MILAGROS LEIVA GÁLVEZ

El ingeniero Javier Román Piqué del Pozo estaba en Japón para asistir a una reunión de sismólogos. Abandonó ese país tres horas antes del terremoto y hoy está en Chicago cumpliendo labores académicas. Experto en construcción y suelos, no se cansa de advertir. Hay que prevenir y reforzar la infraestructura. Conversamos con él vía telefónica.

Usted dice que la prioridad son los hospitales. Es la prioridad porque es lo primero que necesitamos para atender a los afectados. Los hospitales y postas médicas tienen que reforzar sus estructuras.

Existe un estudio realizado en 1997 por la Organización Panamericana de la Salud, pero ya pasaron catorce años y nada. Entiendo que han comenzado a hacer las licitaciones para reforzar, pero no lo puedo asegurar. El hospital Cayetano Heredia necesita con urgencia, el mismo Rebagliati. No estoy diciendo que mañana se caen, pero sí urge dar dinero para esos trabajos.

¿Qué más se tiene que hacer? Se deben asegurar los colegios, incluso los nuevos tienen problemas. Con un 5% del costo del colegio se soluciona, pero cuando se cae costará el 40%. Es urgente este tema y se tiene que comenzar con los colegios ubicados en Villa El Salvador y San Juan de Lurigancho, son distritos que tienen suelo arenoso. Por allí comenzaría.

Imaginemos que sucede un terremoto de escala 8,9… Lamentablemente uno ve casas de tres pisos hechas con ladrillos pandereta que no son sólidos, los usan de estructura y eso es una irresponsabilidad. Esas construcciones son más propensas a tener daño.

¿Cuán regulado esta el ‘boom’ inmobiliario? Hasta hace dos años era obligatorio pasar una revisión municipal con ingenieros, eso protegía pues saltaban las cosas mal hechas y no se daba licencia. Ahora ha cambiado, para simplificar las cosas hasta cinco pisos ya no tiene revisión previa. Se construye de inmediato.

¿A quién se le ocurre dar licencias sin previa revisión? Al gobierno aprista. La Ley 29090 dice eso y yo he peleado para que no salga. ¿Usted cree que alguien que ha gastado luego va a invertir más porque le piden modificar? Por supuesto que no. Por eso andamos indignados. Es un crimen que se construya sin revisión previa. En el Japón, a partir de los diez metros cuadrados, uno tiene que pasar por una inspección municipal. En el Perú a partir de cinco pisos tiene que revisarse sí o sí, eso garantiza que el proyecto cumpla con las normas, pero en construcciones menores a los cinco pisos se puede empezar de inmediato.

¿Qué es esto, un lobbie de las constructoras con el Congreso? Nosotros así lo dijimos. Sé que los trámites demoraban, pero eso no justifica esta flexibilidad.

¿Qué le dijeron cuando puso el grito en el cielo? Nunca me recibieron. Yo hablé con el congresista César Zumaeta, que era el presidente de la Comisión de Vivienda. Me dijo que me iba a llamar y nunca lo hizo. Tenía mucho apuro porque esto salga.

¿Cómo se llama todo esto? Uy, qué difícil pregunta, me van a decir que estoy haciendo política. Esto se llama un apresuramiento indebido y peligroso. Miren el Japón, con todas las exigencias, miren lo que les ha pasado.

Si el Congreso lo hubiera escuchado, ¿qué habría dicho? Que de ninguna manera se puede autorizar construcciones sin revisión previa. El Colegio de Ingenieros puede ayudar a agilizar si es que el problema es la demora en la revisión, eso se hace en España.

No entiendo a Zumaeta. Así es pues, lo hicieron a la carrera.

¿No será que la plata llega con los ladrillos? Ja, ja, ja, quién sabe. Es muy grave esta flexibilidad.

¿Tenemos suficientes refugios? Ese es otro tema central. Por eso los colegios también son prioridad. En el mundo entero los colegios se usan como refugio de la gente. No deben colapsar, primero para cuidar a los niños y después porque sirven de refugio. Los estadios municipales también sirven.

