Luciano Pilatti es un corredor esperancino que, según cuentan medios argentinos, lo tenía todo a sus 27 años pero aún quería ponerse más pruebas y de paso recorrer el mundo. Fue así que compró una camioneta por 530 dólares, la convirtió en una casa rodante con todas las comodidades y ahora viaja por Europa. El único problema que encontró fue a la hora de dormir, puesto que mide casi 2 metros. Esta es su historia.
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De acuerdo al portal La Nación, Luciano Pilatti (33) proviene de una familia de “laburantes”, como así lo llaman en Argentina. Apenas terminó de estudiar en el colegio, comenzó a trabajar con su padre en el taller mecánico que tenía la familia.
Si bien adquirió muchos conocimientos en ese tiempo, años más tarde se tituló en Administración de empresas. Laboró durante cuatro años en un taller de afluentes, en donde le agarraría el gusto al running debido a que era a la intemperie.
En 2017 llegó el gran cambio en su vida. Con 27 años en aquel entonces, 60 empleados a su cargo y un puesto de jefe de producción, Pilatti había conseguido grandes cosas a su corta edad, pero necesitaba otros aires que estén involucrados al running y a la naturaleza. Su objetivo era conseguir un medio de transporte que lo ayude a movilizarse por las zonas montañosas.
“En las zonas montañosas, si bien había servicios de autobuses y movilidad, con un auto propio pensé que todo iba a ser más fácil. Me llamó la atención que los autos usados estaban a buen precio, vi una camioneta a 500 euros. Me cerraba por todos lados: el motor estaba muy bien y decidí comprarla para poder moverme en las montañas”, precisó ‘Lucho’ en diálogo con La Nación.
Manos a la obra
Tras adquirir la camioneta, que es un Kangoo, la adaptó en una especie de casa rodante con todas las comodidades. La consigna era vivir en ella y de paso seguir todas las carreras de trail en Europa. Usó materiales reciclados, madera, armó el depósito de agua y un pequeño espacio para cocinar.
Lo más difícil fue, como él mismo cuenta, encontrar la forma de dormir. Pilatti mide 1,90 metros y tuvo que pensar mucho en la forma de la cama y el tipo de colchón que iba a usar.
Su primera aventura con su camioneta fue Chamonix, Francia, todavía en pandemia. Luciano revela que siempre es bueno desconectarse un tiempo de las redes sociales para encontrarse consigo mismo.
“Hay que saber cómo vivir con la soledad. A mí me enseñó a aislarme para darme cuenta de que no necesito ni de otra persona ni de las montañas, ni de una camioneta para estar bien conmigo mismo”, finalizó. Su historia ha traspasado fronteras.
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