El Papa Francisco, quien celebra su primera Navidad como el líder espiritual de 1.200 millones de católicos, instó a evitar el orgullo y el egoísmo y abrir el corazón a Dios y al resto de los hombres.
Francisco, que en marzo se convirtió en el primer Pontífice no europeo en 1.300 años, celebró una solemne Misa de Gallo para unas 10.000 personas en la Basílica de San Pedro, mientras otras cientos de personas veían la ceremonia en pantallas gigantes ubicadas en las afueras del lugar.
Las campanas de la basílica, las mismas que anunciaron su elección el 13 de marzo, sonaron cuando el Coro de la Capilla Sixtina entonó Gloria, una plegaria que comienza con las palabras de la Biblia que refieren a que los ángeles cantaron la noche en que Jesús nació en Jerusalén.
JESÚS ES NUESTRA PAZ Francisco dio una corta homilía que fue tan simple como sus vestimentas blancas: El hombre puede elegir entre la oscuridad y la luz.
Por parte de la gente hay momentos de luz y de oscuridad, fidelidad e infidelidad, obediencia y rebelión; momentos de ser un peregrino y momentos de estar a la deriva, dijo Francisco, hablando en italiano.
En nuestra historia personal también, hay momentos de luz y momentos de oscuridad, luz y sombras. Si amamos a Dios y a nuestros hermanos y hermanas caminamos en la luz; pero si nuestros corazones están cerrados, si estamos dominados por el orgullo, el engaño, el egoísmo, entonces la oscuridad nos cubre y nos rodea, señaló.
Francisco, que celebró la misa con más de 300 cardenales, obispos y curas, instó a las personas a no tener miedo de alcanzar a Dios.
No tengan miedo. Nuestro Padre es paciente, nos ama, nos da a Jesús para que nos guíe en el camino a la Tierra Prometida. Jesús es la luz que ilumina la oscuridad. Él es nuestra paz, destacó.