José Abelardo Quiñones González, cuyo nombre está ligado eternamente a la aviación peruana, se inmoló en defensa de los intereses nacionales en el histórico conflicto bélico con Ecuador, a inicios de los años 40. Mientras esto ocurría en nuestra frontera norte; en Europa, la Segunda Guerra Mundial estaba en pleno avance, con las fuerzas alemanas bombardeando tierra soviética, especialmente Moscú y Kiev; y en el Pacífico, con Japón alistándose sigilosamente para un avance total que terminaría en el ataque a Pearl Harbor. El feriado de hoy, 23 de julio, es en honor a nuestro aviador-héroe.
Un día antes de la gloriosa muerte de José Abelardo Quiñones, el 22 de julio de 1941 en la frontera entre Perú y Ecuador, las cosas pasaron de ligeras escaramuzas a la batalla franca, con la incursión ecuatoriana por el río Zarumilla. El ataque desde las dos de la mañana se inició en la zona del Lechugal, y dejó un peruano muerto: el sargento primero Pedro Chamco Chumbi.
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Durante todo el día hubo desplazamientos y disparos desde ambas partes; hasta que, al día siguiente -miércoles 23 de julio de 1941-, nuevamente al amanecer fueron bombardeadas las localidades de Matapalo, Aguas Verdes y Pocitos. Ante ello, la batería antiaérea y las fuerza peruanas de tierra respondieron frenando cualquier intento invasor.
En el transcurso de esa mañana, y hasta el mediodía, la arremetida ecuatoriana llegó hasta las zonas de La Bomba, El Caucho, La Unión y Las Cochas, resguardadas solo por la Guardia Civil peruana, y conformando en total un frente de 50 kilómetros.
Ese mismo día, la portada de El Comercio de la edición de la tarde lo decía todo: “Tropas ecuatorianas atacaron en la frontera”. En grandes letras el titular no dejaba dudas. Se reproducían cables de noticias de Talara (Perú) y Quito (Ecuador).
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La edición de la tarde del jueves 24 de julio destacaba los hechos, en medio de noticias de la Guerra Mundial europea. La versión ecuatoriana era rescatada por la agencia AP, que desde Guayaquil informaba de la “invasión de las fuerzas peruanas, y su rechazo por la artillería pesada ecuatoriana”. Desde Santiago de Chile, los representantes diplomáticos ecuatorianos se encargaban también de dar esa versión de un Perú invasor.
Pero la verdad saldría a flote luego de unas horas. Era cierto que las fuerzas peruanas sufrieron bajas, pero también que ellas repelieron el ataque de forma sostenida y exitosa. Los tres puestos peruanos, ubicados en el lado izquierdo del río Zarumilla (que corresponde a la zona peruana), respondieron con valor la agresión del enemigo.
En esa misma edición de la tarde, El Comercio informaba en base a los datos de la Cancillería peruana, en los que se anotaba que las tropas enemigas habían sido rechazadas a lo largo de la frontera, dispersándolas y destruyendo sus emplazamientos de artillería.
¿Quién fue José Abelardo Quiñones?
José Abelardo Quiñones Gonzales fue hijo de José María Quiñones y Juana Rosa Gonzales. Nació en Pimentel en 1914 y estudió desde 1924, a los 10 años, en el Colegio Nacional San José de Chiclayo (Lambayeque). Luego pasó al Colegio de los Sagrados Corazones (Recoleta) donde concluyó sus estudios.
En mayo de 1935 ingresó a la Escuela Jorge Chávez, de Las Palmas. Allí fue el número uno en prácticas de vuelo. Recibió el grado de alférez en enero de 1939; graduándose de teniente en febrero de 1941, es decir, pocos meses antes de su muerte.
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José A. Quiñones se había especializado como piloto de aviones de caza y dominaba el vuelo invertido y la alta acrobacia. Fue el primero de su promoción. En esa condición realizaría durante las celebraciones por el centenario de Arequipa, atrevidas acrobacias por las que fue felicitado por el propio presidente Manuel Prado Ugarteche.
El héroe pilotaba en el Escuadrón de Aviación de Ancón, cuando debió pasar al Grupo Aéreo N° 1 de la Base de Chiclayo. Desde ese punto voló hacia la frontera apenas se iniciaron las hostilidades con Ecuador.
Quiñones: la muerte y la gloria eterna
El entonces teniente FAP José Abelardo Quiñones pilotaba su avión North American NA-50. Eran las 7 y 50 minutos de la mañana del 23 de julio de 1941, cuando el avión del héroe partió para recuperar el territorio violado por el enemigo. Él mismo pidió ir a esa arriesgada misión de ataque. En Quebrada Seca, el aviador chiclayano se inmolaría, cual kamikaze, ante el nido antiaéreo del enemigo.
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El comunicado oficial, reproducido en el diario decano indicaba, escuetamente: “(…) En dichos encuentros murió heroicamente el teniente de aeronáutica José Quiñones González y resultaron heridos levemente los capitanes Corzo y Alva y el teniente Carbajal. La tropa sufrió pocas bajas”.
El joven Quiñones, con solo 27 años, dio un claro ejemplo de integridad y entrega por su patria. Luego, las noticias del viernes 25 de julio en El Comercio confirmarían el avance peruano que sacaba de la zona de Arenillas a los ecuatorianos, e incluso se llegó a bombardear Chacras y Huaquillas.
Las fuerzas peruanas tomaron prisioneros y confiscaron tres banderas ecuatorianas, cañones, ametralladoras, fusiles y abundante munición, “luego de vencer a los asaltantes en Cazaderos, Caravana, Refugio y Rancho chico”. Se publicó, además, el desmentido del Ecuador de un supuesto bloqueo peruano al puerto de Guayaquil, pero también el rechazo de las autoridades peruanas ante acusaciones ridículas de que “japoneses luchan en nuestras avanzadas”.
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El Comercio hizo pública una carta de un numeroso grupo de ciudadanos peruanos dirigida al presidente de la República, Manuel Prado. Se titulaba “En defensa de la patria” y se pedía allí autorización para “constituir un batallón de voluntarios que sería enviado a la brevedad posible a la frontera (…)”. Un noble gesto que se sumaba a otros en esos agitados días. El domingo 27 de julio, el diario decano daba la noticia en portada de que se había logrado “arrojar a los invasores del territorio nacional”, e incluso se indicó “un vuelo de reconocimiento sobre Guayaquil” por parte de la aviación peruana.
La muerte del aviador chiclayano no fue en vano. Se impuso finalmente el respeto del territorio nacional. Años después, por Ley N° 16126, del 10 de mayo de 1966, José Abelardo Quiñones Gonzales fue ascendido póstumamente al grado de Capitán y, además, declarado ‘Héroe nacional’.
Se estableció asimismo que el 23 de julio de cada año sea el Día de la Aviación Militar del Perú, y desde este año se conmemore con un día feriado en su honor.
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