Jomayvit Gálaga Puerta

El filósofo y catedrático y Ugarteche (1871 -1921) nunca habría imaginado que su nombre terminaría denominando a una de las avenidas más caóticas de Lima un siglo después de su muerte. Los miles de vehículos que transitan al día forman cuellos de botella en las intersecciones y terminan perjudicando al eslabón más vulnerable de este ecosistema vial: el peatón.

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Este informe empezó días atrás con una serie de denuncias que llegaron al WhatsApp de la campaña #PasaEnLaCalle (995818486) por la falta de tiempo que tienen los peatones y ciclistas para cruzar Javier Prado, ya que los semáforos brindan hasta 6 veces más de tiempo para que el auto pase -en su mayoría 120 segundos- y, para quienes van a pie o en bicicleta, la luz le da solo 15 a 20 segundos para cruzar. Aún peor: ese tiempo de espera aumenta cuando los policías de tránsito le dan prioridad al flujo vehicular, a pesar de que hay semáforos operativos.

El tiempo del semáforo peatonal en Javier Prado es tan escaso que, en ocasiones, solo permite cruzar un sentido de la vía, obligando al peatón a quedarse en la mitad (Foto: Renzo Salazar)
El tiempo del semáforo peatonal en Javier Prado es tan escaso que, en ocasiones, solo permite cruzar un sentido de la vía, obligando al peatón a quedarse en la mitad (Foto: Renzo Salazar)
/ Renzo Salazar

Ello, pese a que el artículo 60 del Reglamento de Tránsito indica que cuando un agente dirija el tránsito en un cruce con semáforo, las luces de este deben estar apagadas.

Un equipo de El Comercio recorrió varios puntos , entre Paseo Parodi y Las Flores. Comenzamos cruzando esta vía, a la altura de Rivera Navarrete, en pleno centro financiero de San Isidro, un distrito reconocido por velar por los derechos del peatón. Aquí, cruzar a pie de forma segura nos obligó a esperar, en total, 8 minutos. Inicialmente el semáforo le daba 130 segundos al auto (y solo 30 segundos al peatón), sin embargo, el policía que dirigía el tránsito ignoraba las luces y priorizaba el paso de autos por varios minutos más.

/ Renzo Salazar

Luego de casi 6 minutos, una vez que el policía detuvo los autos de ambos sentidos de Javier Prado, los vehículos de la avenida Rivera Navarrete doblaban a la izquierda para tomar la gran vía sin darle paso a los peatones que se quedaron en la mitad de ambas pistas, por dos minutos más. El policía nunca los detuvo, haciendo que los peatones quedaran a la mitad. El resultado: peatones que esperaron 8 minutos en total, para cruzar -corriendo- una pista de 25 metros solo en 45 segundos, y en dos partes. Los vehículos tuvieron hasta 480 segundos a su favor.

El Comercio conversó con ellos. Piero Migone tiene 23 años y cruza esta vía de lunes a viernes en scooter hacia su trabajo. Él considera que si bien se le da prioridad a los usuarios de vehículos de micromovidlidad, el tiempo es escaso. “Entra solamente un grupo, se queda otro y se demora demasiado”, asegura. Señala que el problema principal es uno que se viene arrastrando de años: la falta de buenas ciclovías. “Me parece que con una ciclovía improvisada, la policía hace su mayor esfuerzo pero no es suficiente”, añade.

Igualmente Mario Orellano de 26 años, quien comenzó a utilizar bicicleta dos años antes de iniciada la pandemia y se topó con las grandes diferencias que existen al momento de trasladarse. Vive en Jesús María y trabaja en San Isidro, motivo por el cual siempre debe pasar por el semáforo que está en el cruce entre las avenidas Arequipa y Javier Prado. “Yo creo que el problema aquí es la congestión vehicular y la mala gestión de los policías que interrumpen los semáforos que ya están preestablecidos”, añade.

