Alianza necesita un director técnico que conozca el medio, que esté interesado en promover divisiones menores y sobre todo haya trabajado con éxito en clubes grandes. (Foto: GEC)
Alianza necesita un director técnico que conozca el medio, que esté interesado en promover divisiones menores y sobre todo haya trabajado con éxito en clubes grandes. (Foto: GEC)
Juan Miguel Jugo Rebaza

Tuvieron que pasar 50 días para que vuelva a la senda del triunfo. En un partido friccionado, derrotaron por la mínima a la Universidad San Martín y por momentos se vio al equipo con muchas ganas de revertir la mala situación que vive. La dupla técnica comandada por Víctor Reyes y Jaime Duarte debutó ganando y pudo devolver en cierta parte la confianza a los jugadores.

Alianza tiene una deuda con sus hinchas y es devolverle la sonrisa desdibujada por la mala campaña en la Liga 1 y la penosa participación en la Copa Libertadores, que bien es cierto, es costumbre ver a los clubes peruanos siendo superados en este torneo. Pero, la diferencia entre esta temporada y la anterior es que la directiva apostó por una plantilla más cara, e incluso contrató un director técnico de nivel y trayectoria, como Miguel Ángel Russo.

La renuncia del argentino ha dejado perplejos a los dirigentes y ello se notó en el frío comunicado difundido por el club tras su salida. Pensar en el sucesor de Russo es una tarea difícil, sobre todo por el proyecto que tienen como institución.

Se hablan de sucesores, suenan nombres por doquier, y es que cuando tienes “contactos dentro del club” todo puede pasar. Por ahora nada confirmado, por el contrario, todos son rumores. Sin embargo, algunos simpatizantes no pudieron evitar mencionar el nombre: Pablo Bengoechea, como si fuera la solución al mal momento íntimo, una especie de Zinedine Zidane en el Real Madrid ante el fracaso de Julen Lopetegui y Santiago Solari.

¿Es el técnico ideal para Alianza?

Sin ser mezquinos es bueno reconocer los puntos fuertes que tuvo la era del ‘Profe’: un campeonato y subcampeonato en el torneo peruano, sobre todo en 2017, cuando Alianza volvió a levantar un título después de 11 años. No obstante, después de esos dos años no existe un manual de estilo, propio de los clubes de talla mundial.

Con Pablo el sistema se resumía a centro, gol y defenderse; una situación propensa al fracaso en caso el rival tenga más dinámica y buen equipo. Sucedió con el Sporting Cristal de Mario Salas, que dio muestras de amplia superioridad en los Playoff de 2018. Tampoco se promovió a jugadores de las divisiones menores, solo José Marina y Fabio Rojas tuvieron minutos, hoy no son titulares en primera división.

La presión de salir campeón para los íntimos culminó en 2017, después de ello la tarea debe tener un equipo eficaz, que pueda competir tanto a nivel local como internacional; ello no sucedió con el técnico uruguayo. Tras su salida, la apuesta fue por Russo, quien evidentemente no tenía conocimiento de cómo es el fútbol en Perú y fracasó.

El próximo técnico de Alianza Lima debería tener un contrato hasta diciembre de 2020, presentar un proyecto con jugadores jóvenes para renovar la plantilla con la finalidad de generar un manual de estilo e identidad de juego, tal como lo ha conseguido Sporting Cristal. El entrenador también debe conocer la idiosincrasia del fútbol peruano y también a los jugadores que lo conforman.

Pensar en el futuro, sirve también para generar ingresos en venta de jugadores, no olvidemos que el último jugador aliancista que pasó al extranjero fue Yordi Reyna, hace ya seis años.

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