Atentan contra miembros de Los Caribeños de Guadalupe

JOHNNY AURAZO

A los integrantes de Los Caribeños de Guadalupe parece, literalmente, que les quieren apagar la voz. Sus propietarios, los hermanos Fernando y Santiago Asparicueta Cabanillas, son amenazados de muerte por extorsionadores que les exigen hasta S/. 30.000 si desean seguir con vida o que sus familiares no sufran algún atentado.  

Uno de los miembros de la orquesta confirmó a El Comercio que el domicilio de Fernando Asparicueta fue atacado por dos extorsionadores que llegaron en una moto lineal hasta su domicilio en la calle Piedra Liza, en el distrito de Guadalupe, provincia de Pacasmayo, en La Libertad, el lunes por la noche.

Los sujetos –uno tenía el rostro cubierto– descerrajaron cuatro disparos en la puerta de la casa de Fernando y luego fugaron. Incluso, una de las balas pasó cerca de una de sus hijas. “Días antes, dejaron dos sobres en los que pedían S/. 10.000, primero, y S/. 30.000 después. Como nadie accedió a sus pretensiones, llegaron y atacaron”, indicó nuestra fuente, que por razones de seguridad pidió ocultar su identidad.

Días antes del ataque del lunes, los extorsionadores dejaron dos sobres en la vivienda de Santiago Asparicueta, en la calle El Triunfo, en Guadalupe. En ambos le pedían S/.30.000 para que no atenten contra él ni su familia. “Le dijeron también que le podía pasar algo a su hija que estudia en Trujillo y que le iban a quemar el bus si no pagaba”, añadió un músico de la orquesta.

Ante las amenazas de muerte, la denuncia por extorsión y ataque con arma de fuego ha sido asentada en la comisaría de Guadalupe y los integrantes del conocido grupo musical han tenido que contratar seguridad personal para poder transitar tranquilos. “Tememos por nuestras vidas y en la comisaría nos han dicho que no hay policías especializados para dar con el paradero de estos delincuentes”, dijo uno de ellos.

Los números con los que los criminales se comunican con ellos para extorsionarlos son el 994752434 y 978021970. El segundo habría sido adquirido en Piura. Un periodista de este Diario marcó ambos números y en el primero le aseguraron que sí podían hacer una “chamba” [reglaje].