“Varillas altas”, por Ricardo Montoya

Dos semanas, dos finales. La evolución, en realidad, viene de hace un tiempo atrás. Ya en este 2021, Juan Pablo Varillas había suscrito un par de semis en challengers y unos cuartos de final en el ATP 250 de Santiago. Ayer mismo, en la definición de Zagreb, consiguió algo que no había hecho antes: robarle un set a Sebastián Báez. El argentino, ex número uno del mundo en juniors, es una de las apariciones estelares del circuito este año: ha ganado tres torneos y solo ha perdido un partido en este tipo de eventos en la temporada. Era muy favorito frente al peruano. Lo había derrotado, cómodamente, las dos ocasiones en que intercambiaron fuego.

Esta vez, sin embargo, en el primer tramo, Juan Pablo lo desbordó y se anotó el set inicial. Luego, después de desperdiciar una derecha fácil cuando todo estaba en equilibrio en la segunda manga, las cosas cambiaron. El peruano bajó el nivel y Báez gano en confianza. Pese al revés, el saldo es inmensamente positivo. Varillas no para de crecer.

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“Yo siento que antes Juan Pablo jugaba bien pero ahora compite bien” reflexiona su manager Alfredo Valverde, respecto del crecimiento tenístico que ha tenido. Tiene razón, Varillas, ha aprendido a lidiar mejor con los puntos importantes. Salva muchas más posibilidades de quiebre que hasta hace un tiempo. Y más allá de que en la final contra Báez se haya ido del partido después de un error no forzado, esa ya no es una de las costumbres de Juan Pablo. Su solidez emocional es diferente. Ha madurado. En octubre cumple 26 años.

Alguien que ha influido significativamente en este progreso es su entrenador desde noviembre: Diego “El Chucky " Junqueira, un ex tenista profesional, sin grandes golpes, pero muy trabajador y de enorme espíritu combativo. Esas, precisamente, son dos de las virtudes que, de a pocos, empiezan a percibirse en Juan Pablo de la mano del argentino. En el nivel tan equilibrado que se compite ahora la fortaleza mental es decisiva. Cabeza y trabajo son las claves del éxito.

El próximo lunes empiezan las rondas clasificatorias al Roland Garros y Juan Pablo es la siembra número 28. Para meterse en el cuadro principal, donde están Djokovic, Nadal, Tsitsipas, y los demás grandes debe ganar tres partidos. Llega en estupenda forma. Quizás en la mejor de toda su vida. Si el sorteo es accesible y no le toca enfrentarse a algún especialista en tierra batida, el camino se le hará menos pedregoso Desde la época de Lucho Horna, ganador en dobles en Paris, que no tenemos un tenista peruano en esas instancias. Ya es hora. Juan Pablo está listo.

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