Hace casi diez años, Ollanta Humala (Partido Nacionalista) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular) se disputaban la Presidencia de la República en una segunda vuelta, hoy, son los candidatos con el mayor antivoto de cara a las elecciones de abril próximo.
El 73% - de acuerdo a la última encuesta de El Comercio-Ipsos- ha señalado que “definitivamente” no votaría por Humala y el 69% ha indicado que no respaldaría a Fujimori, quien en el 2011 y 2016 superó la primera vuelta electoral.
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Los otros postulantes con un porcentaje alto de antivoto son César Acuña, de Alianza para el Progreso (65%); Daniel Urresti, de Podemos Perú (48%); Verónika Mendoza, de Juntos por el Perú (48%), Fernando Olivera, del Frente Esperanza (47%); Nidia Vílchez, del Partido Aprista (47%) y Julio Guzmán, del Partido Morado (45%). [Ver infografía]
El politólogo Paolo Sosa consideró que en el rechazo a Humala Tasso “pesa obviamente” su gobierno y recordó que desde que fue candidato en el 2006 “ha generado antagonismo”.
“Siempre generó divisiones y ahora aquellas personas que lo apoyaron desde el inicio se sienten traicionadas, porque su Presidencia fue de centro, se moderó en su gobierno, el polo blanco hoy le pesa. Y a eso hay que sumar las acusaciones por el Caso Lava Jato”, agregó en comunicación con El Comercio.
Sosa indicó que el antivoto a Fujimori Higuchi tiene relación a la posición beligerante que Fuerza Popular asumió en el Congreso durante los gobiernos de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y Martín Vizcarra. “Son vistos como los principales responsables de la crisis de gobernabilidad, no sorprende que su antivoto haya crecido [en el 2016, era de 40%], y lo ha hecho de manera significativa”, remarcó.
También opinó que en los poco más de tres meses que restan para las elecciones “no hay forma” que el antivoto a la excongresista se reduzca “al punto de hacerla una candidata viable”.
Omar Awapara, director de la carrera de Ciencia Política de la UPC, afirmó que Humala y Fujimori tienen en común investigaciones por presuntos aportes de Odebrecht a sus campañas en el 2011. Añadió que la lideresa de Fuerza Popular también carga con los pasivos del accionar de su bancada en el Congreso que fue disuelto en setiembre de 2019.
“Si bien Fujimori Higuchi no ha estado a la cabeza del Ejecutivo, su partido sí tuvo un protagonismo muy importante en el Parlamento hasta el 30 de setiembre del año pasado”, expresó a este Diario.
Awapara dijo que el crecimiento del antivoto de la excongresista, que pasó de 40% a 69% en los últimos cinco años, es un reflejo del daño a su imagen que ha causado el manejo de Fuerza Popular del Legislativo y de la investigación por presunto lavado de activos, que incluyeron dos órdenes de prisión preventiva en su contra.
La resistencia a Acuña (y a APP)
Sobre el tercer lugar de Acuña en el antivoto, Awapara dijo que se debe al desempeño de Alianza para el Progreso en el actual Congreso.
“Es por el rol de cómplice de su bancada [en las medidas que desataron la crisis política], también ha sido vacilante, por ejemplo, Acuña, en una entrevista a El Comercio dijo que no apoyarían la vacancia contra Martín Vizcarra, pero APP la respaldó. Hay cierta resistencia y no es por actos de corrupción, sino porque su bancada no ha sido consistente”, expresó.
El politólogo subrayó que, a diferencia de Acción Popular, donde existen facciones, como la de Mesías Guevara y Yonhy Lescano que se opusieron a la asunción de Manuel Merino a la Presidencia, en APP no las hay y la mayoría sabe que cualquier decisión que adopte el apepismo cuenta “al menos con va venía” del exgobernador regional de La Libertad.
Sosa coincide, en el sentido, de que Acuña ha sido “incapaz” de controlar a su bancada, sobre todo en el contexto de la vacancia.
Y, a la par, suma otro factor: el social, al recordar que el candidato de APP fue acusado de plagios.
“Hay un rechazo social más que político, el rechazo político es por el rol de APP, pero el social, que es más difícil de aislar, también le genera antipatías”, mencionó.
La dinámica de la campaña
Sosa explicó que el antivoto de Urresti, Mendoza y Guzmán “es relativamente manejable” y que, con el transcurrir de la campaña, pueden reducirlo.
“En el caso de Mendoza, el discurso anti izquierda que hay en el país es fuerte, el Perú es un país donde la izquierda tiene más dificultades para enganchar con la sociedad. A Urresti le pesa su pasado en las Fuerzas Armadas y su discurso de mano dura si bien pega en un sector, genera temores en otros”, manifestó.
Awapara sostuvo que el rechazo a Urresti, Mendoza y Guzmán no es tan alto, como el de Humala y Fujimori Higuchi, por lo que estimó que es probable que pueden disminuirlo.
Solo 11 candidatos tienen un “voto duro”
La encuesta de El Comercio- Ipsos también revela que solo 11 de los 23 candidatos a la Presidencia de la República tiene un “voto duro”: George Forsyth, de Victoria Nacional (6%), Keiko Fujimori, de Fuerza Popular (4%), Julio Guzmán, del Partido Morado (2%), Daniel Urresti, de Podemos Perú (2%); y Verónika Mendoza, de Juntos por el Perú (2%).
También figuran Daniel Salaverry (Somos Perú), Yonhy Lescano (Acción Popular), Alberto Beingolea (PPC), César Acuña (APP), Hernando de Soto (Avanza País) y Ollanta Humala (Partido Nacionalista). Todos con 1%.
El director de la carrera de Ciencia Política de la UPC indicó que si poco más de la mitad de postulantes no cuenta con un voto duro se debe a que este está asociado a la marca partidaria y a las personalidades.
“El voto duro más consistente está acompañado de una organización, de una marca poderosa, como la del fujimorismo. En Estados Unidos, los republicanos y los demócratas lo tienen. En el Perú, me parece que, en este momento, solo el fujimorismo”, agregó Awapara.
Sosa hizo hincapié que los candidatos que no registran un voto duro en esta encuesta, también son los más desconocidos. Por ejemplo, al exalcalde de Pueblo Libre Rafael Santos (Perú Patria Segura), el 44% dijo no conocerlo.
“Los que no tienen voto duro son los desconocidos, con excepción de Fernando Olivera, Francisco Diez Canseco y Marco Arana. Y hay distintos tipos de voto duro. En el caso de Forsyth, hay que preguntarse, ¿hasta qué punto ese 6% es un voto duro? Y no es lo mismo que el respaldo a Fujimori, Guzmán y Mendoza, que ya han participado en otras elecciones”, acotó.
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