En esta parte del continente, Argentina es uno de los países que mayor cantidad de producciones genera si de streaming hablamos. Una de ellas, estrenada en 2022, lleva por título “Los protectores”. Protagonizada por Adrián Suar, Andrés Parra y Gustavo Bermúdez, la propuesta escrita y dirigida por Marcos Carnevale mostró en su primera temporada a tres peculiares ‘emprendedores’, que encontraron en la representación de futbolistas su forma de subsistir.
Conocidos ampliamente en su país, los argentinos Suar y Bermúdez congeniaron muy bien con el colombiano Parra, quien ostenta un reconocimiento tal vez más global por su trabajo como Pablo Escobar en la icónica narcoserie “El patrón del mal”. Esa temporada debut enganchó porque supo cautivar desde el humor: los tres tipos no parecían saber muy bien lo que hacían, pero la prestación que recibían era tan suculenta (¡Y ellos lucían tan necesitados!) que estaban dispuestos a todo por proteger a promesas del balompié sudamericano en su camino al Viejo Continente.
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Muchos de aquellos aspectos positivos que mostró “Los protectores” desaparecieron o se vieron amenguados en la continuación, también a cargo de Carnevale y de la misma forma emitida por Star Plus. En la temporada 2, lo que menos se vio fue fútbol o a representantes tropezándose con ‘cáscaras de plátanos’. Se priorizó que nuestros protagonistas recuperen su cartera de futbolistas (robada por un empresario/villano interpretado por Martin Seefeld), aunque estos en sí jamás aparecieron. Ya no tenían que proteger a otros sino a sí mismos. El cambio quizás no fue para bien.
Una oportunidad de comparar otra serie argentina de Star Plus que también tuvo una primera temporada elogiada y acaba de estrenar su continuación es “El encargado”. La propuesta esta vez corre a cargo de Mariano Cohn y Gastón Duprat, talentosos creadores que también hicieron posible hace apenas unos meses “Nada”, para muchos la mejor serie latinoamericana del 2023.
“El encargado” cuenta la historia de Eliseo, un portero –como se le conoce en Perú—que treinta años después de trabajar a sol y sombra a cargo de un condominio en una zona de clase media alta en Buenos Aires, de pronto se entera de que lo quieren despedir y con el dinero que esto pueda ahorrarle, el consorcio a cargo del manejo del edificio, construiría una piscina para uso de todos los residentes. La noticia, chocante para cualquiera, por supuesto, terminan impactando más de lo debido a nuestro protagonista, quien urde un plan para conseguir la mayor cantidad de votos entre los residentes y así desechar la idea de la ‘pileta’ (como se llama en Argentina).
A diferencia de “Los protectores”, la serie de Cohn y Duprat tiene un pie en la comedia, pero otro notoriamente en el drama. Y a ratos también en el thriller. Desesperado porque según sus cálculos no alcanza los votos necesarios para salvar su puesto (¡y su casa!), Eliseo poco a poco devela una personalidad para muchos desconocida. En su objetivo, reforzará vínculos con vecinos que lo quieren mucho (Beba/Pochi Ducasse), pero también ahondará diferencias con otros que simplemente no lo soportan (Matías Zambrano, interpretado magistralmente por el ‘Puma’ Goity). Tal vez ese teje y maneje en pos de una ‘mayoría’ que lo salve fue lo segundo mejor de la serie. Porque lo primero fue confirmar (en caso para algunos fuera necesario) la capacidad actoral de Guillermo Francella, alguien que brilló en cine, teatro, televisión y que ahora –escogiendo muchos más papeles retadores (“La extorsión”) que decepcionantes (“Granizo”) parece calzar bien en el ecosistema del streaming.
La segunda temporada de “El encargado”, lamentablemente, no deja una sensación tan abrumadoramente satisfactoria como la primera. Aunque Cohn y Duprat repiten créditos, y Star Plus hace las veces de paraguas, esta continuación presenta una variedad de elementos que a ratos parecen excesivos y, por momentos, desordenados. Pero mejor analizarlo si exponemos algo de la trama.
Luego de retomar su puesto como encargado en el condominio de siempre, Eliseo cree haber recuperado el poder que tanto disfruta. A la casa donde vive –un departamento más dentro del edificio—se le suman una serie de beneficios que supo negociar antes de aceptar su regreso. Y aunque ha resquebrajado su vínculo con algunos vecinos (una simplemente se fue y Zambrano sigue enfadado con él), eso poco parece importarle: él es feliz tomando té con Beba y alimentando a sus plantas carnívoras. Esto, claro, hasta que aparece un nuevo inquilino en el edificio: Lucila Morris (María Abadi). Ella desde el primer contacto que tuvo con nuestro protagonista presintió un aura rara y se planteó echarlo de su puesto de trabajo. Pero como en esta ficción se respetan los derechos laborales y los contratos, ese deseo de la nueva ‘villana’ no sería tan fácil de cumplir.
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A diferencia de la temporada estreno, esta continuación tiene solo siete episodios. En la gran mayoría de estos seremos testigos de dos sendas: la primera tiene a Eliseo viendo cómo su mundo parece desmoronarse poco a poco, mientras que la segunda es lo que podríamos llamar ‘guerra total’ entre Lucila y él. El problema aquí tiene que ver con la cantidad y la variedad de elementos que cada uno de estos caminos presentan de cara al televidente. Uno de ellos podría ser la aparición de Maxi (Martín Slipak), el sobrino perdido de Eliseo que de la noche a la mañana surge para pedirle plata y, cuando ve que no le dan lo que considera justo, termina dispuesto a hacerle la vida imposible.
