HORACIO ZIMMERMANN @Horacon Redacción Online

LOS 4 FANTÁSTICOS. En tres años como técnico de la selección, Markarián optó por estrellas en lugar de obreros. Creyó en la inspiración de sus solistas en vez de establecer una orquesta afinada, sobre todo después de la Copa América y el debut eliminatorio ante Paraguay. La trayectoria europea de Pizarro, Vargas, Farfán y Guerrero bastó al estratega para establecer una diferencia jerárquica entre estos cuatro y los demás jugadores, y otorgarles un lugar fijo en el once titular. Sin embargo, si el uruguayo ha cometido un fallo visible es la sobrestimación de este grupo de ‘extranjeros’ que, entre lesiones, inconductas, y malos rendimientos, lo tienen fuera del Mundial.

De hecho, creyó tanto en los ‘fantásticos’ que se hizo rehén de la idea de ponerlos siempre sin tomar en cuenta el momento (futbolístico y físico) de cada uno de ellos. Markarián ‘ama’ a estos cuatro jugadores (y estos jugadores ‘aman’ a un técnico como Markarián), y, si queda alguna duda, basta con hacer un repaso rápido de los acontecimientos: Pizarro jugó resfriado ante Chile, Farfán hizo lo propio ante Colombia, Vargas fue titular con evidentes problemas físicos (estaba subido de peso) y Guerrero jugó los últimos dos partidos (Ecuador y Colombia) fundido físicamente.

Markarián se ha declarado enemigo del apelativo de los ‘cuatro fantásticos’; no obstante, si existe un responsable que se encargó de fomentar una diferencia entre estos y los demás seleccionados debido a sus excesivas concesiones y exagerada estimación no retribuida en el campo, ese fue usted, don Sergio.

¿A QUÉ JUEGA PERÚ? ¿Perú tiene una identidad de juego? Primero debemos definir qué se entiende por esto. Identidad de juego es la suma de algunos patrones que determinan a qué juega cada equipo, por encima de la capacidad individual de los futbolistas que lo conforman. Algunos ejemplos de matices de juego son: salir jugando con la pelota desde los centrales, posesión de la pelota, presión intensa en todo el campo, ataque por bandas, ataque por el medio, etc. Cada equipo tiene los suyos. Uno de los matices por el que apostó Markarián fue el buen trato de balón en la mitad del campo con volantes tipo Lobatón, Cruzado y Ramírez que obtuvieron picos altos como en el partido ante Argentina. Si uno pensaba que la selección necesitaba un ‘6’ fijo para tomar a Messi, el entrenador demostró que no era necesario y apostó por este mediocampo.

No obstante, Perú no ha dejado de ser a lo largo de estos tres años un equipo previsible en ataque y defensivamente inseguro. Previsible porque apela en exceso a ganar los duelos individuales en los metros finales en lugar de priorizar una idea de juego colectivo. De hecho, que Farfán haya pasado de extremo a delantero en plenos partidos resultó una sorpresa para los rivales (Chile y Venezuela) que trajo buenos frutos a partir de abandonar lo predecible.

Lo otro: si algo caracterizaba a Markarián como entrenador era la seguridad defensiva que sus equipos solían tener. Inclusive, en Chile se le acuñó el término de ‘ratonero’ debido esta premisa. La selección, sin embargo, no ha sido segura atrás, sobre todo de visita. Fuera de Lima no fue un típico equipo del viejo Markarián. No ha sido seguro en defensa, al contrario, fue muy ligerito (incluso ante Chile y Ecuador, en Lima, la figura fue nuestro arquero).

Si hubo errores de planteo en su proceso estos fueron los partidos ante Chile en Santiago, Paraguay en Asunción y Colombia en Barranquilla, amén del partido en Quito donde hasta el minuto 69 estábamos empatados. En síntesis, Perú ha sido un equipo irregular a lo largo de las Eliminatorias, irregularidad marcada por la diferencia abismal de rendimiento entre los duelos de local y de visita.

LESIONES, COMPETENCIA Y LA COPA AMÉRICA. Perú no conforma en cuanto a juego, pero está ahí, a dos puntos del quinto puesto, lugar que te permite jugar el repechaje. Si algún mérito visible tiene la presencia de Markarián es haberle devuelto cierta eficacia al equipo para lograr el resultado, sobre todo de local y pese a las innumerables lesiones que fueron producto del azar. Hubo lesiones, además, que fueron bastante polémicas. Una de ellas fue la de Farfán y su recordada intoxicación. En este caso, hubo silencio. De hecho, hasta la fecha no se conoce qué comió. El otro caso lo protagonizó Pizarro. Markarián creyó en la palabra del futbolista, quien le dijo que tenía un dolor en la espalda pero que podía jugar, y el entrenador no lo envió a una revisión con el médico. Más tarde Pizarro se perdería el partido ante Colombia e incluso tuvo un cuestionado permiso para viajar a España y fichar por el Bayern Múnich (regresó a Lima lesionado y no jugó ni ante Colombia ni ante Uruguay).

La poca buena imagen que obtuvo Perú se basó en haber defendido la casa al punto de ser el tercer mejor local de las Eliminatorias. Haber logrado esto sin altura o calor de por medio, es algo. La defensa de la casa no ocurría desde el proceso de Juan Carlos Oblitas a Francia 98, y en este proceso esto ha sido clave para sostener una mínima posibilidad de clasificación. Eso sí, si se hace un paralelo con el proceso del ‘Ciego’, este Perú ya no tendría chances de ir al Mundial. Y es que en esa oportunidad solo cuatro selecciones iban al mundial y no existía la chance de jugar el repechaje si quedabas quinto.

