Ya tenemos un tren, ahora queremos un puente
La prensa china publicó este mapa como un primer resultado de las conversaciones con Brasil y Perú. El recorrido peruano presenta dos tramos y no son excluyentes. El tema del ferrocarril transamazónico ya está en marcha (y lo dejaré para otro post más adelante, cuando se disipe el humo que generó su despegue). Ahora que ya tenemos un tren que une dos puntos de la costa peruana y brasileña, necesitamos cruzar el Pacífico rumbo a China. Por eso mismo, queremos un puente. Un gigantesco, inmenso y sólido puente.
Mapa de las propuestas de Brasil y Perú , según la prensa china.
¿Pero qué tipo de puente soportará un tramo tan largo desde un puerto latinoamericano hasta un puerto chino para cruzar el Pacífico en ambas direcciones? El puente que se construye a través del diálogo. Y este diálogo requiere a latinoamericanos y chinos que desde ambas orillas estén dispuestos a contribuir con su trabajo, trazando una vía directa sin intermediarios ni triangulaciones que nos desvían en la ruta.
“Soy ingeniera. Construyo un puente entre Perú y China”, me dijo con mucha convicción Teresa Joo de Siu, una peruana que desde la década del 60 construye puentes culturales entre ambos países. Lo mismo hizo Antonio Fernández Arce, un periodista que desde hace 50 años, con cada uno sus artículos levantó los andamios de esta conexión. Y Guillermo Dañino Ribatto que desde hace 35 años, con sus libros traducidos del chino al español se encarga de reclutar a nuevos operarios para la obra.
Guillermo Dañino, sinólogo peruano, saludando (apuesto que en chino) al premier Li Keqiang, con la embajadora china en el Perú Huang Minghui.
En 2013, a partir de una gentil invitación de la Embajada del Perú en Beijing, publiqué un libro titulado “Apasionados por el Perú: 18 relatos de personajes chinos con un mismo corazón peruano”. Después de cinco años de corresponsal en Beijing, estaba fascinada con las historias de ciudadanos chinos que desde distintas líneas del saber, se habían apasionado por el Perú. Desde la orilla china, ellos también estaban contribuyendo a construir este puente.
En China, un proyecto llevado a cabo por un grupo de jóvenes académicos chinos que estudian la relación China-AL (CECLA) y la Asociación de Estudiantes de América Latina de la Universidad de Beijing (LASA-PKU) reunió a más de 30 jóvenes investigadores de ambas partes, en el primer “Diálogo para el Desarrollo Conjunto” celebrado en Beijing. Una nueva generación de investigadores chinos y latinoamericanos se integra a la construcción de este puente entre dos orillas.
En el Perú, desde las universidades hay un decidido esfuerzo por sumarse a esta obra. La Universidad del Pacífico estableció el primer “Centro de Estudios Perú-China”, la Universidad Ricardo Palma y la Universidad San Ignacio de Loyola han abierto en China centros de estudios bilaterales para formar intérpretes y emprendedores, respectivamente, la Universidad ESAN envía todos los años una gran delegación de estudiantes de MBA a China en un viaje de estudio, la Universidad Mayor de San Marcos tiene al Grupo Asia que con mucho entusiasmo y dedicación investiga estos temas, la Pontificia Universidad Católica, además del Instituto Confucio, alberga al histórico Centro de Estudios Orientales y sus unidades de investigación.
El segundo centro peruano en China, establecido por la USIL
Ahora de lo que se trata es de conectarnos, sumar esfuerzos y trabajar todos juntos para formar generaciones de operarios que colaboren en la construcción de este puente de diálogo entre China y América Latina. Desde la Academia, necesitamos sinólogos, expertos y especialistas que asuman la tarea. En este contexto, un sinólogo es un experto que maneja el idioma chino y ha dedicado su vida a este tema. Un experto es un maestro que vincula el tema chino con el latinoamericano. Un especialista es un profesional que desde alguna rama del conocimiento, analiza el tema chino.
