Las fiestas navideñas son sinónimo de reuniones familiares y, por supuesto, de vino. Esta bebida requiere de cuidados especiales para mantener su sabor y aroma intactos. Pero, ¿sabías que una práctica muy común al guardarlo puede estar arruinando tu bebida?
Alba Atienza, sumiller y fundadora de Lacrima Terrae, empresa que se dedica a educar a las personas sobre el vino “de una forma sencilla y entretenida”, dio a conocer un secreto que muchos desconocen: volver a tapar una botella de vino abierta con su corcho original puede ser un grave error.
Según la experta, al volver a colocar el corcho, se crea un espacio vacío en la botella donde se acumula una gran cantidad de oxígeno. Este oxígeno es el principal enemigo del vino, ya que acelera su oxidación y provoca que se estropee antes de tiempo.
Entonces, ¿cuál es la solución? Atienza propone un método sencillo y efectivo: tras servirte una copa de vino, pasa el resto a un tarro de cristal con tapa hermética. De esta manera, reducirás al mínimo el contacto del vino con el aire, prolongando así su vida útil.
Sin embargo, la conservación del vino no se limita al momento de cerrar la botella. La elección del lugar de almacenamiento también es esencial. Según la sumiller, lo ideal es guardar las botellas en un lugar fresco, oscuro y con una temperatura constante. Un sótano o una habitación orientada al norte suelen ser opciones adecuadas.
Es importante evitar lugares como la cocina, donde los constantes cambios de temperatura y la humedad pueden afectar negativamente al vino.
Siguiendo estos sencillos consejos, podrás disfrutar de tus vinos favoritos durante más tiempo y sacarles el máximo partido.
¿Cómo identificar un buen vino?
Según Calvet, para identificar un buen vino puedes seguir los siguientes consejos. Primero, observar su color, ya que un buen vino suele tener un tono vivo e intenso, con reflejos brillantes. La tonalidad puede variar según la variedad de uva y la edad del vino, pero un color apagado o turbio puede indicar una bebida en mal estado.
Acerca tu copa a tu nariz y respira profundamente. Un buen vino ofrece diversos aromas, desde frutas y flores hasta especias y minerales. Cierra los ojos y trata de identificar los diferentes matices. Si el vino no desprende aroma, es posible que necesite airearse.
Finalmente, pruébalo. Un buen vino tiene un sabor equilibrado, con una acidez agradable que refresca el paladar y taninos suaves que aportan estructura. El final del vino, o postgusto, debe ser persistente y agradable. Si percibes sabores extraños como a vinagre o cartón, es probable que el vino esté en mal estado.