Las primeras luces o quizás la única de ser un buen competidor surgieron en la Copa América de Argentina 2011. Perú fue un equipo poco convincente (como ahora) pero que se mostró combativo si se toma en cuenta el tercer puesto logrado. Lejos de eso, no dejamos de creer que la Copa solo se trató de un torneo relámpago que sirvió para mejorar nuestra imagen a nivel sudamericano, algo que no implicaba ser mejores que los demás, y eso lo reconoció siempre el DT. Si existen otros méritos del entrenador es haber aprovechado la racha o momento de algunos jugadores. Por ejemplo, Chiroque en la Copa. Lo otro es haber encontrado puestos a jugadores que nadie tenía en mente antes del inicio del proceso (Cruzado, Yotún, Ramírez; incluso Advíncula).

INCONGRUENCIAS Y CONTRADICCIONES. Uno de los momentos más críticos de la ‘era Markarián’ fue luego de la derrota ante Paraguay en Asunción. Aquella vez el técnico, visiblemente molesto en la conferencia postpartido (algo muy característico en él), deslizó la posibilidad de no volver a alinear a los ‘4 fantásticos’ juntos debido a “la falta de esfuerzo y actitud de algunos”. “Voy a tener en cuenta los rendimientos y dar lugar a otros que puedan ayudar a que el equipo mejore”. Todo esto quedó en palabras. Al final fue una evidente incongruencia entre lo que predica y lo que practica. Vargas, Farfán, Pizarro y Guerrero volvieron a jugar juntos ante Ecuador y Colombia. Ese día Markarián reclamó actitud, pero él tampoco la tuvo para cambiar.

Otra decisión difícil de comprender fue la presencia de Vargas en el once titular en un momento en el que se mostraba con evidente sobrepeso. Según Markarián, el volante tuvo un buen rendimiento en la Copa América pese a que estaba al 80%; sin embargo, esto resulta simplemente una cuestión de azar, mas no una regla. Pensar que Vargas iba a rendir de igual manera en una situación similar fue un error de un entrenador que parece atado y obediente a lo que dicten sus cuatro estrellas. De hecho, el uruguayo hasta nos regala una contradicción entre la modernidad que predica y su obrar diario: no puedes hablar de GPS y mediciones científicas, y luego tirar a la cancha a un tipo con problemas físicos.

Hubo algunos casos en el que la autoridad de Markarián lució por su ausencia. Ejemplo: tras la derrota ante Colombia en Lima, Markarián declaró que hizo ingresar a Jefferson Farfán porque el jugador se lo pidió, pese a que él –que es el técnico y debe tener la autoridad– pensaba que no estaba para jugar. “Es más, no debió jugar” remató en la conferencia de prensa. Acá hay dos problemas. El primero es que dejó una evidencia que los ‘Fantásticos’ le doblan la mano con facilidad cuando les da la gana. Lo segundo, y a la sazón lo más grave, es que siendo técnico y estando perdiendo en Lima tal vez la clasificación al Mundial, Markarián hizo ingresar a un jugador que él sabía que no debía jugar porque no estaba bien física ni futbolísticamente (esto hizo que Jefferson no estuviera ante Uruguay el fin de semana siguiente). Y esto tiene que ver, obviamente con la sobrestimación con los ‘Fantásticos’. Cuesta creer que si Carrillo pedía jugar, el técnico también lo hacía ingresar.

LA SELECCIÓN PARALELA. Hubo un momento en el que la clasificación nunca estuvo tan en discusión durante el proceso de Markarián. Perú estaba último y sumaba cuatro derrotas seguidas en Eliminatorias (ante Chile, Ecuador, Colombia y Uruguay). Entonces el técnico uruguayo pensó en armar una selección con base en la categoría de nacidos en 1990, apuesta que confirmó luego de la derrota ante Paraguay en Asunción. Pero, ¿por qué decidió trabajar una selección a futuro? A mi parecer, Markarián optó por este camino al darse cuenta de que el Mundial tenía demasiados obstáculos que restaban posibilidades a Perú. En realidad, si no aplicó antes este plan de recambio con vistas al 2018 es porque sentía que la clasificación era totalmente posible con el plantel actual, liderado por Vargas, Farfán, Pizarro y Guerrero.

¿Está mal que Markarián haya decidido realizar este trabajo? No. Por el contrario, se trata de algo inédito que suma más de lo que resta. Lo criticable del asunto es el tiempo en que se decidió ejecutarlo. Cuando en abril de este año se le consultó al técnico por qué había decido recién trabajar a futuro y no cuando recién llegó (2010), dijo: “Porque no había visto el problema”. Condorito soltaría, merecidamente, su famoso Plop!.

Estoy seguro de que Markarián quiere ayudar, eso no lo discuto, pero resulta casi muy difícil creer que un técnico de su trayectoria, casi con 70 años, diga que no conocía la pobreza del fútbol peruano (la vivió tras los seis goles que nos hizo Chile en el verano del 2012). Si no, basta repasar unas antiguas declaraciones suyas: “Siempre hemos dicho que (el fútbol peruano) es improductivo, es desorganizado, no es autosuficiente económicamente y hay que replantearse las cosas”.

A menos de tres meses de acabar las eliminatorias, Markarián sorpende y convoca más de 30 futbolistas, pensando tal vez más en el futuro (que él no dirigirá, según sus declaraciones) y no en el presente. Tal vez un poco apurado en poder mencionar qué nos dejará una vez su proceso concluya.