LA SALUD Y LOS TELEFONOS CELULARES (English translation included)
Hace unos días suena mi teléfono celular, el que desde ya hace algunos meses he tratado de alejar un poco mas de mi cuerpo (pero no de mi rutina) y contesté a través del sistema Bluetooth de mi carro. Era la Dra. Devra Davis, directora del Centro de Cáncer y Medio Ambiente de la Universidad de Pittsburg.
Hoy día, me dice Devra (a quien percibo me esta hablando a través del parlante incorporado de su celular), el Dr. Ronald Herberman, director del Centro de Cáncer de la universidad ha enviado un memorando a sus 3,000 empleados diciéndoles que los teléfonos celulares pueden ser perjudiciales para la salud.Hey Devra, le digo, eso es revolucionario, nunca he escuchado una alerta de este tipo; si me dice, es la primera vez que sucede esto es EEUU.
Para aumento de mi sorpresa, me dice que algunos países como Francia, Alemania e India ya han lanzado recomendaciones para limitar la exposición de radiación electromagnética en sus pobladores y que además el Departamento de Salud Pública de la ciudad de Toronto en Canadá, esta aconsejando a los niños y adolescentes a que limiten el uso de teléfonos celulares para evitar futuros riesgos.
Le agradecí la llamada y quede en revisar los documentos científicos en los que se baso el Dr. Herberman para hacer tan atrevida recomendación a su personal. Las recomendaciones del panel de expertos han sido publicadas en la pagina web del Centro de Cáncer y Medio Ambiente de la Universidad de Pittsburg y sirven de base para este blog.
El asunto empieza cuando se entiende que un teléfono celular no podría funcionar si no fuera por que es un aparato que recibe y envía ondas electromagnéticas a través de su antena. Estas ondas electromagnéticas, de acuerdo a muchos expertos deben considerarse como elementos contaminantes, potencialmente peligrosos para la salud. Quizás una analogía interesante seria compararla con el humo del cigarrillo, que ahora bien sabemos, no solo afecta al usuario del cigarrillo, sino a todas las personas que respiran el aire contaminado con el humo.
El problema se produce cuando se entiende que para poder escuchar la conversación, el teléfono celular debe ser colocado en el oído, pegado a la cabeza, separado del cerebro solo por el cuero cabelludo y el hueso del cráneo.
Un estudio realizado por un investigador asociado al IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineers) demuestra un cálculo de la “absorción” de ondas electromagnéticas provenientes de un teléfono celular, en diversas edades, en el cerebro de un ser humano.
En la foto que mostramos arriba, se ve el efecto de las ondas electromagnéticas de un teléfono celular en el cerebro de un niño de 5 años, uno de 10 años y en un adulto. A la mano derecha está la escala de intensidad de la radiación, que va del rojo y anaranjado en la parte alta (mas fuerte), al blanco en la parte baja (menos fuerte).
Cada imagen representa un corte transversal del cráneo (como cuando se abre una papaya) y la imagen pequeña ovalada anaranjada de la parte baja representa el teléfono celular, emitiendo radiación (señal anaranjada fuerte). Se puede ver como las ondas (a mas anaranjadas mas potentes) se distribuyen dentro del cerebro.
En el niño de 5 años, las ondas casi llegan hasta el otro lado del cerebro, en el de 10 años hasta la mitad y en el adulto hasta la tercera parte. En los niños, el cerebro absorbe mas radiaciones electromagnéticas por el menor tamaño del cerebro y por tener tejidos mas blandos.
¿Qué efecto tienen estas ondas electromagnéticas en el funcionamiento y en la estructura de nuestro cerebro?.
Pues esa es la gran pregunta, la que según el Dr. Heberman y otros expertos no tiene todavía una respuesta definitiva; pero que según el panel de expertos internacionales que motivó al Dr. Heberman a escribir su memorando, ya tiene una respuesta que apunta en una dirección no muy favorable para la salud de los usuarios de teléfonos celulares.
Por ejemplo, recientes estudios han demostrado que los teléfonos celulares alteran las ondas cerebrales alfa y delta, responsables de la vigilia y el sueño, habiéndose demostrado que pueden ser causa de insomnio en sus usuarios.
