El momento en que una mujer se convierte en madre, sin duda, marca un hito trascendental en su vida, pues es un instante de dicha y amor incondicional, el cual da paso a una conexión inigualable e infinita con un nuevo ser. Por lo general, muchas mujeres suelen describir ese día como el más significativo y maravilloso de sus vidas. Sin embargo, junto con esta felicidad inmensurable, también existe la dura realidad de que la maternidad también puede estar estrechamente entrelazada con una amplia variedad de profundas emociones, como el dolor que una madre puede alcanzar ante la pérdida de un hijo.
Ciertamente, esta es una experiencia devastadora que logra desafiar cualquier tipo de lógica e incluso las leyes naturales de la vida, ya que una madre está programada biológica y emocionalmente para proteger y cuidar a sus hijos. Cuando ese vínculo se rompe de forma prematura, deja un vacío insondable en su corazón y alma, además de poner en jaque sus creencias sobre el mundo, enfrentándola así a la fragilidad de la existencia humana.
Por esta razón, para una madre, el proceso de duelo tras la muerte de un hijo puede ser especialmente difícil. No obstante, es muy necesario para poder afrontar y sobrellevar esta partida, puesto que, a través de las diversas etapas, le permitirá encontrar consuelo y esperanza a medida que aprenda a vivir con su pérdida y a recodar a su hijo con amor y cariño, al igual que, poder honrar su memoria mientras encuentra un nuevo significado y propósito en la vida.
¿Qué es proceso de duelo?
Es importante tener en cuenta que, el proceso de duelo es una respuesta natural y emocional ante la pérdida de algo o alguien significativo en la vida de una persona. Básicamente, este no sigue una secuencia lineal y puede variar de un individuo a otro, pero generalmente, como explicó el psicólogo Alejandro Coello a Hogar y Familia, implica varias etapas emocionales que pueden incluir:
- Negación: Es la primera reacción ante la noticia de una pérdida. La persona se siente abrumada y trata de negar la realidad para evitar el dolor emocional.
- Ira: La segunda etapa del duelo puede caracterizarse por sentimientos de ira, resentimiento o frustración. La persona puede sentirse enojada consigo misma, con otros, con la situación o incluso con la persona que ha fallecido.
- Negociación: En esta fase, la persona intenta negociar con la situación o con una entidad superior para revertir la pérdida. Se pueden hacer promesas o intentos de negociación para evitar el dolor.
- Depresión: Durante esta etapa, la persona puede sentir una profunda tristeza, desesperanza o desesperación. Asimismo, puede experimentar síntomas de depresión, como llanto frecuente, falta de energía, cambios en el apetito o en el sueño y una sensación abrumadora de vacío.
- Aceptación: La etapa final del duelo implica llegar a aceptar la realidad de la pérdida y aprender a vivir con ella. Esto no significa que el dolor desaparezca por completo, pero la persona puede encontrar un sentido de paz y aceptación que le permite seguir adelante con su vida.
“Durante el proceso de duelo, además de no seguir una progresión ordenada en todos los casos, también puede suceder que algunas personas no experimenten todas las etapas o que las vivan de manera intermitente. Por este motivo, es sustancial considerarlo como una experiencia totalmente individual y que puede durar diferentes períodos de tiempo para diversas personas”.
¿Cómo es el proceso de duelo de una madre ante la pérdida de un hijo?
De acuerdo con el doctor Jaime Llancan Obispo, psicólogo y presidente del comité de psicoterapia del Colegio de Psicólogos del Perú, el proceso de duelo va a depender de varias consideraciones, como la edad del hijo y las circunstancias de cómo lo perdió. Por su parte, Coello refirió que, la etapa de negación y depresión serían aquellas en donde la mayor cantidad de madres pueden estancarse, ya que no hay algo más doloroso que perder a un hijo, razón por la cual puede resultarles difícil aceptar que ya no está y que algo o alguien se lo arrebató, incrementando así su sensación de desesperanza ante la posibilidad de que algo mejore.
“Cuando uno experimenta la pérdida de un hijo, en definitiva, el proceso de duelo es muy fuerte, pues al inicio surge el miedo, la culpa y una variedad de interrogantes y pensamientos como: “por qué a mí me ha pasado esto”, “por qué a mi hijo si es un chico bueno, sano y muy querido”, “tal vez no le presté la atención suficiente”, “qué va a ser de mi vida sin mi hijo”, entre muchos otros. Creo que es algo muy personal que nos lleva a experimentar constantemente subidas y bajadas, por lo que podríamos describirlo como si estuviéramos en el océano, pues primero vienen olas muy grandes, una tras otra y que apenas nos dejan respirar. Posteriormente, ya las vamos viendo más distantes, pero de repente, nuevamente son más seguidas y así, hasta que el mar logra alcanzar un estado de calma y cierta paz. Personalmente, creo que el proceso del duelo es como transitar en un túnel oscuro en el que uno pasa por mucho dolor, pero a medida que vamos caminando por él, podemos ir sintiendo que van entrando pequeños rayos de luz, los cuales nos permiten ir de poco en poco retomando nuestra vida. Sin embargo, esta nunca va a ser igual, por lo que debemos empezar una nueva sin este hijo que físicamente ya no está”, aseguró Milagros Paredes, madre y cofundadora de Thaniyay, ONG enfocada en la ayuda mutua para padres en duelo.
¿Qué desafíos puede enfrentar una madre en el proceso de duelo?
