Ahondar en reformas haría más sostenible crecimiento económico
Ahondar en reformas haría más sostenible crecimiento económico
Elida Vega

El impacto de la infraestructura. Solo con la Línea 2 del Metro de Lima, el tiempo de viaje de Ate hacia el Callao –uniendo a 13 distritos– disminuirá de las más de dos horas actuales a escasos 45 minutos. Y, según el estudio de factibilidad del proyecto (Proinversión), el beneficio social por concepto de ahorro en tiempo de viaje, costo de operación vehicular, reducción de accidentes y de contaminación y revalorización de terrenos será de US$2.944 millones al 2030. 

Mientras que con el Gasoducto Sur Peruano se haría realidad la masificación del uso del gas natural en el sur del Perú, una infraestructura que asegura beneficios para los consumidores finales, menores costos de producción y la posibilidad de desarrollar, a futuro, una verdadera industria petroquímica. 

Aunque tras una simple lectura, podríamos pensar que ambos proyectos no tendrían nada en común, existe un claro consenso entre los expertos consultados respecto a los beneficios que revertirán a favor del desarrollo del país, sobre todo si consideramos –como calculan en la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional (AFÍN)– que la brecha de infraestructura entre el 2016 y el 2025 asciende a casi US$160.000 millones.

En ese sentido, la ampliación del aeropuerto Jorge Chávez, la construcción del aeropuerto de Chinchero, las ampliaciones del Muelle Norte y el Muelle Sur en el Callao, la tercera etapa de Chavimochic, la segunda etapa de Majes–Siguas, y algunas concesiones viales no solo servirán –al igual que los dos primeros proyectos– para reducir esa brecha, sino que también ayudarán a mejorar los índices de competitividad del país.

Según Marcel Ramírez, profesor de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico (UP), gran parte de estos proyectos “son considerados de mayor impacto porque permitirán cerrar una brecha importante de inversión en infraestructura y contribuirán a mejorar los índices de competitividad del Perú, con miras a ser un país más desarrollado y con mayor bienestar para las generaciones futuras”.

Sin trabas para crecer
Considerando el impacto que podrían tener en el futuro del país, el electo gobierno de Peruanos por el Kambio (PPK) ha adelantado que resulta “indispensable” destrabar un grupo de 16 megaproyectos.

Haciendo eco a ese compromiso, Gonzalo Prialé, presidente de AFÍN, considera que para ponerlos en marcha la solución está en un “shock de gestión”, ya que con ello lograríamos dinamizar la economía y, al mismo tiempo, recuperaríamos la confianza y el clima de inversiones. “Los problemas de gestión se resuelven tomando decisiones, como terminar de suscribir adendas, liberar interferencias y dando los permisos que han estado detenidos por muchos años”, refiere.

La voz de la experiencia
Con la experiencia ganada, Rodrigo Fernández, gerente de Relaciones Institucionales de la Línea 1 del metro de Lima, considera que el nuevo gobierno debería asumir un rol protagónico y fomentar la inversión de grandes obras de infraestructura. 

“La Línea 1 se concluyó después de varios años y la Línea 2 ya está en construcción, pero la 3 y la 4 debieron concesionarse el año pasado y no se llegaron a licitar. El Estado debe asumir un rol promotor de inversiones de infraestructura para poder salir del atraso en el que estamos en comparación con otros países de la región. Aún falta desarrollar mucho, pero no solo en Lima sino también en las provincias”, señala. 

Por esa razón, el ejecutivo no duda en rescatar el aporte de la Línea 1 y la necesidad de seguir impulsando obras de gran envergadura. “Si hay privados que quieren hacerlo bajo un modelo de APP, las autoridades deberían tratar de que vean la luz más rápido”, anota. La mesa parece estar servida.

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