Los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) perpetraron su ataque más mortífero desde hace años contra el ejército turco, sumiendo el sureste de mayoría kurda en un estado de guerra, a dos meses de las elecciones legislativas anticipadas. 

El ejército turco confirmó el ataque del domingo contra un convoy militar en la región montañosa de Daglica, cerca de la frontera con Irak, pero no dio ningún balance de víctimas. 

"Dos de nuestros vehículos blindados resultaron gravemente dañados por artefactos explosivos situados en una carretera", explicó el Estado Mayor turco.

"Algunos de nuestros soldados murieron en la explosión y otros quedaron heridos", añadió, sin aportar más detalles, en un comunicado publicado en su página web. 

El primer ministro islamo-conservador, Ahmet Davutoglu, convocó una reunión urgente con los principales responsables políticos y militares del país, pero el gobierno no hizo declaraciones sobre las pérdidas del ejército. 

En un comunicado publicado por su rama militar, el PKK afirmó haber matado a 15 soldados en "un acto de sabotaje y varios ataques"

La aviación turca ya respondió el domingo por la noche al ataque con bombardeos en los que murieron "numerosos terroristas", según la agencia progubernamental Anatolia. 

Varias ciudades del país acogieron manifestaciones de condena por el ataque del PKK, y la prensa turca denunciaba este lunes en sus portadas una "emboscada cobarde". 

- Escalada -

A finales de julio, el gobierno turco ordenó una serie de ataques aéreos contra las bases de retaguardia de los rebeldes kurdos en el norte de Irak. 

Ankara lanzó esa ofensiva tras una serie de ataques del PKK contra las fuerzas de seguridad en represalia por el atentado, atribuido al grupo yihadista Estado Islámico (EI), que dejó 32 militantes kurdos muertos en la ciudad de Suruç, cerca de Siria. 

Los atentados del grupo kurdo y las respuestas militares se suceden desde entonces a un ritmo cotidiano en el país, arruinando las conversaciones de paz iniciadas a finales de 2012 para intentar acabar con un conflicto que causó 40.000 muertos desde 1984.

Según la prensa progubernamental, más de 70 soldados o policías y un millar de rebeldes fallecieron en los enfrentamientos desde julio.

Esa escalada violenta preocupa a menos de dos meses de las elecciones legislativas anticipadas convocadas por el presidente Recep Tayyip Erdogan para el 1 de noviembre.

En los comicios del 7 de junio, su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) perdió la mayoría absoluta que tenía en los últimos 12 años en el Parlamento. El jefe de Estado espera que su partido la recupere en noviembre para instaurar un régimen presidencialista fuerte. 

"Si un partido del Parlamento hubiera conseguido 400 diputados (de 550) para cambiar la Constitución, esto no habría ocurrido", declaró este domingo Erdogan. 

Numerosos opositores expresaron su enfado en las redes sociales, acusando a Erdogan de "sacrificar a los jóvenes" para llevar a cabo sus ambiciones presidenciales. 

"Has transformado el país en un baño de sangre para tus 400 diputados (...) No tienes escrúpulos", escribió el líder de la oposición socialdemócrata, Kemal Kiliçdaroglu, en Twitter. 

"No cederemos a las políticas guerreras", dijo el líder prokurdo Selahattin Demirtas, que pidió a los pueblos turco y kurdo que "insistan en la paz y la fraternidad". 

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