Sin duda alguna, el duelo es un proceso emocionalmente desafiante que puede afectar significativamente a una persona. En el caso de la pérdida de un hijo, tal vez uno de los retos más complicados por lo que tiene que atravesar una madre durante este camino sea la pérdida de identidad, pues debemos tener en cuenta que, antes del nacimiento, tanto la madre como el hijo, son uno solo, mientras que este se convierte en una prolongación de ella después del parto. Por consiguiente, como señaló el doctor Llancan, cuando una mamá despide a su hijo, pierde gran parte de su vida, repercutiendo así en la percepción que tiene de sí misma, por lo que se siente vacía e incluso que ya no tiene un propósito en la vida.
“La realidad es que, la pérdida de un hijo puede hacer que una madre se sienta perdida y confundida sobre quién es sin él, ya que la maternidad forma parte importante de nuestra identidad como mujer. Por lo tanto, ante la muerte, es muy frecuente que nos cuestionemos con respecto a si seguimos o no siendo madres. En efecto, la maternidad es una conexión profunda que va más allá de la vida física, por lo que somos madres por siempre, aunque hayamos despedido a un hijo, pues el amor, los recuerdos y el impacto que tuvo en nuestra vida por siempre perdurarán”, destacó Paredes.
¿Qué papel juega el apoyo social en el proceso de duelo?
El apoyo social desempeña un papel crucial en el proceso de duelo de una madre que ha perdido a su hijo, pues al ser la experiencia más dolorosa que alguien puede enfrentar, desde luego, el soporte emocional que pueden brindar los amigos, familiares, grupos de apoyo y profesionales, ayuda a una mamá a sobrellevar este difícil momento. En concreto, este puede proporcionar consuelo emocional, comprensión, empatía y un espacio seguro para expresar sentimientos de tristeza, ira, confusión y cualquier otra emoción que surja durante el proceso de duelo.
“Definitivamente, el sentirte acompañada por tus seres queridos ayuda mucho; sin embargo, está comprobado que, el dolor compartido, es un dolor mejor llevado. Por esta razón, el acudir a un grupo de ayuda mutua es sumamente importante, pues al estar en contacto con madres y padres que han pasado por lo mismo, realmente uno se puede sentir comprendido, sostenido y con la capacidad de poder descargar poco a poco todo ese remolino de emociones, dado que el duelo es como una montaña rusa emocional”, mencionó la madre.
¿Cuál es la importancia del tiempo en el proceso de duelo?
El papel del tiempo en el proceso de duelo de una madre puede ser complejo y variable según cada persona y situación. Si bien el tiempo suele ser un factor importante en este proceso, dado que, en algunos casos, con el paso de los días, semanas y meses, la intensidad inicial puede disminuir en cierta forma; el tiempo no necesariamente cura todas las heridas por sí solo.
“El tiempo lo cura todo, dicen por ahí, aunque en realidad, no es así, pues el tiempo lo que hace es que deje de doler con tanta intensidad, pero si no se trabaja el duelo, las expectativas o las ilusiones perdidas, este dolor continuará y se empezará a crear un sufrimiento, en donde la única salida es aceptar que sí duele”, expresó Alejandro Coello.
¿Cuándo es recomendable buscar ayuda profesional para lidiar con el duelo?
Según el experto del Colegio de Psicólogos del Perú, lo más saludable es buscar ayuda profesional en todos los casos, pues el especialista va a poder ayudar y guiar en este proceso de duelo, sin necesariamente direccionar o monitorear su vida, básicamente, es un apoyo y un compañero, quien va a respetar siempre desde la empatía las costumbres, creencias, religión, etc.
“Lo más recomendable es acudir con un experto tras tres semanas del fallecimiento, puesto que, por lo general, en la tercera semana la familia y amigos ya han culminado su labor de sostenimiento y de apoyo emocional. Además, a medida que pasa el tiempo, la madre empieza a aceptar cada vez más que su hijo ya no está por lo que el dolor también va incrementándose, por ende, resulta aún más necesario el acompañamiento de un profesional”, precisó Coello.
¿Qué estrategias pueden ser útiles para ayudar a una madre a sobrellevar el dolor?
Lo principal, siempre será brindar un acompañamiento emocional, el cual está caracterizado por la escucha activa y compasiva, es decir, que se le permita hablar a la madre sobre sus sentimientos, recuerdos y experiencias sin ser juzgada ni tratar de cambiar su dolor. Efectivamente, este tiene que ser un lugar seguro donde la madre pueda expresarse libremente, por lo que es importante poder validar sus emociones en todo momento.
“Desde mi experiencia personal, puedo recomendarles a todas aquellas madres que están atravesando por este dolor que, a pesar de que actualmente se encuentren transitando por un túnel oscuro, lo que a mí me ayudó mucho fue creer que, aunque todo parezca imposible, sí vamos a ser capaces de salir adelante. En otras palabras, tener la certeza de que vamos a recorrerlo y llegar a la salida en donde sí hay luz. Para poder llegar, es vital que nos aferremos a algo, como si estuviésemos en mitad del mar y necesitáramos un salvavidas. Asimismo, trabajar a diario en nuestro autoconocimiento también ayuda mucho, pues nos permite reconocer cómo estamos, cómo nos sentimos y cuáles son las emociones que están aflorandose en nosotras. Ciertamente, con todos estos años, me he dando cuenta que, la vida del hijo que perdemos, no queda ni termina por una muerte física, por lo que he aprendido que quedan los recuerdos y el amor que cada día vamos sintiendo por ellos. Por eso, tenemos que aferrarnos a este amor, el cual nos va a ayudar a ir sanando esta gran herida”, recalcó la cofundadora Thaniyay.
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