Otros estudios han demostrado que las ondas electromagnéticas alteran la llamada barrera hematoencefálica (una especie de filtro que separa el tejido cerebral del sistema circulatorio y protege al cerebro de sustancias indeseables para este órgano). Ciertas proteínas, llamadas “proteínas de estrés” son también mas abundantes como consecuencia de la acción de las radiaciones electromagnéticas.
Por ultimo, recientes estudios, que incluyen a personas que han usado el celular por lo menos durante 10 años muestran una posible asociación con tumores benignos del nervio auditivo (neuromas acústicos) y con ciertos tipos de cáncer del cerebro.
El gran problema es que las investigaciones mas recientes y mejor diseñadas no tienen más de 10 a 15 años de buen seguimiento, y al igual que ocurre con el humo del cigarrillo, que necesita mas de 30 años para producir el cáncer del pulmón, es posible que las investigaciones no demuestren todavía el verdadero efecto de las radiaciones electromagnéticas sobre la salud de las personas hasta el año 2025 o 2030.
Entonces, ¿qué hacer?.
Siempre pensando que si se yerra, debe errarse en el lado del público y dado que las investigaciones no pueden ni probar ni refutar los posibles daños que los celulares pueden producir, el Centro de Cáncer y Medio Ambiente de la Universidad de Pittsburg hace las siguientes 10 recomendaciones preventivas a los usuarios de teléfonos celulares:
1. No deje que los niños usen un celular excepto por emergencias. Es probable que los órganos en desarrollo de un feto o niño sean sensibles a los efectos de la exposición a campos electromagnéticos.
2. Al usar su teléfono celular, trate de mantener el teléfono celular lo mas lejos posible del cuerpo. La amplitud del campo electromagnético es cuatro veces menor a una distancia de 5 centímetros y cincuenta veces menor a un metro de la antena. Siempre que sea posible, utilice el teléfono con el parlante incorporado o con auriculares de tipo Bluetooth, los que emiten frecuencias que son 1/100 menos potentes que la antena del teléfono celular normal. El uso de audífonos con cables puede también reducir la exposición.
3. Evite utilizar su teléfono celular en lugares cerrados, como en un autobús, donde usted puede exponer pasivamente a otras personas con los campos electromagnéticos de su teléfono.
4. Evite llevar su teléfono celular pegado al cuerpo, pongalo en su maletín o la cartera. No lo ponga debajo de la almohada ni en la mesa de noche, especialmente si esta embarazada. Si tiene que llevar el teléfono con usted, pongalo en modo “vuelo” o “fuera de línea” o simplemente apáguelo y revíselo de cuando en cuando para ver si alguien le dejó un mensaje. Personalmente, pienso que si alguien me necesita, me dejará un mensaje, quien no me necesita no lo hará.
5. Si usted debe llevar su teléfono celular pegado al cuerpo (en la cintura por ejemplo), asegúrese de que el teclado numérico este posicionado hacia su cuerpo y el otro lado este posicionado hacia el exterior para que los campos electromagnéticos transmitidos se emitan lejos de usted.
6. Sólo utilice su teléfono celular para establecer contacto o conversaciones que duren unos pocos minutos. Como en el caso del humo del cigarrillo, los efectos biológicos están directamente relacionadas a la duración de la exposición. Para conversaciones más largas, utilice un teléfono con línea de tierra. Recuerde también que los teléfonos inalámbricos de la casa usan una tecnología semejante a la de los teléfonos celulares.
7. Alterne el lado de la cabeza en el que usa el celular para disminuir el riesgo de exposición. Antes de ponerse el teléfono celular en la oreja, espere hasta que la otra persona conteste la llamada. Esto limita el poder del campo electromagnético emitido cerca de la cabeza y la duración de su exposición.
8. Evite utilizar su teléfono celular cuando la señal es débil o al moverse a alta velocidad, como cuando viaja en un coche o en un tren. En esas situaciones, el teléfono esta tratando de conectarse repetidamente a una nueva antena de relevo y el poder de la radiación electromagnética aumenta mucho mas.
9. En lo posible, use mensajes de texto en vez de hacer una llamada, recordando siempre limitar también la duración de la exposición y la proximidad del teléfono al cuerpo.
