En la mañana de ayer el comando alemán envió a Amberes un parlamentario, con bandera blanca, notificando que en dos horas comenzaría el cañoneo contra la ciudad. Inmediatamente se inició el éxodo. El gobierno se trasladó a Ostende. Numerosos fuertes se conservan aún intactos y siguen respondiendo el fuego enemigo. Banderas blancas y rojas se han colocado en las iglesias para indicar que son edificios piadosos, a fin de evitar que sean destruidos como ocurrió con la catedral francesa de Reims. Para el káiser es fundamental la caída de Amberes.