La región del Indopacífico se ha convertido, una vez más, en un escenario de máxima tensión entre dos de las grandes potencias globales. En esta ocasión, el detonante fue el anuncio de un pacto militar y tecnológico entre Estados Unidos, Australia y el Reino Unido (bautizado como AUKUS por las iniciales de dichos países en inglés) que busca “garantizar la seguridad en la zona” y es percibido como China como un intento de amedrentarlo y desestabilizar la región.
MIRA: En qué consiste Aukus, el pacto militar y tecnológico anunciado por Estados Unidos, Reino Unido y Australia
El jueves, los líderes de las tres naciones –el estadounidense Joe Biden, el británico Boris Johnson y el australiano Scott Morrison- brindaron una teleconferencia conjunta en la que explicaban los detalles de la nueva alianza que incluirá la cooperación en tecnologías avanzadas de defensa, como inteligencia artificial y vigilancia de larga distancia, además de permitir que Australia por primera vez pueda construir submarinos de propulsión nuclear.
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El Gobierno de China no tardó en reaccionar ante el anuncio. Zhao Lijan, portavoz del Ministerio de Exteriores, calificó de “extremadamente irresponsable” el pacto y aseguró que “este tipo de cooperación socava gravemente la paz y la estabilidad regionales, así como los esfuerzos internacionales por la no proliferación nuclear”.
Biden, Johnson y Morrison aseguraron que los submarinos no portarán armas nucleares sino que solo estarán propulsados por esta tecnología. Sin embargo, Beijing cuestionó la “sinceridad” de Australia frente a su compromiso con el Tratado de No Proliferación Nuclear y el Tratado del Pacífico Sur como Zona Libre de Armas Nucleares.
ZONA EN EBULLICIÓN
La región Indopacífico, que abarca desde la costa oeste de África hasta el Pacífico oriental, ha sido escenario de diferentes tensiones durante los últimos años.
La zona central de dicha región, mejor conocida como el mar de China Meridional, mantiene a seis países disputando su soberanía. Entre ellos se encuentra China que desde 1947 reclama el control sobre el 90% de dicho territorio. Sin embargo, los gobiernos de Vietnam, Filipinas, Malasia, Brunéi y Taiwán también aseguran merecer un porcentaje del mismo.
El interés sobre esta zona reside principalmente en su alta importancia comercial y extractiva. Por ella transcurre una tercera parte del tráfico marítimo mundial, posee grandes yacimientos de petróleo, gas y una amplia variedad de fauna marina. Además, en su entorno costero vive el 27% de la población mundial.
Por ello, pese a que en el 2016 un tribunal arbitral de la Convención de la ONU sobre el derecho del mar desestimó el reclamo de China, el Gobierno de Beijing decidió ignorarlo y en su lugar comenzar a construir islas artificiales que albergan desde ciudades y centros turísticos hasta bases militares.
Además, aumentó su presencia militar en la zona, realizando ensayos militares y enviando dos portaaviones, a la espera de un tercero que se debería sumar en poco tiempo.
Esto encendió las alarmas en Estados Unidos, desde donde insisten en que buscan defender su derecho a navegar libremente por aguas internacionales.
EL FACTOR AUSTRALIA
En el último año, además, un nuevo actor se ha sumado a esta escaramuza. Australia, que en el 2019 tenía como principal destino de sus exportaciones a China (el 38,67% de sus exportaciones iban al gigante asiático), ahora ha adoptado un papel contrario al del Gobierno de Beijing.
El cambio de postura encuentra sus orígenes a mediados del 2020, cuando Canberra apoyó el pedido de Estados Unidos de iniciar una investigación internacional sobre el origen de la pandemia de coronavirus. “Australia tenía crecientes relaciones económicas con China. Cuando el primer ministro Morrison pide que se pruebe el verdadero origen de la pandemia, Beijing se enfureció. En respuesta, tomó represalias y la forma más fácil fue restringir la venta de productos”, explica a El Comercio el internacionalista especializado en Asia y profesor de la Universidad San Marcos, Carlos Aquino.
En este punto cabe recordar al Quad, una alianza entre Japón, India, Estados Unidos y Australia creada en el 2007 con la intención de ejercer presión sobre China, pero del que Canberra salió en el 2008. “La iniciativa estuvo dormida por varios pero con lo del COVID-19 se reactivó también. Este último acuerdo es un paso más en lo que China identifica como una intención de cercarlos. No solo los países del Quad sino ahora también europeos como el Reino Unido”, agrega Aquino.
¿UN CONFLICTO EN CAMINO?
Uno de los puntos del AUKUS que mayor preocupación ha generado en Beijing es la nueva capacidad de Australia de poder ensamblar submarinos de propulsión nuclear. Al mismo tiempo, Francia ha expresado su rechazo pues esto le valió la cancelación de un multimillonario contrato con Canberra para la compra de 12 submarinos.
“Australia no tiene ninguna chance militarmente frente a China, en caso se inicie un conflicto bélico. Pero hay un punto interesante. Cada vez China aumenta su presencia en el mar del sur y militarizando las islas cercanas, además que cuenta con misiles de largo alcance que representarían una amenaza para los portaaviones estadounidenses. Por ello, los submarinos nucleares podrían darle tres ventajas: son más silenciosos, más rápidos y pueden estar sumergidos más tiempo. Son pocos los países que tienen esta tecnología. Que Australia lo tenga es una gran amenaza para China”, explica Aquino.
El experto, sin embargo, asegura que aún sería muy precipitado hablar de una nueva guerra. “Va a representar una escalada de tensión, China lo percibe como si los estuvieran rodeando. Sin embargo, China tiene ahorita el objetivo de crecimiento económico, una muestra de ello es su reciente aplicación para incorporarse en el CPTPP que le permitiría anclar más a los países de la región a su órbita. Aunque lo cierto es que no será fácil que lo logre por diferentes factores como que necesita la aprobación unánime de los 11 miembros y tendría que abrir más su economía y reducir el control estatal”, señala.
“Pero China saben que ahora no podrían ganarle militarmente a Estados Unidos y menos a una alianza. Lo que creo es que China quiere más años de crecimiento y, de repente, en el futuro podríamos ver más respuestas militares. Sin duda esto no ayudará a que los problemas entre China y Australia se solucionen y la retórica va a continuar”, agrega Aquino.
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