La retórica incendiaria y beligerante de Donald Trump es bastante conocida, pero el miércoles llegó demasiado lejos. Una turba de sus seguidores, azuzados por el propio presidente, asaltó el Capitolio de Estados Unidos dejando escenas inéditas de violencia. Cuatro fallecidos, 14 policías heridos, múltiples destrozos y repudio generalizado fueron el saldo de una trágica jornada en la que uno de los espacios más sagrados de la democracia del país se convirtió en tierra de nadie.
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“No cederemos nunca, nunca concederemos”, dijo Donald Trump a los miles de manifestantes que se habían congregado en la mañana a las afueras de la Casa Blanca para apoyar las denuncias de fraude electoral hechas por el aún mandatario.
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Fue ahí que el republicano llamó a sus simpatizantes a marchar al Capitolio, donde se llevaba a cabo la sesión de certificación del triunfo del demócrata Joe Biden en las elecciones del 3 de noviembre del año pasado.
“Mis compañeros americanos: por nuestro movimiento, por nuestros hijos y por nuestro amado país […] lo mejor está por venir. Así que vamos a caminar por la Avenida Pennsylvania, me encanta la Avenida Pennsylvania, y vamos a ir al Capitolio y vamos a tratar de dar... Los demócratas no tienen remedio. Nunca votan por nada, ni siquiera por un voto. Pero vamos a poner a prueba y tratar con nuestros republicanos. Los débiles, porque los fuertes no necesitan nuestra ayuda. Vamos a tratar de darles el orgullo y la audacia que necesitan para recuperar nuestro país”, dijo Trump.
Tras el caos y la violencia en el Capitolio los demócratas e importantes medios de comunicación estadounidenses responsabilizaron a Donald Trump de lo ocurrido y criticaron que se hubiera demorado varias horas en pedir a sus seguidores que se fueran a casa.
“La retórica sediciosa de Trump provocó que una multitud de miles de personas asaltaran el edificio del Capitolio [...] Trump provocó estos ataques. Ha criticado por meses el veredicto emitido por los votantes en noviembre. Convocó a sus seguidores a reunirse en Washington ese día y los alentó a marchar hacia el Capitolio. Les dijo que se estaban robando las elecciones. Les dijo que pelearan. Les dijo que podía unirse a ellos e, incluso mientras asaltaban el edificio, se negó durante largas horas a decirles que se detuvieran, a condenar sus acciones”, dijo el diario “The New York Times” en una editorial.
Antes del asalto al Capitolio
Trump llevaba ya varias semanas azuzando a sus partidarios a desconocer el resultado de las elecciones. Lo hizo incluso cuando aún no terminaba el conteo de los votos en los días posteriores a los comicios del 3 de noviembre.
Tensiones y actos de vandalismo se desataron en diversas oficinas electorales de estados como Pensilvania y Georgia luego de que Trump instara a sus seguidores a cuidar los votos republicanos.
Además, el mandatario dedicó las semanas posteriores a denunciar, sin pruebas, que había sido víctima de un fraude y que él era el vencedor de las elecciones. Aunque presentó sendas demandas para invalidar los resultados, la justicia no le dio la razón.
A inicios de diciembre un funcionario electoral republicano de Georgia señaló que Trump sería responsable de cualquier violencia que resultara de las denuncias infundadas de fraude electoral.
“¡Todo ha ido demasiado lejos! ¡Todo! ¡Tiene que parar!”, dijo Gabriel Sterling, gerente de implementación de los sistemas de votación de Georgia.
Según reporta la BBC, el funcionario contó que un contratista de 20 años que trabaja para Dominion Voting Systems, una empresa que vende software y hardware para elecciones y se ha convertido en objetivo de las infundadas teorías de conspiración de la derecha, había recibido amenazas de muerte.
El trabajador fue amenazado con una horca y acusado de traición, después de transferir un informe sobre lotes de votos a una computadora del condado.
El mismo Sterling tuvo que hacerse de un guardia policial afuera de su casa, mientras que la esposa del Secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, estaba “recibiendo amenazas sexualizadas en su teléfono celular”.
“Señor Presidente, usted no ha condenado estas acciones ni este lenguaje [...] Necesitamos que dé un paso al frente y si va a asumir una posición de liderazgo, ¡demuéstrelo! [...] Amenazas de muerte, amenazas físicas, intimidación, es demasiado, no está bien”, dijo el funcionario republicano.
Mucho antes de las elecciones
A Trump se lo ha acusado de incitar a la violencia desde antes de que llegara a la presidencia. En marzo del 2016, durante la campaña por la Casa Blanca, tres incidentes ocurrieron en menos de 24 horas.
Altercados dentro y fuera del lugar que iba a acoger un mitin de Donald Trump en Chicago terminaron con cinco detenidos y dos policías heridos. También hubo tensión en Dayton, Ohio, cuando un hombre intentó irrumpir en el escenario y obligó a intervenir a los agentes del Servicio Secreto que velan por la seguridad de Trump. Otro incidente se registró en la ciudad de Kansas, Misuri, donde hubo altercados entre seguidores y opositores del republicano.
“Yo represento a un gran grupo de personas que está muy enojada. Hay un gran enojo en ambos lados”, dijo Trump por esos días a la cadena Fox News.
Ya en el poder, Trump ha sido criticado por el tono de sus alocuciones sobre graves problemas que afectan al país, entre ellos la violencia policial.
En agosto del 2017, el mandatario pronunció un discurso ante una platea colmada de oficiales de policía en Long Island, Nueva York: “Cuando uno ve cómo meten a estos rufianes en la parte trasera de una camioneta policial, uno solo quiere ver que los meten ahí, con rudeza. Yo les digo, por favor, no los traten tan bien. ¿Vieron cuando ustedes meten a alguien en la patrulla y le protegen la cabeza poniendo la mano encima? Esa persona acaba de matar a alguien y ustedes no quieren que se golpee la cabeza. Yo les digo: pueden quitar la mano, ¿está bien?”.
En mayo del 2020, Trump también criticó duramente las protestas raciales desatadas tras la muerte de George Floyd.
El mandatario arremetió contra las autoridades de Minneapolis por permitir el caos durante las protestas por la muerte de Floyd y ofreció la ayuda del Ejército para aplacar las protestas. “Deben ser más duros, y siendo más duros honrarán su memoria”, dijo.
Trump también ha sido criticado por alentar y no condenar las acciones violentas de los supremacistas blancos e incluso respaldó al grupo radical Proud Boys durante el debate presidencial de octubre del año pasado.
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