De la misma manera, quienes se dirigen a estudiar sufren las consecuencias de que se le dé tan poco tiempo para cruzar al peatón. Brianna Mechán tiene 18 años y para dirigirse a su instituto siempre cruza caminando la Javier Prado por el semáforo de Paseo Parodi. “Me parece demasiado injusto, porque tenemos que esperar como 45 segundos o menos, mientras que los carros tienen como 130 segundos. Me incomoda porque a veces llego tarde porque estoy aquí esperando para cruzar a pesar de que salgo temprano”, asegura.

¿Policía reemplaza semáforo?

Uno de los problemas que más repiten los peatones es su incomodidad con el policía de tránsito que interviene a pesar de que el semáforo esté operativo. Esto ocurre, por ejemplo, en el cruce de las avenidas Arequipa con Javier Prado, de día y de noche.

El semáforo está operativo y dando luz verde para que los peatones puedan pasar la avenida Javier Prado, pero la policía de tránsito asume el rol del semáforo y da prioridad a los autos. Esto sin que haya congestión vehicular necesariamente.

“No solamente es el tiempo”, reclama Walter Palomino, de 34 años, quien trabaja en el centro empresarial de San Isidro, “sino que normalmente los policías le dan preferencia a los carros que vienen por Javier Prado y aguantan a los peatones, por lo que tres minutos de semáforo se convierten en cinco”.

El coronel (r) de la PNP Franklin Barreto señala que los semáforos de Lima son presincronizados, y si bien está permitido que el policía corrija cuando estos generen congestión, hay una contradicción en el Reglamento Nacional de Tránsito. “Ahí dice que las indicaciones del policía de tránsito prevalecen sobre cualquier disposición de tránsito, sin embargo la normativa indica también que cuando un policía está en una intersección complicada, para ejecutar las funciones de control el semáforo debe apagarse”, explica.

Recalca que es complicado que se cumpla la normativa, ya que la capacidad de apagar o prender semáforos no está en la policía, sino en otros actores como Pro Transporte, Pro Tránsito y municipalidades distritales, cuando debería estar en todo caso centralizada por la Municipalidad Metropolitana de Lima.

El auto como prioridad

David Soto es un joven venezolano de 35 años que maneja bicicleta desde que llegó a nuestra ciudad. Nos comenta que hay zonas en donde el tiempo para cruzar de los peatones y ciclistas es muy breve y por el contrario para los autos es mucho mayor el tiempo. “Por lo menos aquí en Javier Prado hay un semáforo que es como un ‘puente roto’: incruzable. Los carros pasan y pasan, y uno tiene que estar entre 1 o 2 minutos detenido para que cambie el semáforo, eso debería mejorar”, recomienda David, quien como ciclista siempre ha sentido que no hay una conciencia de los conductores de autos en relación a los ciclistas y peatones.

De la misma manera, Miriam Vera tiene 41 años y como ciclista profesional nos comenta que siempre cruzar la Javier Prado se le hace complicado pues los conductores de auto no respetan la vía de ciclismo. “Muchas veces se prioriza al carro, creo que debe haber un poco más de educación y de empatía”.

El colectivo Peruanos de a Pie menciona que en la gestión de Manuel Velarde, exalcalde de San Isidro, se realizó un diagnóstico en el cual se calculó que en hora-punta hay 3 mil peatones por metro cuadrado por hora que transitan en esta avenida; sin embargo, el ancho de las veredas es mínimo y no se abastece. “Hay tramos donde las veredas son muy angostas pues se ha priorizado al auto por sobre al peatón, cuando realidad los estudios de desplazamiento en las ciudades demuestran que la mayoría de viajes se realizan en transporte público y sobre todo a pie”, dice el colectivo.

Asimismo, añaden que si bien la forma más eficiente de desplazarse en distancias cortas con el menor espacio público es a pie, o en bicicleta, el imaginario popular se ha construido desde pequeños en base a un auto; es decir, todos hemos aprendido que tránsito o movilidad equivale a carro. “Desde chiquitos la mass media nos enseña eso, y nuestra desorganización en cuanto al tránsito es muy alta porque no hay una sola autoridad, solo en Lima hay más de 43 autoridades si tomamos en cuenta a las municipalidades”, añaden.

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