Radio Filarmonía celebra sus 30 años
Por Gonzalo Tello (Ópera Perú). Radio Filarmonía realizó su concierto anual y cena de gala en la que ,como ya es costumbre, celebra cada año con el público. Sin embargo esta edición era muy especial, ya que no solo celebraban 30 años de existencia sino que lo hacían ya no en el auditorio Santa Úrsula sino en el Gran Teatro Nacional. La cena esta vez se realizó por primera vez en el hotel Westin.
En este concierto participaron los músicos de la ex orquesta Universidad de Lima, puesta en marcha para esta ocasión especial, encabezada por su siempre concertino László Benedek. La orquesta fue dirigida por el director brasilero Roberto Tibiriçá, reconocido por haber trabajado con las mejores orquestas de Brasil y Portugal. Acompañaron el pianista ruso Evgeni Mikhailov, los tenores peruanos Dempsey Rivera e Israel Díaz, el flautista Pedro Pablo Kuczynski y la arpista Clelia Mertens.
Antes de comenzar las luces de todo el teatro, incluído el escenario, se apagaron para dar paso a una grabación del inicio de transmisiones de Radio SolArmonia, del 1ro. de enero de 1984, en la voz de Álvaro Llona y con la Cabalgata de las Valkirias de Wagner como música de fondo. No faltaron a continuación las palabras de inicio de la directora de la radio, Martha Mifflin, como es habitual cada año. En estas palabras se hizo un recuento de los logros de la radio hasta el momento y se dieron novedades, como la nueva temporada de transmisiones de la Filarmónica de Berlín, así como que a partir de Julio, en Radio Nacional, habrá una hora de música clásica todos los días a las 10 pm. De esta manera, Filarmonía comienza su etapa de difusión a nivel nacional.
Dentro del programa de mano se publicaron los cronogramas de las transmisiones a cines y por radio, en vivo desde The Metropolitan Opera, además del cronograma de sus conciertos populares gratuitos para toda la familia, realizados en las periferias de la ciudad donde no se suele presentar música clásica.
Otro dato interesante es que Mifflin contó una anécota: Ella un día caminando por la avenida Las Begonias, escucha el sonido de una quena que le llamó la atención, en toda la bulla propia de la zona. Siguió el sonido y llegó hasta el señor Andrés, un invidente que le contó que hace 22 años tocaba la quena en el mismo lugar. Conversando con el, Mifflin se interesó por la Unión Nacional de Ciegos a la que Don Andrés pertenece. Esto hizo que el concierto se realizara a beneficio de esta institución. Además, Mifflin invitó a Don Andrés a hacer una breve interpretación antes de dar inicio al concierto.
El programa se inició con la obra del peruano Alejandro Nuñez Allauca “Flor de Nieve”- Introducción y dúo para dos tenores y orquesta, sobre texto del poeta Arturo Jiménez Borja, extraído de su libro “Pachacamac”. Esta obra fue encargada por el tenor Ernesto Palacio y estrenada en 1997 por el mismo y un joven tenor Juan Diego Flórez, junto a la orquesta Filarmónica de Lima dirigida por Miguel Harth-Bedoya. Esta vez fue interpretada por los tenores peruanos Dempsey Rivera e Israel Díaz, ganador y finalista del primer concurso de canto lírico de Radio Filarmonía. Si bien la lectura de Tibiriçá fue algo densa y corpulenta, no dejando escuchar a los tenores, vale que se haya desenpolvado esta obra que no escuchamos hace mucho.
Luego vino Mikhailov para interpretar nuevamente el concierto no. 2 para piano y orquesta de Sergei Rachmaninov. Este concierto lo interpretó el año pasado y bastó para ser invitado nuevamente para la misma interpretación. Mikhailov demostró maestría con las manos y mucha virtuosidad. Lo mismo de la orquesta, aunque con desbalances, pero que permitió lucir la obra, una de las mas queridas del repertorio romántico.
La segunda parte se inició con la participación especial del político Pedro Pablo Kuczynski haciendo una presentación especial junto a la arpista Clelia Mertens, de la OSN. Ambos interpretaron el andantino para flauta, arpa y orquesta K. 299 de Mozart. Si bien Kuczynki no es un músico de concierto ni tampoco muy destacado, su participación se debió mas a su estrecha relación con la radio de ya varios años.
Terminó el concierto con la brillante sinfonía no. 7 de Beethoven, llamada “la apoteosis de la danza”. Esta es una de las sinfonías mas reveladoras del genio de Bonn. Extensa e increíblemente inspirada. Destaca sobretodo la “marcha fúnebre” del segundo movimiento, el cual podemos escuchar en películas; su mágico scherzo y su brillante allegro con brio. Tibiriçá logró mayor cohesión de la orquesta en esta obra.
Luego de esto se dió la cena en el hotel Westin, en el que los amigos de la radio se encontraron y siguieron la celebración de esta.