MDN
San Borja
Juan Pablo León

Entre los frondosos árboles de molle, huaranguay y jacarandá de , llaman la atención dos troncos impecablemente rectos, como plantados con precisión geométrica. Superan los 20 metros de altura y sus copas están pobladas y espesas, pero el viento no mueve ninguna de sus hojas. Basta acercarse para advertir que estos árboles no tienen vida: son, en realidad, inertes antenas de telefonía celular disfrazadas de árboles de una especie indefinida.

Uno de ellos está en el cruce de las avenidas Las Artes Norte y San Borja Norte. Hasta ayer por la tarde, El Comercio era testigo de cómo unos trabajadores pintaban las líneas de la 'corteza' de un grueso tronco metálico y fijaba el armazón de la copa que le daría 'vida' al árbol. La otra antena de telefonía móvil camuflada está a unos metros del Pentagonito. Esta obra ya está concluida y, debido a su imponente tamaño, destaca entre los árboles medianos que abundan a su alrededor.

Camuflarlas como árboles es una de las opciones de mimetización que establece el Reglamento de la Ley 29022 -la cual regula la expansión de este tipo de infraestructura-. Para antenas de entre cinco a diez metros de altura también pueden ser colocadas detrás de tanques de agua o fachadas de edificios. 

La página de Facebook "Limatopías" publicó ayer un post en el que indicaba que se trataría de la empresa de telefonía Bitel, sin embargo, los trabajadores consultados aducen que solo laboran para una empresa tercerizada de servicios múltiples pero no conocen quién es el beneficiario final.

La postura de los usuarios de redes sociales está polarizada. "A mí me parece una manera creativa de ocultar las antenas y así las personas no estén tan traumatizadas porque piensan que les dará cáncer", dijo una internauta. "Se está afectando el área verde que es inalienable, intangible e imprescriptible que se vulnera por el bien común con una compensación ridícula", dijo otro usuario.

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