Reuters. Sony Corp probablemente recortara sus salarios -en promedio- el próximo año en una inusual medida para una compañía japonesa grande, que también contradice la iniciativa del primer ministro Shinzo Abe para elevar la paga a fin de que la economía se ponga en movimiento.
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Por segundo año, Abe está presionando a las compañías grandes para que eleven la paga básica en el año fiscal a partir de abril y refuercen la inversión, con la idea de reactivar un ciclo positivo de mayores salarios, ganancias y precios, a fin de terminar con 15 años de deflación.
El principal sindicato de trabajadores de la electrónica de Japón probablemente demandará un alza de algo más de 2 por ciento en la paga básica y se prevé en general que las empresas lo acepten.
Sin embargo, la mayoría de los trabajadores de Sony no pertenecen al Sindicato de Eléctricos, Electrónicos e Información de Japón, y la paga promedio de la compañía de 8,85 millones de yenes (74.000 dólares) es de las más altas de la industria.
Sony atraviesa una dolorosa reestructuración después de reducir sus previsiones de ganancias seis veces en dos años.
El fabricante de electrónicos dijo este año que reformará su estructura de salarios por primera vez en una década, sin dar detalles de cambios previstos en la paga.
"En este momento estamos estudiando varios temas, pues Sony en su conjunto está en una situación difícil", dijo la portavoz Yo Kikuchi a Reuters. "El sistema actual de recursos humanos fue puesto en vigor hace alrededor de 10 años, es tiempo de una revisión", agregó.
Los recortes de salarios no son comunes en Japón, especialmente en las empresas grandes, con su tradición de empleo vitalicio y compensación basada en la antigüedad.
Los empleadores normalmente se ajustan a los tiempos difíciles recortando bonos y paga por tiempo extra, además de las contrataciones de graduados recientes.
Si bien la economía japonesa se está recuperando bajo el programa económico de Abe, conocido como 'Abenomics', con ganancias en niveles récord, Sony sigue en una mentalidad defensiva.
En septiembre, la compañía amplió su previsión de pérdidas anuales netas a 230.000 millones de yenes desde 50.000 millones y canceló su dividendo por primera vez desde que abrió su capital en bolsa.