Si uno de los aspectos que más nos quedaba claro tras la temporada 1 era la soledad de Eliseo (a cada persona le contaba de forma distinta la ‘muerte’ de su esposa Clarita), insertar de la nada a un sobrino –con el que además guarda una historia tremenda—para que esté detrás suyo 24/7 es un giro, por lo menos, fuerte. Luego, más allá de que Gabriel Goity repite una notable actuación interpretando a Zambrano (el vecino que hizo la vida imposible a Eliseo en la temporada 1), en esta continuación su personaje pasa del odio a la complicidad, para finalmente volver al odio. Parecen mucho 7 capítulos para tanto cambio alrededor de una figura que, además, en esta temporada se arrastra ante su esposa pidiéndole volver. El televidente descubrirá si esto resulta o no.
El buen trabajo de Goity contrasta con el desempeño, a ratos cercano a lo intrascendente, que tienen otros personajes ‘repitentes’ en esta nueva temporada. Desde el agente de seguridad Gabriel (Darío Barassi), pasando por Miguel (Gastón Cocchiarale), el asistente de Eliseo que por horas llegaría ‘quitarle’ el puesto, o finalmente el propio Gómez (Manuel Vicente), colega encargado del edificio junto al que vive Eliseo. En los tres casos uno podría hacer el ejercicio de cerrar los ojos, imaginar que no aparecen, volver a abrirlos, y probablemente sentirá que nada cambió en el resultado final.
Y tal vez nada cambió porque la gran apuesta en cuanto al guion es la ‘guerra total’ entre Lucila y el encargado. Ella es una mujer de recursos que apoya causas sociales, pero que esconde más secretos de lo que uno espera. Allí es donde nuestro protagonista intenta meterse. Lo hace repitiendo algunas habilidades detectivescas/chismosas/invasivas de la temporada uno, aunque en algún momento todo le sale mal. Aquí comienza lo que mencionamos líneas arriba: la segunda temporada de “El encargado” tiene una alta dosis de intensidad porque vemos al personaje interpretado por Francella varias veces contra la pared. Nada de esto, sin embargo, motiva un espíritu de cambio, ganas de ser una persona más honesta ante todos, o al menos ante sí mismo.
El factor sorpresa que nos generaba en la primera temporada descubrir todas las dimensiones que puede tener un trabajador --que creíamos conocer porque nos vio nacer, crecer y madurar desde el otro lado de la recepción-- a ratos se evapora cuando en “El encargado 2″ las cosas se decantan por exponer uno a uno sus delirios, su zigzagueo al borde de la sinrazón, su proceder oscuro, trampa tras trampa, estrategia tras estrategia, y ataque tras ataque. No hay, pues, un Eliseo enseñándole a los vecinitos menores del condominio a conquistar a la noviecita de al lado (¡casi ni aparecen niños esta vez!). Entonces, de comedia queda muy poco.
Ninguno de estos cambios, falencias u omisiones (como el televidente prefiera verlo) significan que la segunda temporada de esta serie de Star Plus sea mala. A lo mucho siembra dudas en torno a si los que están detrás, como pasó con “Los protectores”, ostentan la misma habilidad para crear ficciones que para sostenerlas en el tiempo. Claro que, en un análisis mucho más extenso, la lista de aciertos es mucho mayor que solo ‘crear’ algo: Francella es brillante aun cuando el guion le exige ser una especie de ‘ejemplo de la psicosis’, Goity no ha perdido una pizca de brillo al ser un cretino que aspira a comprarlo todo con dinero, y María Abadi –tal vez no tan conocida fuera de Argentina—demostró solvencia siempre que el guion se lo permitió (cuando salen los resultados médicos de Eliseo, su aporte a la propuesta entra en un aparente declive).
Seguramente “Los protectores” y “El encargado” tendrán una tercera temporada. Se trata de planteamientos bien trabajados, que sustentan por qué Argentina lleva la delantera en esta parte del continente en cuanto a trabajos en cine y televisión. Pero no hay que olvidar que, al menos desde la humildad, siempre una renovación de temporada brinda oportunidades para mejorar.
EL ENCARGADO/STAR PLUS
Sinopsis: “El encargado” es una comedia dramática que narra con ironía y humor las aventuras de Eliseo, que a espaldas del consorcio que lo emplea hace uso y abuso de su poder de vigilancia e intromisión. El edificio es un universo cuyo ecosistema tiene dinámicas y normas específicas, y Eliseo las conoce todas a la perfección. Allí vive, trabaja y absorbe hasta el último detalle de la vida de sus habitantes. Pero, debajo de su apariencia servicial y obsecuente, oculta un talento para manipularlos. Una máscara de humildad y honestidad es su arma más eficaz para operar sobre ellos, su poder es el conocimiento. Sabe todo sobre quienes habitan el lugar: nombres, horarios, trabajos, vínculos, debilidades, gustos. Así es como diseña estrategias de influencia sobre cada persona y puede calcular con precisión cómo van a reaccionar a sus estímulos. Entonces, según sus caprichos, ánimo o necesidad por defender el trabajo a toda costa, es capaz de causar daños de amplio espectro. También imparte justicia y protege a los que considera más débiles. Sin duda alguna, Eliseo es un dios en su propio territorio.
Director: Varios
Elenco: Guillermo Francella, Gabriel Goity, María Abadi
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