Solo durante el gobierno de Ollanta Humala, el Perú ha suscrito 28 acuerdos de cooperación con China (11 en Sanya, 7 en Beijing y ahora 10 en Lima). En una reciente entrevista con este diario, el embajador en China Juan Carlos Capuñay propuso la creación del “Instituto de Estudios de Asia Pacífico en el Perú” que reúna a representantes de los sectores gubernamental, académico y privado. Desde mi perspectiva, en el sector gubernamental deben participar todos los ministerios que generen algún tipo de vínculo, ninguno debe ser excluido y ninguno es más importante que otro.
El Perú ya tiene 28 acuerdos de cooperación China en este gobierno.
De estos tres pilares que menciona el embajador Capuñay, es el académico el encargado de formular la Hoja de Ruta con China que fue anunciada en el 2013, con el visto bueno de los otros dos sectores. Este Plan China debe ir en sintonía con la propuesta del Libro Blanco para América Latina, que presentó el ex presidente chino Hu Jintao en el 2008, durante su visita a Lima por APEC. Siete años después, la parte peruana no ha dado respuesta al documento formulado por China. Además es indispensable conocer los resultados de los 18 acuerdos de cooperación suscritos en el 2013 y 2014.
Hay otras muchas tareas pendientes, entre las más urgentes para el próximo año figuran los preparativos para el 45 aniversario de la relación bilateral, y la participación del Perú en el Año Cultural de América Latina en China, un programa que se cierra con la visita oficial del presiente Xi Jinping a Lima, en el marco de las reuniones de APEC. Se cree también, que en el 2016 (o unos meses antes) se celebrará la primera Cumbre de Jefes de Estado de China y América Latina y el Caribe, probablemente en Beijing. Es necesario designar equipos de trabajo supeditados a ministerios con el apoyo académico.
Pero también hay otros temas que reclaman atención. A pesar de nuestra histórica y larga relación con China aún existe un gran desconocimiento sobre la China de hoy, esa misma con la que tenemos que negociar. Hay algunos detalles que lo demuestran, como no saber que en las costumbres chinas, el apellido antecede al nombre, y por ende, el apellido del premier es Li y su nombre es Keqiang. Pero hay otros detalles mucho más serios que requieren un trabajo de largo aliento, como convocar y formar intérpretes peruanos (o nacionalizados peruanos) de alto nivel que traduzcan para el presidente, los ministros y altos funcionarios. En un diálogo político es imprescindible cuidar nuestros intereses.
Se requiere la presencia de un intérprete peruano en diálogos políticos.
Este desconocimiento nos impide también elevar nuestro nivel de negociación con China. En un reciente evento cultural, el Ministerio de Cultura del Perú usó caracteres tradicionales en un mensaje de bienvenida al premier Li Keqiang. Solo Taiwán y Hong Kong siguen utilizando caracteres tradicionales, mientras que China continental emplea caracteres simplificados. Si bien no está mal el uso de los caracteres tradicionales, tampoco es lo más correcto, si se tiene en cuenta que los Institutos Confucio solo enseñan caracteres simplificados. Incluso si esta fue una disposición china para darle un mayor realce al evento, lo cual tiene sentido en China pero no tiene sentido en Latinoamérica donde solo se enseña caracteres simplificados, debemos aprender a negociar a partir de nuestras necesidades.
Pudo haber sido así: 中国-拉丁美洲文明互鉴系列活动
Hay muchas cosas más por hacer. El gobierno peruano no puede hacerlo todo, ni tampoco hacerlo solo. Se requiere una crítica constructiva que aporte también soluciones. Necesitamos cada vez más operarios para la edificación de este puente, que estén dispuestos a trabajar con humildad y en grupo con otros operarios latinoamericanos, como parte de una sola gran región. Latinoamérica construye desde su orilla y China lo hace desde la suya. Algún día, ambos equipos avanzaremos a través del diálogo hasta encontrarnos a la mitad del océano Pacífico para estrecharnos las manos. Recién ese día habremos levantado un puente de ida y vuelta.