PPK:1, fujimorismo:1, la columna de Enrique Pasquel
PPK:1, fujimorismo:1, la columna de Enrique Pasquel
Enrique Pasquel

Vistas bien las cosas, la decisión del Congreso de este viernes ha sido un triunfo tanto para como para . El Gabinete Zavala inicia su gestión con un voto de confianza apabullante. El fujimorismo, por su parte, ha dado la impresión de ser capaz de dejar a un lado los resentimientos de campaña en favor de la gobernabilidad y de la decisión que la gran mayoría de peruanos apoyaba. Y, así, ambos han salido bien parados y han cosechado un triunfo político.

Ahora, la verdad es que el otorgamiento de la confianza al Gabinete Zavala por toda la bancada de Fuerza Popular no debería haber sorprendido a nadie. Según la encuesta de El Comercio-Ipsos publicada la semana pasada, PPK tiene un 61% de aprobación, y el 80% de la población estaba a favor del voto de confianza. Por lo tanto, una negativa por parte del fujimorismo habría supuesto dispararse en el propio pie. Y si algo no son los naranjas es políticamente torpes.

Todo lo ocurrido es una muestra de la dinámica que podría marcar los siguientes cinco años. PPK, para lograr el apoyo del Congreso a las medidas que él planea implementar, solo necesita que su aprobación siga alta y que sus propuestas sean populares. Si logra esto, al fujimorismo le seguirá conviniendo comportarse como oposición responsable, pues lo contrario le supondría perder la aprobación de la población, lo que a su vez sería terrible para su campaña en las elecciones regionales y municipales del 2018. Mientras las encuestas favorezcan al presidente, tanto él como Fuerza Popular ganarán si siguen cooperando. Por el contrario, si la popularidad de PPK y de sus propuestas deja de ser mayoritaria, la estrategia que más votos le traería al fujimorismo es la de aparecer como la oposición dura que golpea y frena a un Ejecutivo impopular.

Así las cosas, si PPK quiere llevar su nave a buen puerto, no puede perder la buena conexión con la mayoría de peruanos que ha logrado hasta el momento y para eso es importante que sus reformas de fondo vengan acompañadas de gestos que la ciudadanía aprecie. Cosa difícil porque, valgan verdades, ni el gobierno de PPK ni ningún otro podrían resolver los problemas de la seguridad, la desaceleración económica, la informalidad o la corrupción estatal, digamos, en sus 100 primeros días, como para prontamente exhibir logros que alimenten su popularidad. Si PPK hace todo bien, los resultados los veremos más bien a mediano o largo plazo, pero para las encuestas necesita de gestos que funcionen en el corto.

Si encuentra PPK una fórmula que le permita aquello, lo más probable es que el marcador en el partido con el fujimorismo se mantenga en empate. Un empate curioso pues, al final del día, si las reformas que PPK y el fujimorismo empujan conjuntamente funcionan, ambos partidos terminarán como ganadores.

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