Entonces, empecemos a poner antenas
El tema de las antenas de telefonía celular ha vuelto a cobrar relevancia y hay varias cosas que han quedado claras:
1. Las antenas no representan una amenaza para la salud. La OMS está más preocupada en lo que pueda causar el uso del celular. Por el momento hay preocupación por lo que pueda generar el sobrecalentamiento de tejidos por llamadas de larga duración. Es decir, tener el celular funcionando pegado al cuerpo por mucho tiempo. “En el 2016 se hará una evaluación de riesgos a partir de todos los resultados de salud estudiados con relación a los campos de radiofrecuencias”, dice su web.
2. En el Perú hay un déficit de antenas. ¿Entonces, las ciudades se llenarán de ellas? No. Ya no hay que pensar en esas estructuras horrorosas y que pueden ser un peligro. Las operadoras deben ponerse de acuerdo para compartir espacios y usar soluciones armónicas con el paisaje urbano.
3. Al tener más antenas, estas requerirán menor potencia. Como la señal mejorará, nuestras baterías también durarán más tiempo.
4. Faltan campañas de educación, pero nadie se ha comprado aún el pleito. El MTC está preparando una, ¿y el resto?¿Qué hay de los operadores y las municipalidades? Todos los actores tienen responsabilidad en el tema.
Si ya no hay deficiencias en la infraestructura, por fin los usuarios podremos saber si las actuales dificultades que presentan los operadores eran ciertas o simples excusas para justificar un mal servicio.