A bordo de su bimotor Lockheed Electra 10E y acompañada por el capitán estadounidense y navegador Frederick J. Noonan, Amelia Earhart emprendió el 1 de junio de 1937 su gran aventura: dar la vuelta al mundo por la linea ecuatorial. Algo inusual para la época y mucho menos para una mujer.
Earhart y Noonan siguieron la siguiente ruta: Miami, Sudamérica, África e Indias Orientales. En un mes recorrieron 33,000 kilómetros. “Amelia Earhart espera llegar hoy a la isla de Howland”, titulaba El Comercio un 2 de julio de 1937. Sin embargo, en el último tramo del viaje entre Nueva Guinea y la isla Howland (junto a Australia) un temporal los sacó del aire.
“Earhart partió a la medianoche en un emocionante arranque”, informó aquel día el Decano en su primera plana. Se estimaba que en 18 horas llegaría a Howland, una isla conocida por haber suministrado guano en otras épocas. Hasta allí nada hacía presagiar que la primer mujer piloto en cruzar el Atlántico se perdería para siempre.
Los cables desde Honolulu (Hawai) de las agencias AP y UP no cesaban de llegar a la redacción aquel 3 de julio de 1937. De esta moderna manera, los lectores del Decano siguieron paso a paso la búsqueda de Earhart.
A las 4:00 p.m. del 3 de julio se recibieron mensajes de la nave anunciando que tan solo tenía combustible para 30 minutos de vuelo. Para los expertos Earhart descendió en el Océano Pacífico por falta de combustible, pues se creía que voló más allá de la meta.
Desde Los Ángeles (EE.UU), dos radioaficionados Walter Macenamy y Carl Pierson afimaron haber interceptado persistentes llamados “SOS KHAQQ”, algunos minutos después de la una de la madrugada del 3 de julio. El monograma “KHAQQ” corresponde a la estación transmisora del aeroplano de Amelia Earhart.
El crucero británico “Achilles” informó a las 3:28 a.m. haber captado una llamada de auxilio de Earhart. Barcos de Estados Unidos, Japón e Inglaterra participaron en su búsqueda.
Para el 6 de julio, el guardacostas “Itasca” avistó luces que se creían era de su avión. Inmediatamente envió este despacho: “Miss Earhart podemos ver sus luces. Vamos hacia donde está Ud.” Sin embargo, los destellos correspondían a meteoros y fueron vistos también en la isla Howland.
“La marina de los Estados Unidos ha iniciado la más formidable búsqueda organizada en tiempos de paz para dar con el paradero de la famosa aviadora”, informaba El Comercio a cuatro días de su desaparición. El portaviones “Kamol” y el acorazado “Colorado” se integraron a las tareas de localización.
Otra de las teorías que circulaban por esos días consistía en que Earhart logró refugiarse en el arrecife Winslow, ubicado en el Océano Pacífico. Los aviones patrullaron la zona pero no encontraron rastros ni de la piloto ni el avión.
Sin obtener resultados positivos, la marina suspendió la búsqueda y el gobierno de Estados Unidos declaró a Earhart y Noonan muertos un 19 de julio de 1937.
Ocho décadas han transcurrido para que nuevas investigaciones estén a un paso de revelar si los restos hallados en 1941 pertenecen a la pionera de la aviación mundial.