El anillo que sirvió de inspiración a J.R.R. Tolkien para escribir El Hobbit y El Señor de los Anillos se muestra desde el martes último al público en Hampshire (sur de Inglaterra) en una muestra que indaga en el origen de la trilogía.

La National Trust, una organización que vela por el patrimonio británico, expondrá de forma permanente el objeto, que fue estudiado por Tolkien (1892-1973) un año antes de escribir El Hobbit.

El anillo de poder, que en la ficción portaba el malvado Sauron, fue analizado por el escritor en 1929 a petición del arqueólogo Mortimer Wheeler, que buscaba su conexión con una leyenda recogida en una lápida que había descubierto en una excavación.

La misión del creador de la Tierra Media era descifrar la etimología de la inscripción en latín que contenía el anillo, que fue traducida como Seniciaus vive bien en Dios, un detalle que no interesó a los investigadores en 1875, cuando lo descubrieron en un granja de la zona.

Tolkien y Wheeler relacionaron el mensaje con una lápida encontrada en un templo romano cercano en el que había inscrita una plegaria al dios Nodens en la que se pronunciaba una maldición contra Seniciaus, un romano que robó un anillo del templo de Lydney.

Al dios Nodens, quien lleve el nombre de Seniciaus niega toda salud hasta que devuelva el anillo al templo, reza en la piedra descubierta por el arqueólogo.

Fue entonces cuando los investigadores recordaron el anillo, que incluye un símbolo de la diosa Venus y cuyo tamaño es superior al de un objeto similar.

Su diámetro, de 25 milímetros y 12 gramos de peso, hace pensar a los historiadores que se creó para ser llevado en el pulgar y por encima de un guante, tal y como lo portaba Sauron en la popular saga.

Pese a las muchas teorías sobre el origen de la historia que ha cautivado a millones de lectores en el mundo, los historiadores consideran que ésta es la más probable ya que el objeto está relacionado con una maldición.