Consumo nacionalista, por Milton Vela

Ni la campaña de Fiestas Patrias más optimista de los últimos años podría tener en frente un contexto de extrema peruanidad como el que estamos viendo en estos días, en pleno octubre.

 La justificada expectativa que ha generado nuestra selección de fútbol está significando para las marcas una gran oportunidad, pero también un gran reto en el corto y, muy probablemente, en el largo plazo: ¿Cómo pinto de rojiblanco a mi marca?

 Ya vimos en la Bombonera cómo Cerveza Cristal y Leche Gloria explotaron al máximo sus mensajes de peruanidad, muy asociados a su posicionamiento. El caso de Coca-Cola y Hyundai es diferente. Son marcas que, aunque no pueden gritar peruanidad en su publicidad regular, han apostado por el equipo desde el saque, y serán beneficiarias directas del destino de la selección.

 ¿Y el resto del mercado? En las últimas semanas hemos visto cómo ha ido reaccionando. El último trimestre puede reactivar el mercado y el márketing nacional sin duda.

 Pero hay dos detalles que me parecen importantes gracias a un Perú a punto de clasificar: las marcas que han optado por manifestarse en las redes sociales con sus colaboradores, y el márketing en tiempo real que ya han aplicado algunas.

 Pueden parecer detalles menores pero no es así. Desde el punto de vista reputacional, el clima laboral de las empresas se puede ver felizmente expuesto y exigido por una motivación tan importante que la competencia sin duda tomará en cuenta. Y el estar atentos a lo que la gente diga en las redes, a lo que suceda con un contexto u otro dependiente de los goles, es un gran ejercicio para el márketing moderno, que ya se esperaba en nuestro país, y que solo unas marcas habían practicado.

 Ahora es el momento de todos. Es el momento del Perú. Ya nos toca.

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