(Foto: Jessica Vicente)
(Foto: Jessica Vicente)
Luis García Bendezú

Un terreno de por lo menos diez hectáreas, bien ubicado y con suficiente agua de riego. Eso es lo que necesita Lima –además de voluntad política– para crear un jardín botánico de rango metropolitano. La principal impulsora de este proyecto es la historiadora y antropóloga María Angélica Matarazzo viuda de Benavides, de 95 años.

“Que no se diga que Lima no puede tener un jardín botánico. Todos los demás países de Latinoamérica tienen por lo menos uno importante”, reclama Matarazzo, quien creó, a fines del 2013, la página de Facebook Un Jardín Botánico para Lima.

Matarazzo y un grupo de asesores y colaboradores han identificado nueve espacios en Lima que podrían albergar un buen jardín botánico. Estos terrenos están, por ejemplo, en la Universidad Nacional Agraria La Molina, en la Base Aérea de Las Palmas (Surco), en espacios de Sedapal cerca de La Atarjea (Ate), en el Morro Solar (Chorrillos), en la Costa Verde o en el parque ecológico Antonio Raimondi (Ancón).

“Lima necesita un jardín botánico, una institución científica y educativa que muestre las maravillas de nuestra biodiversidad vegetal”, recalca Matarazzo.

-Sin equipamiento-
Según el arquitecto y urbanista Jorge Ruiz de Somocurcio, la falta de un jardín botánico refleja la carencia general de equipamiento urbano en la capital. Lima, por ejemplo, es una ciudad marina que no tiene acuario.

“La idea del jardín botánico es muy importante. Ojalá reciba el apoyo de las autoridades”, dijo el arquitecto a El Comercio. 

-Faltan áreas verdes-
Lima solo tiene 3,1 metros cuadrados de áreas verdes por habitante. Lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) es al menos nueve metros cuadrados.

Lima tuvo, a principios del siglo XIX, un jardín botánico cerca de la cuadra 7 de la actual avenida Grau.

Las universidades San Marcos y Agraria tienen jardines botánicos, pero son espacios cerrados al público.

Contenido sugerido

Contenido GEC