple un rol central y destaca satisfactoriamente.
Luego llega el turno de presentar al importante solista, el cual nos presenta dos conciertos para piano. Achúcarro deja hablar a su instrumento por sí solo, no teme a los ritardandos o a que las notas sean mas largas, ya que su piano recita su propio discurso. Inicia con “Noches en los jardines de España” de Manuel de Falla, una pieza íntima, refinada y muy romántica en su estilo y evocación. Si bien Falla tuvo una profunda influencia de sus colegas franceses Ravel o Debussy, y viceversa, el tono de esta obra nos recuerda por momentos al sonido del más inspirado Rachmaninov. Su interpretación es discreta y comprenetrada con la orquesta, que logra brillar con las cuerdas y obtener finas texturas de unos moderados metales.
En la segunda parte, Achúcarro interpreta el Concierto para la mano izquierda de Maurice Ravel, obra concebida por encargo para el pianista Paul Wittgenstein, quien había perdido el brazo derecho durante la Primera Guerra Mundial. Una orquesta portentosa y muy equilibrada acompaña al pianista en una interpretación que va in crescendo en el nivel de virtuosidad. La reacción del público fue muy calurosa y la emoción del solista mas que obvia, por lo que regaló el Nocturno para la mano izquierda, Op. 9, no. 2 de Alexander Scriabin, una delicia musical que coronó su participación.
Finalmente la OSN, la cual fue reforzada por músicos invitados, interpretó la suite no. 2 del ballet “Dafnis y Cloé”, también de Ravel. Esta es una obra exigente para gran orquesta que nuevamente Valcárcel supo controlar, redistribuyendo el orden de jerarquía en los metales y equilibrando los volúmenes, dando un resultado muy sobrio y elegante.
El programa de este concierto fue sofisticado, logró conectar a un público que supo agradecer con mucho entusiasmo de pie, así como escuchar con silencios sepulcrales las partes mas íntimas y delicadas de cada pieza.
Parte importante del desarrollo de esta orquesta es su intercambio con artistas de gran renombre como Achúcarro. En este sentido, es importante destacar el apoyo que le ofrece el Ministerio de cultura al gestionar la llegada de estas personalidades, que no solo son legendarios y con mucha trayectoria, sino que además están dentro del circuito musical internacional. Al venir, Lima se vuelve parte de este circuito y las noticias de que nuestra ciudad tiene un teatro de importantes características permite que otros artistas acepten venir.