10. Escoja un dispositivo con el SAR más bajo posible (SAR = Specific Absorption Rate = Tasa Específica de Absorción), una medida de la fuerza del campo magnético absorbido por el cuerpo. Las calificaciones de SAR de los teléfonos de uso común están disponibles en el Internet, buscando “SAR rating cell phones” o “calificaciones SAR de teléfonos celulares”.
Les confieso que cuando leí esas recomendaciones por primera vez, me parecieron súper exageradas, que no eran realistas; pero reflexionando en ellas, me di cuenta que no lo eran tanto y ahora aplico muchas de esas reglas en mi vida diaria.
No pienso dejar de usar mi celular, simplemente voy a tratar de usarlo de una manera mas cuidadosa. El teléfono celular es parte integral de nuestras vidas y es una tecnología que esta haciendo avanzar el mundo en la dirección correcta de las comunicaciones, pero ante la duda, creo que es mejor protegerse que lamentarse después.
Pensamos también que la industria de teléfonos celulares debe darse cuenta que es mejor trabajar en la reducción de riesgos de sus aparatos desde ahora, en vez de hacerlo a las apuradas en algunos años cuando los problemas aparezcan, o de negar lo evidente y meterse en problemas como lo hizo la industria del tabaco.
Y para los que tenemos hijos, les digo que los niños entienden muy fácilmente los potenciales peligros y creo que serán adoptadores tempranos de las medidas de seguridad. Al fin y al cabo, ellos usan mas mensajes de texto que mensajes de voz.
Hable con sus hijos y cuide su salud.
A few days ago, my cell phone rang, a phone I had tried for several months to distance myself from a bit (from my body, but not from my routine), and I answered using my car’s Bluetooth system. It was Dr. Devra Davis, Director of the Center for Environmental Oncology of the University of Pittsburg Cancer Institute.
Today, Devra (whom I noticed was talking to me using her cell phone’s built-in speaker) told me that Dr. Ronald Herberman, Director of the University’s Cancer Institute, sent a memorandum to its 3,000 employees, telling them that cell phones may be hazardous to our health.
Hey, Devra, I told her, that is revolutionary. I had never heard an alert of this type. Yes, she told me, it is the first time it has happened in the United States.
To add to my surprise, she told me that some countries, such as France, Germany and India, had already introduced recommendations to limit their residents’ exposure to electromagnetic radiation and that the Public Health Department of the city of Toronto, Canada, was advising children and adolescents to limit the use of cell phones to avoid future risks.
I thanked her for the phone call and then reviewed the scientific documents which Dr. Herberman had used as a basis in making such a bold recommendation to his personnel. The panel of experts’ recommendations have been published on the web page of the Center for Environmental Oncology of the University of Pittsburg Cancer Institute and are used as a basis for this blog.
The problem starts when you know that a cell phone could not work if it were not a device that sends and receives electromagnetic waves through its antenna. These electromagnetic waves, according to many experts, must be considered pollutants that are potentially hazardous to our health. Perhaps an interesting analogy would be to compare it to cigarette smoke, which we now know not only affects the cigarette users, but also all of the people breathing the smoke-polluted air.
The problem occurs when you learn that, in order to hear the conversation, the cell phone must be put to your ear, close to your head, separated from your brain by only the scalp and skull.
A study conducted by a fellow of the IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineers) demonstrates an estimation of the “absorption” of electromagnetic radiation from a cell phone based on age into a human brain.
The above photo shows the effect of a cell phone’s electromagnetic waves on a child of 5, on one of 10 and on an adult. To the right is a scale of radiation intensity, which goes from red and orange at the top (strongest) to white at the bottom (weakest).
Each image represents a transversal slice of the brain (like when you cut open a papaya) and the small, orange, oval-shaped image represents the cell phone, emitting radiation (strong, orange signal). You can see how the waves (the more orange, the more potent) are distributed within the brain.
In the 5-year old child, the waves nearly reach the other side of the brain; in the 10-year old, up to halfway; and in the adult, up to a third. In children, the brain “absorbs” more radiation due to their brain’s smaller size and softer tissues.
What effect do these electromagnetic waves have on the functioning and structure of our brain?
