El satélite europeo Gaia* fue lanzado este jueves al espacio para dar comienzo a una de las misiones más ambiciosas de la Historia.
La fascinación humana por el cielo nocturno ha llegado lejos y ha inspirado grandes avances científicos, desde que el griego Hiparco hiciera el primer catálogo de estrellas, pasando por Galileo, el padre de la astronomía moderna.
Ahora, esta nave se propone cartografiar las posiciones exactas y las distancias de más de mil millones de estrellas para construir un censo y un mapa galáctico en 3D.
Los científicos esperan que su trabajo ofrezca el primer retrato realista de cómo está formada la Vía Láctea.
La sonda ya se encuentra viajando hacia su punto de observación a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, una travesía que le tomará alrededor de un mes.
Gaia comenzó a desarrollarse hace más de 20 años y costó 740 millones de euros. Su especialidad es la astronometría: la ciencia que mapea localizaciones y movimientos de los objetos celestes.
Transporta dos telescopios que arrojarán luz hacia una enorme cámara de mil millones de píxeles de resolución conectada a un trío de instrumentos detectores.
Este equipo óptico súper sensible y de extrema estabilidad le permitirá señalar a los astros con extraordinaria fidelidad. Precisión estelar
Está previsto que la sonda observe cada una de las mil millones de estrellas unas 70 veces a lo largo de su misión, que durará cinco años.
A partir de la observación repetida de esos cuerpos celestes, establecerá las coordenadas de las estrellas más brillantes con gran precisión y un margen de error de sólo 7 microarcosegundos de escala angular.
Este ángulo es equivalente al tamaño de una moneda de un euro en la Luna vista desde La Tierra, aclara Álvaro Giménez, director de ciencia de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).
La nave compilará los perfiles de las estrellas que observe, y además de averiguar cuán lejos están, estudiará sus movimientos.
También se catalogarán sus propiedades físicas como brillo, temperatura y composición. A partir de esta información, esperan los científicos, será incluso posible conocer su edad.
Y en el caso de 150 millones de esos astros, Gaia medirá sus velocidades de acercamiento o alejamiento de la Tierra.
Esto permitirá a los astrónomos usarlas como puntos de referencia para trazar la evolución de la Vía Láctea para hacer una película de time-lapse que pueda reproducirse hacia adelante y ver qué ocurre en el futuro, o retroceder para revelar cómo se formó la galaxia, tal como reporta Jonathan Amos, experto en ciencia de la BBC.
NO SOLO ESTRELLAS Como Gaia capturará todo lo que se cruce por sus detectores, es muy probable que también pueda ver una ingente cantidad de objetos que hasta ahora no han sido registrados, como cometas, asteroides, planetas externos al Sistema Solar, enanas blancas o agujeros negros.
Nos permitirá por primera vez pasear por la Vía Láctea para ver dónde está y qué es todo lo que hay. Es una misión verdaderamente transformadora, dice Gerry Gilmore, de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.
Se espera que para el final de esta década el archivo de datos procesados de Gaia exceda un petabyte (un millón de gigabytes), equivalente a unos 200.000 DVDs de información.
Es una cantidad tan vasta que probablemente tendrá a los astrónomos profesionales ocupados por varias décadas.
Sin embargo, esto también supone que habrá un amplio margen para que los científicos aficionados puedan escarbar en los datos de Gaia para hacer sus propios descubrimientos. El próximo año verán la luz varios proyectos de crowdsourcing para facilitar esta tarea.