Este año será recordado por todos como uno muy especial. El mundo ha tenido que enfrentar una pandemia global. Ese escenario que colocábamos en los ejercicios prospectivos, como algo muy poco probable, se hizo realidad. Pero el mundo se encontraba también inmerso en otra crisis global, la del cambio climático, aquella que afecta a todos los países del orbe, nos impacta de manera diferenciada, y cuya solución depende de todos. No hay duda de que el entorno en que se mueve el mundo es cambiante y cada vez mas complejo, lo que nos enfrenta a retos mayores a todos los países.
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En el Perú, se ha tenido que enfrentar una pandemia con consecuencias muy duras, el fallecimiento de mas de 36 mil peruanos, y la afectación de la salud de muchos otros. La pandemia del COVID-19 ha significado para el Estado peruano y la sociedad en su conjunto, el reconocer que detrás del crecimiento económico experimentado en los últimos 20 años, en promedio 4,9% de crecimiento anual, aún persiste una enorme brecha en la provisión de los servicios públicos, particularmente en salud y educación, así como una limitada protección social de sus ciudadanos.
Aunado a ello, la propia lucha contra la pandemia impactó nuestra economía, generando mayor desempleo, pobreza, e informalidad. Una crisis económica, que aún tenemos que superar, y cuyo reto es no solo generar crecimiento, sino desarrollo sostenible.
También hay que mencionar, que en los últimos años hemos enfrentado una fuerte crisis política e institucional, que no solo ha develado la necesidad de poner en práctica mecanismos de transparencia y rendición de cuentas, para luchar contra la corrupción que está presente en toda la sociedad; sino que también ha evidenciado la exigencia de la población, y en particular de los jóvenes, de una mayor responsabilidad y compromiso de las autoridades políticas para sacar adelante el país. La pérdida de confianza de la ciudadanía hacia el Estado, y en general, entre todos los actores de la sociedad, tiene que ser recuperada para juntos poder conducir al Perú hacia su desarrollo.
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Así como encontramos dificultades y barreras para nuestro desarrollo, también hay oportunidades que debemos aprovechar. El adelanto tecnológico es uno de ellos, la era digital, las comunicaciones masivas e inmediatas, abren oportunidades infinitas para mejorar los servicios del Estado, para generar oportunidades de negocios y para comunicar mejor y transparentar las acciones del Estado hacia la sociedad. Pero, no hay que olvidar a nuestro territorio y su cultura ancestral, que no sólo nos brinda su riqueza de recursos, su belleza paisajística y su diversidad cultural, sino que también nos invita a tener una visión holística, integral, del sistema natural en el que vivimos.
El Perú es particularmente dotado de una gran riqueza natural y social que puede convertirse en una maldición, si no sabemos manejarla de manera adecuada. El manejo del territorio es el gran reto de los próximos años y lo que garantizará la atención a todos los peruanos.
Gestionar el país, en un entorno en constante cambio y tan diverso como el Perú es un reto para los hacedores de política, gestores y servidores públicos, pero también es una responsabilidad de sus autoridades, del sector privado y de los ciudadanos. Es decir, no podemos esperar milagros, tenemos que enfrentar los retos que nos impone la realidad y la única forma de ser exitosos es trabajando juntos, con un solo objetivo. ¡Que el 2021 nos permita encontrar el rumbo!