¿Por qué no debemos reprimir la ira? 3 consejos para gestionarla
¿Por qué no debemos reprimir la ira? 3 consejos para gestionarla
Redacción EC

Muchas veces nos encontramos y fingimos no estarlo para no pasar un mal rato o guardar las apariencias. Con eso se reprime lo que sentimos y el no expresarla, lleva a tener conductas inadecuadas, que a largo plazo, pueden afectar en la vida.

Los efectos en tu salud de la represión de la ira

La ira es la emoción que sientes cuando algo a lo que te has sometido te parece injusto según tus valores y patrones de vida. En muchas ocasiones te lleva al descontrol o a tomar decisiones impulsivas, pero también tiene efectos a la salud a largo plazo.

  • Dolor de cabeza.
  • Problemas digestivos.
  • Insomnio.
  • Aumenta la ansiedad.
  • Depresión.
  • Problemas de la piel.
  • Problemas cardiacos.
  • Problemas en la conducta.

Reprimes tu ira con la intención de no herir a la otra persona que la causa y puedes sentirte aliviado, pero si es que no se expresa, la emoción va a salir por sí misma y sin tu control.

3 consejos para gestionar la ira adecuadamente

1. Identifica los pensamientos y juicios que podrían estar causando la ira:

Identificar los pensamientos que causan la ira es el primer paso. Para ello, es recomendable escribirlos en un papel o expresarlos de la manera que más te convenga. Con los pensamientos que surjan lo recomendable es tratar de contestar las siguientes preguntas.

  • ¿Qué te hace enojar, confundir o decepcionar? y ¿Por qué?
  • ¿Cómo quieres que cambie esta persona? ¿Qué quieres que haga?
  • ¿Qué consejo le darías para que mejore su actuación?
  • Para que seas feliz en esta situación, ¿qué necesitas que esta persona piense, diga, oiga o haga?
  • ¿Qué piensas de esa persona en esta situación?
  • ¿Qué tiene esta situación que no quieres volver a experimentar nunca más?

2. Explora lo que sientes ahora

Es posible que te sientas frustrado, de mal humor, expuesto o acusado. Debes observar si esos sentimientos pueden estan asociados con algo que tiene que ver con tu pasado. Date tiempo para verlas y sentirlas.

3. Asocia tu emoción con tus pensamientos

Continúa con el ejercicio: pregúntate y responde: ¿quién serías tú sin ese pensamiento de “me ha faltado al respeto”? Cierra los ojos e intenta imaginarte en esa misma situación que se te ha faltado el respeto. ¿Qué es lo que ves ahora?

Es posible que vengan a tu memoria otras situaciones en las que no has sido respetada/o, emocionalmente hablando.

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