El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llegó este viernes a Costa Rica, luego de dos años de estar ausente en más de un sentido de la región. Y no sólo va a encontrar algunas caras nuevas (Mauricio Funes en El Salvador y Otto Pérez Molina en Guatemala): también encontrará nuevos retos.
Luego de una visita de 24 horas a México, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, arribó a San José de Costa Rica a las 15:00 pm. Allí permanecerá hasta el sábado en la reunión del Sistema de Integración Centroamericana, Sica, en la que participan los seis países centroamericanos.
Y aunque los comunicados de la Casa Blanca sobre la gira en la región hablan de business as usual (se busca reforzar los profundos lazos culturales, familiares y económicos que tantos estadounidenses comparten con México y América Central), la realidad es algo distinta.
Según Juan Carlos Pérez Salazar, corresponsal en la región, La llegada de Obama a América Central, se produce en un momento en que no pasa por su mejor momento, con desavenencias tanto políticas como territoriales entre los distintos países.
Tal vez por eso, los mandatarios de los seis países estarán en San José, incluido un viejo adversario de Estados Unidos: el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. Pero también la situación para Nicaragua ha cambiado en los últimos dos años, pues perdió a su mejor aliado político y comercial en la región, Hugo Chávez. Y por más que el presidente Nicolás Maduro quiera continuar la política de su antecesor, la problemática interna lo tiene con las manos llenas.
TEMAS A DISCUTIR La agenda no se divulgó, pero no se esperan sorpresas. Los temas son los mismos que han preocupado a la región durante las últimas décadas: seguridad, emigración, comercio y tráfico drogas.
Todos son asuntos que de una u otra manera preocupan a Panamá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Y aunque es probable que las conversaciones se centren en el intercambio comercial y cómo ofrecer mano de obra barata para empresas estadounidenses, hay temas más urgentes.
Y a la cabeza está la seguridad: en los últimos dos años Honduras se ha consolidado como el país con la mayor tasa de homicidios en el mundo Y la violencia también parece un problema endémico para países como Guatemala y El Salvador.
Además de eso, se tiene la presencia de bandas criminales transnacionales (los Maras, los Zetas), en países con relativamente gobiernos fuertes en las capitales y las ciudades, pero débiles en zonas rurales y fronterizas.
Según nuestro corresponsal, tal vez desde los aciagos años de las guerras civiles, en los años 80, no se veía tal violencia en la región.
LAS DROGAS, EL ETERNO PROBLEMA Además de algunas caras nuevas, Obama también encontrará un nuevo tema de debate: la legalización de las drogas.
En los dos últimos años y por primera vez en la historia de América Latina mandatarios en el poder han pedido una discusión abierta sobre la legalización de las drogas. Antes sólo lo hacían después de abandonar la presidencia.
Y esta campaña a encontrado al más improbable de sus campeones en el guatemalteco Otto Pérez Molina, antiguo general del ejército graduado de la Escuela de las Américas, la famosa academia militar estadounidense.
Desde que llegó al poder, Pérez Molina ha insistido en que los métodos represivos para combatir el tráfico de drogas (que él mismo, como militar, implementó en su país), no son efectivos para detener el tráfico y el consumo de estupefacientes.
Según indicó Juan Carlos Pérez Salazar, durante su discurso ante los estudiantes en México, Barack Obama ya advirtió su posición: no cree en la legalización, pero sí en un combate más integral, que incluya prevención y salud.
Pero, en una región por donde pasa el 90% de la cocaína que va hacia EE.UU., y donde muchos creen que la legalización puede reducir dramáticamente los índices de criminalidad, esa no será una posición que satisfaga a muchos.