Well, that is the big question which, according to Dr. Herberman and others, does not yet have a definitive answer. However, according to the panel of international experts that led Dr. Herberman to write his memorandum, it already has an answer that points in a direction that is not very favorable to the health of cell phone users.
For example, recent studies have demonstrated that cell phones alter the alpha and delta brain waves that are responsible for wakefulness and sleep, it having been shown to be a possible cause of insomnia in their users.
Other studies have shown that electromagnetic waves change the so-called hematoencephalic barrier (a type of filter that separates the brain tissue from the circulatory system and protects the brain from substances that are undesirable for that organ). Certain proteins, called “stress proteins” are also more abundant as a result of the action of electromagnetic radiation.
Finally, recent studies, which include people who have used a cell phone for at least 10 years, show a possible association with benign tumors of the auditory nerve (acoustical neuromas) and with certain types of brain cancer.
The big problem is that the most recent and best-designed research does not have more than 10-15 years of good follow-up and, as with cigarette smoke, which requires more than 30 years to produce lung cancer, it is possible that research will not demonstrate the true effect of electromagnetic radiation on human health until the year 2025 or 2030.
So, what is to be done?
Always thinking that if one errs, one should err on the side of the public, and since research can neither prove nor disprove the possible harm that cell phones may cause, the Center for Environmental Oncology of the University of Pittsburg Cancer Institute makes the following 10 preventive recommendations to cell phone users.
1. Do not allow children to use a cell phone except for emergencies. The developing organs of a fetus or child are the most likely to be sensitive to any possible effects of exposure to electromagnetic fields.
2. While communicating using your cell phone, try to keep the cell phone away from the body as much as possible. The amplitude of the electromagnetic field is one fourth the strength at a distance of two inches and fifty times lower at three feet. Whenever possible, use the speaker-phone mode or a wireless Bluetooth headset, which has less than 1/100th of the electromagnetic emission of a normal cell phone. Use of a headset attachment may also reduce exposure.
3. Avoid using your cell phone in places, like a bus, where you can passively expose others to your phone’s electromagnetic fields.
4. Avoid carrying your cell phone on your body at all times. Do not keep it near your body at night such as under the pillow or on a bedside table, particularly if pregnant. You can also put it on “flight” or “off-line” mode, which stops electromagnetic emissions.
5. If you must carry your cell phone on you, it is preferable that the keypad is positioned toward your body and the back is positioned toward the outside of your body. Depending on the thickness of the phone this may provide a minimal reduction of exposure.
6. Only use your cell phone to establish contact or for conversations lasting a few minutes as the biological effects are directly related to the duration of exposure. For longer conversations, use a land line with a corded phone, not a cordless phone, which uses electromagnetic emitting technology similar to that of cell phones.
7. Switch sides regularly while communicating on your cell phone to spread out your exposure. Before putting your cell phone to the ear, wait until your correspondent has picked up. This limits the power of the electromagnetic field emitted near your ear and the duration of your exposure.
8. Avoid using your cell phone when the signal is weak or when moving at high speed, such as in a car or train, as this automatically increases power to a maximum as the phone repeatedly attempts to connect to a new relay antenna.
9. When possible, communicate via text messaging rather than making a call, limiting the duration of exposure and the proximity to the body.
10. Choose a device with the lowest SAR possible (SAR = Specific Absorption Rate, which is a measure of the strength of the magnetic field absorbed by the body). SAR ratings of contemporary phones by different manufacturers are available by searching for “sar ratings cell phones” on the internet.
I will confess to you that when I heard these recommendations for the first time, they seemed extremely exaggerated to me, that they were not realistic. However, thinking about them, I realized that they were not so much so, and now I follow many of these rules in my daily life.
I am not planning to stop using my cell phone. I am simply going to try to use it more carefully. A cell phone is an integral part of our lives and it is a technology that is making the world move in the right direction of communication although, in the face of doubt, I believe that it is better to be safe than sorry.
We are also thinking that the cell phone industry should realize that it is better to work towards reducing the hazards of its devices from now on instead of doing so in a hurry in a few years when problems appear or denying what is evident and getting involved in problems like the tobacco industry did.
And, for those of us who have children, I say that children learn about potential dangers very easily, and I believe that they will be quick to adopt the safety measures. Anyway, they use more text messages than voice messages.
Talk to your children and take care of your health.