¿Qué hacemos con las autoridades que pecan de negligentes? Si la legislación cambiara y ellas fueran responsables penalmente, si existiera un muerto, verá cómo se preocupan de hacer bien las cosas. Hoy no pasa nada.

Hemos hablado de Lima, ¿pero cómo vamos en provincias? Un solo ejemplo: en Trujillo usan adobes de tamaño ladrillo de quince centímetros de ancho, el tradicional es de treinta. En Trujillo tenemos edificaciones de adobe con paredes de quince centímetros, eso se va a caer de todas maneras. Lo mismo pasa en Arequipa y Tacna. Se repite en todo el Perú.

El problema es que a las autoridades no les conviene exigir formalidad porque pierden votos… Esa es nuestra gran tragedia. Yo creo que la autoridad podría explicar a la gente, reunirla, preocuparse sinceramente por ella, sería el mejor pago por el voto que le dan. En otros países las agencias que se ocupan de eso son parecidas a la Sunat, tienen presencia en todo el país. Indeci debería tener presencia absoluta, pero su presencia es a través del alcalde y no a través de un profesional que sepa qué hacer.

¿En esta reunión de sismólogos en el Japón a qué han llegado? Existirán dos sismos fuertes en el Perú, al sur y frente a Lima (un poco al norte), es probable que sean los siguientes. Esa es la información y hay que decirlo. En algún momento ocurrirá, lo que no se sabe es cuándo. Hay que prepararnos, mejorar nuestras casas, delinear nuestros planes de evacuación. Es muy grave lo que viene.

¿A las autoridades les interesa la vida de los peruanos? No. Siento que no está en sus prioridades, no les veo mala intención, simplemente no ven el tema y como no conocen no se angustian.

¿Qué hacía en el Japón? Tenemos un proyecto de cinco años financiado por la Agencia de Cooperación del Japón para mejorar las técnicas de prevención en tsunamis y sismos. Felizmente la Universidad de Ingeniería a través del Cismid (Centro de Investigaciones Sísmicas e Investigaciones de Desastres) ha instalado el concepto de vulnerabilidad, pero igual tenemos que trabajar en reducción de riesgos. Vamos a estar en Lima, Tacna y quizá en Trujillo.

Ustedes como Cismid han hecho un mapa de los terrenos en Lima Y eso queremos hacer en Tacna y Trujillo. Constantemente estamos evaluando los suelos, los japoneses nos están dando equipamientos pero falta la contraparte nacional. Todos los ingenieros trabajan gratis y están hartos.

¿Cómo gratis? Sí, pues, el Gobierno no otorga nada extra por investigar los suelos. No tenemos presupuesto y lamentablemente gastamos mucho en transporte, el Ministerio de Economía nos ha negado la partida. Luego de la entrevista en El Comercio, el ingeniero Woodman del Instituto Geofísico logró conseguir el satélite, quizá puedan darnos a nosotros el aporte necesario para seguir investigando.

¿Ustedes analiza la vulnerabilidad y el Estado no les da un sol? Así es. La universidad lo ha pedido, pero no dan nada, ni siquiera para el transporte. Es una vergüenza. Solo se necesita un millón de soles para cinco años, para las mediciones de campo. No es para honorarios, nosotros no estamos pidiendo que nos paguen, solo necesitamos dinero para ejecutar. Luego, cuando suceda algo terrible dirán dónde estuvimos los especialistas: aquí estamos, pero frustrados porque no recibimos el apoyo.

Ingeniero, una curiosidad, su casa debe ser un búnker… Ja, ja, ja, eso le digo a mi esposa y no me cree. Yo vivo en La Molina y allí se escucha hasta el suspiro de Dios, todos los temblores se sienten, pero, bueno, hay que saber apretar el tornillo correcto y seguir las normas para vivir tranquilo.

¿Cuál es su mensaje para los políticos y para los peruanos? Que cada uno se preocupe de su propia casa, que se exija el cumplimiento de las normas. Está demostrado que cuando es así las viviendas sobreviven a los sismos. Ya se lo dije a las máximas autoridades y puedo morir tranquilo con mi conciencia. He alertado, pero hay que poner manos a la obra.