Son mucho más que un programa social: la exportación de servicios médicos es también un renglón crucial de la economía cubana.
Según informó a BBC Mundo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, actualmente el contingente de cooperantes de la salud incluye a 15.000 médicos, 2.300 oftalmólogos, 15.000 licenciados, 5.000 técnicos de la salud y 800 personas de servicio que trabajan en 60 países y generan ingresos millonarios. Las cifras más optimistas hablan de unos US$5.000 millones al año.
El servicio que presentan en Venezuela, por ejemplo, permite que Cuba reciba a cambio 100.000 barriles diarios de petróleo. Pero hay también cooperantes en otros países de la región, unos 4.000 en África, más de 500 en Asia y Oceanía y 40 en Europa.
El atractivo de los médicos cubanos para muchos países en desarrollo es que están dispuestos a trabajar en lugares que los nacionales evitan, como los barrios marginales o en las zonas rurales de difícil acceso, donde el poder adquisitivo de las personas es mínimo.
75 MIL MÉDICOS En 1959 Cuba contaba con apenas 6.000 médicos, la mitad de los cuales emigraron tras el triunfo de la Revolución. La crisis sanitaria que se derivó le planteó al nuevo gobierno la necesidad de formar galenos de forma masiva. Medio siglo después tienen 75.000, uno cada 160 habitantes, la cifra más alta de América Latina.
Prácticamente todos los médicos que quedaron en la isla se convirtieron en profesores, se abrieron facultades de medicina en todo el país y se priorizó el acceso de estudiantes a este sector. Todo facilitado por la gratuidad de una enseñanza en la que no se paga ni siquiera los libros.
Pese a la escasez de médicos, en 1963 salió la primera misión de cooperantes de la salud a Argelia para apoyar a los guerrilleros que acababan de lograr la independencia. Eran los primeros de los 130.000 colaboradores que a lo largo de los años han trabajado en 108 países.
En un comienzo, los servicios médicos cubanos en el exterior fueron, en su mayoría, gratuitos. Es a partir del intercambio con Venezuela que Cuba empezó a recibir beneficios y el gobierno de Raúl Castro extendió esa política a todo el mundo.
El tema es uno de los muchos que han dividido a Cuba y EE.UU., al punto de que Washington tiene al un programa que facilita las visas para los médicos cubanos que estén trabajando en un tercer país. Esto podría explicar que La Habana sea tan parca a la hora de informar sobre sus acuerdos con cada nación.
Según fuentes oficiosas, en Venezuela se pagaban los servicios por consulta y la más barata costaba, en el 2008, unos US$8. Aseguran que en el hospital cubano de Qatar los precios son altísimos mientras que Sudáfrica pagaría unos US$7.000 mensuales por cada galeno.
LOS INCENTIVOS La gran fuente de voluntarios entre los médicos se debe a motivaciones de orden profesional, humano y también económico porque los salarios de los cooperantes son muchísimo más altos que los de los que trabajan dentro de Cuba.
El Ministerio de Salud Pública eludió hablar del tema con BBC Mundo y varios médicos nos aseguraron que necesitan su autorización para conceder entrevistas. Finalmente dos doctoras aceptaron conversar de forma anónima.
No es extraño que entrevistáramos dos médicas porque el 64% de los cooperantes cubanos de la salud son mujeres. Alicia estuvo 7 años en Venezuela y, a pesar de estar ya jubilada, nos dice que si me propusieran regresar aceptaría sin pensarlo.
Me motivó la atención de diabéticos porque padezco esa enfermedad. Empecé en la Misión Milagro con la gente que perdía la visión por esa causa, nos cuenta y agrega que también buscaba una mejora económica porque el salario no me alcanzaba.
Yo llegué a Venezuela ganando 400 bolívares pero nos fueron subiendo y antes de regresar ya ganaba 1.400, relata y añade que, mientras dura el voluntariado, en Cuba te ponen más dinero en tu cuenta bancaria y nos dan una tarjeta para comprar en algunas tiendas de divisas con un 30% de descuento.
Recuerda que trabajé con el pie diabético, atendimos y dimos seguimiento a más de 500 casos y solo hubo que amputar a 10. Fue una experiencia maravillosa, son cosas que uno nunca olvida, eran gente pobre pero todavía algunos me llaman a Cuba.
¿A BRASIL? Juana tiene 35 años y es Médico de la Familia en Cuba. Recién graduada dejó a su esposo e hija durante 4 años para trabajar en Venezuela. Sus motivaciones fueron desarrollarse profesionalmente, conocer mundo y resolver su situación económica.
Estaba recién graduada y no tenía absolutamente nada. Gracias a la misión amueblé toda la casa. Ahora tiene la posibilidad de volver a viajar, ya que el Ministerio hizo un llamado para trabajar en Brasil en unas condiciones mucho mejores que las de Venezuela.
Recientemente Brasilia anunció la contratación de 6.000 galenos cubanos, un anuncio que no estuvo exento de polémica. El colegio médico protestó aduciendo que están mal preparados, a pesar de que la OMS ubica al sistema de salud de Cuba en el puesto 39 a nivel mundial mientras que Brasil ocupa el 125.
EN LOS CINCO CONTINENTES Cuba logró formar tantos galenos como para que Fidel Castro creara las casas del Médico de la Familia, repartidas por todos los barrios y pueblos como primer escalón de atención antes del policlínico y del hospital.
Este es el programa más afectado por la salida de médicos al exterior. El cierre de algunas de estas casas de salud molesta a la población porque los aleja del galeno, provoca una mayor concentración de pacientes y aumenta los tiempos de espera.
Las protestas son constantes a pesar de que la mayoría de los ciudadanos conocen los beneficios. Si no fuera por el trabajo de los médicos en Venezuela seguiríamos con los apagones de 8 horas diarias, me explica Pablo, obrero de un taller.
De todas formas, acostumbrados a tener el médico a un par de cuadras de la casa, la mayoría protesta aunque en Cuba quedan 60 mil galenos, 1 por cada 200 habitantes, una mejor relación que en muchos países desarrollados.
Y a que el país ha logrado mantener los principales indicadores sanitarios, como la mortalidad infantil por debajo de los cinco por cada 1.000, la esperanza de vida cercana a los 80 años y también los programas de contención del VIH y SIDA. Todos estándares reconocidos a nivel mundial.