Los cardenales que firmaron la carta y la hicieron pública, en una maniobra sin precedentes en el Vaticano: Walter Brandmüller, Raymond Burke, Carlo Caffarra y Joachim Meisner. (Foto: AFP/Getty Images)
Los cardenales que firmaron la carta y la hicieron pública, en una maniobra sin precedentes en el Vaticano: Walter Brandmüller, Raymond Burke, Carlo Caffarra y Joachim Meisner. (Foto: AFP/Getty Images)

Una carta pblica y una rebelin en ciernes: un grupo de cardenales ha expresado preocupacin por las enseanzas del papa Francisco y lo ha acusado de causar confusin en asuntos clave para la doctrina catlica.

En una carta dada a conocer esta semana, cuestionan al pontfice por su exhortacin apostlica Amoris laetitia (La alegra del amor), un documento que intenta abrir nuevos caminos para los divorciados catlicos y delinear una Iglesia ms tolerante en aspectos relacionados con la familia.

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En rigor, la misiva no es nueva: la enviaron en setiembre, con cinco preguntas concretas que requeran solo un s o un no como respuesta por parte del papa para aclarar lo que los cardenales consideran dudas o imprecisiones que tocan directamente la integridad de la fe catlica.

Pero lo que resulta indito es que ahora hayan decidido hacerla pblica.

Los cuatro altos prelados, representantes de los sectores ms conservadores del catolicismo, apuntan que Francisco ha generado grave desorientacin y gran confusin entre muchos creyentes.

Y le piden solucin para las interpretaciones contradictorias que se desprenden de su tratado sobre el amor.

- Mar de fondo -

Avalada por cuatro cardenales funcionarios del ms alto rango de la jerarqua eclesistica, la carta representa una muestra abierta de rebelda, que refleja el descontento de los tradicionalistas en el seno de la Iglesia.

Los firmantes son tres cardenales retirados: los alemanes Walter Brandmller y Joachim Meisner, y el italiano Carlo Caffarra; ms el estadounidense Raymond Leo Burke, el nico en funciones aunque degradado en 2014 de un alto cargo en la Signatura apostlica y crtico asiduo del actual papa.

Afirman que eligieron difundirla despus de esperar dos meses por una respuesta del pontfice que nunca lleg.

Pero detrs del comunicado se vislumbra una confrontacin mayor entre facciones del catolicismo que ya se haba esbozado al momento de la publicacin de Amoris laetitia, en abril de este ao.

Este tratado, de 260 pginas, es una gua de la vida en familia que propone una aceptacin por parte de la Iglesia de algunas realidades de la vida moderna.

En l se pide una mirada compasiva, en lugar de crtica, de las familias heridas o divididas, y se exhorta a los sacerdotes a tratar con compasin, por ejemplo, a los catlicos divorciados y vueltos a casar, alegando que nadie puede ser condenado para siempre.

La exhortacin haba sido muy esperada entre los 1.300 millones de catlicos del mundo y fue una de las jugadas fuertes del papa para darle su impronta a una Iglesia que pueda considerarse ms abierta e inclusiva.

Sin embargo, grupos de telogos y obispos reclamaron entonces que la Amoris laetitia estaba plagada de imprecisiones que daban lugar a interpretaciones contradictorias de la doctrina.

Ahora, el momento en que los cuatro cardenales eligieron dar a conocer su carta no es casual, sealan expertos en temas vaticanos: ocurre poco despus de que se filtr una comunicacin del papa con los obispos de su natal Buenos Aires, en la que el lder sugera una interpretacin de su documento pastoral que haba sido considerada hertica por uno de los cardenales signatarios.

En particular, el polmico captulo ocho de Amoris laetitia, que habla de la posibilidad de que los divorciados que vuelven a contraer matrimonio civil, sin haber conseguido la anulacin de su unin religiosa, puedan recibir la comunin.

Esto no lo ha permitido la iglesia por siglos, por considerar que todo intento de vivir en pareja tras una separacin representa una unin irregular y un acto de adulterio, salvo que se abstengan de tener relaciones sexuales y convivan como hermano y hermana.

El documento papal no cambia la doctrina, pero abre las puertas a que los obispos de cada pas la interpreten de acuerdo a la cultura local y contemplen cada caso particular.

Si hay factores que limitan la responsabilidad y culpabilidad del divorciado, escribi el papa, entonces la Amoris laetitia abre la posibilidad del acceso a los sacramentos de la reconciliacin y la Eucarista.

No hay otra interpretacin, remat Francisco en su carta a los obispos argentinos, considerada una nota al pie de la exhortacin apostlica.

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- En el ojo pblico -

La carta de los cardenales dscolos, difundida el lunes, interroga precisamente al papa sobre esta cuestin.

Lo hace mediante dubias, preguntas teolgicas que requieren una respuesta negativa o positiva, sin ms, y que son un mecanismo para resolver dilemas referidos a los sacramentos o a normas morales absolutas.

La primera dubia cuestiona si, contra lo que haban establecido Papas anteriores, ahora es posible absolver o dar la santa comunin a una persona que, aunque atado por un vnculo matrimonial, vive con otra persona como marido y mujer, lo que contradice expresamente una encclica de 1981 del Papa Juan Pablo II.

La falta de respuesta del pontfice a esta y otras cuatro preguntas llev a la decisin de hacer pblica su preocupacin, sealan los cardenales, segn les dicta su conciencia de responsabilidad pastoral.

Pero niegan que se trate de un ataque conservador contra los sectores progresistas de la Iglesia, ni de un intento de hacer poltica en la Iglesia o sublevarse frente al papa, con quien los une un afecto colegiado.

- La entrelnea poltica -

Sin embargo, la lectura poltica del reclamo que cobr estado pblico no tard en llegar. Ocurri con la carta ahora, pero haba ocurrido antes con la Amoris laetitia.

Entre los telogos ms conservadores, se sostiene la idea de que las enseanzas modernizadas del papa sobre las familias y los divorciados catlicos son en parte sacrlegas y pueden justificadamente ser consideradas herticas, como seala Steve Skojec, cofundador y director de la publicacin catlica One Peter Five.

Lo ven como un movimiento del papa tendiente a relajar las normas morales que debilitar los fundamentos de la Iglesia.

Otros, en tanto, consideran que la polmica Amoris laetitia no tiene peso suficiente, ni mucho menos lo tiene la carta filtrada a los obispos porteos, como para alimentar una revuelta entre cardenales.

Y apuntan que ambas deben ser ledas en lnea con la tradicin catlica preexistente.

Lo cierto es que la carta no es la primera interpelacin al lder del catolicismo: en julio, 45 telogos y eclesisticos firmaron otra misiva, dirigida al Colegio Cardenalicio, en el que pedan clarificaciones a Francisco.

Y las cuestiones relacionadas con el divorcio as como con la homosexualidad, la educacin sexual, la inequidad econmica, la responsabilidad frente al cambio climtico y otros temas rspidos para la jerarqua catlica estn destinadas a dejar al desnudo la lnea de fractura entre el papa y los sectores ms conservadores bajo su tutela.

El papa no ha cambiado la doctrina, sino que ha abierto puertas para una mayor conexin con los catlicos en asuntos como el divorcio y para la consideracin de casos particulares, apunta la periodista Caroline Wyatt, por muchos aos encargada de temas religiosos en la BBC.

Pero los tradicionalistas dirn que el papa abre un camino al caos futuro, al introducir la idea de que eso de una misma talla sirve para todos dentro de la Iglesia podra no ser la manera de avanzar.

En el otro extremo, apunta Wyatt, siempre estarn los liberales, tambin descontentos pero en este caso porque no se ha hecho suficiente en el postergado proceso de modernizacin del catolicismo: esperan algo que el papa nunca ser capaz de entregar.

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