La vida sencilla de los censos peruanos

Conoce las anécdotas y curiosidades de los empadronamientos en los siglos XX y XXI.

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Carlos Batalla

1940

El primer censo del siglo XX se realizó el 9 de junio de 1940, durante el Gobierno de Manuel Prado Ugarteche. Quince días antes, un terrible sismo en Lima, con numerosos damnificados y víctimas mortales, dejó a las poblaciones afectadas del Callao y Chorrillos como las últimas en ser censadas días después.

Pese a la catástrofe reciente, el Gobierno no perdió la calma y ejecutó una medida eficaz: desde el viernes 7 se distribuyeron las cédulas a los jefes de familia para que estos las llenaran debidamente. Si había dudas, existían tres líneas telefónicas habilitadas para las consultas.
Al día siguiente, los jefes de familia devolvieron las cédulas a los empadronadores. El resultado: se ganó tiempo en el recojo de la información. La noche anterior, para aliviar tensiones, el presidente Prado habló por radio a todo el país. Dos mil 500 policías y militares cuidaron la capital.

El lunes 10, junto con la novedad del censo, El Comercio informó que la Italia de Mussolini había declarado la guerra a Gran Bretaña y Francia, aliándose con Alemania. La Segunda Guerra Mundial oprimía el alma a todos.

1961

El 2 de julio de 1961, otra vez el presidente Manuel Prado organizó un censo, el segundo del siglo en marcha. Ocurrió el mismo día en que tropas británicas apoyaron a Kuwait contra la pretensión invasora de su vecina Irak; y el mismo día también en que el nobel de Literatura, el norteamericano Ernest Hemingway decidió quitarse la vida.

El entusiasmo censal de los peruanos fue evidente en ese invierno del 61. Hubo hasta desfiles escolares con lluvia de pancartas motivadoras: “El censo, termómetro de progreso”, “Conteste la verdad” expresaban el apoyo ciudadano. El Gobierno fue claro en un punto: nadie salía de su casa hasta ser censado (ojo: no hasta cierta hora). Ese fue el pedido a la población que podía tomar transporte público ya que los choferes y cobradores habían sido empadronados previamente.

Una anécdota curiosa dio cuenta El Comercio el día anterior al censo: un grupo de cobradores de deudas pidieron ser empadronados previamente, para así poder salir temprano el domingo y encontrar a sus deudores en casa. No les fue concedido su deseo.

1972

Los militares del Gobierno del general Juan Velasco Alvarado también tuvieron su propio censo. Ocurrió el 4 de junio de 1972. El régimen se apoyó masivamente en los maestros y escolares de cuarto y quinto de secundaria, los que llegaron a 60 mil en todo el Perú. Tanto fue el protagonismo escolar que no hubo clases al día siguiente en ningún lugar del país. Fue un feriado a modo de premio.

El sábado 3, el público en general pudo acudir hasta la medianoche a los mercados y demás establecimientos de comestibles, los cuales se abastecieron prudentemente. Así se atenuó el efecto del cierre dominical.

Una nota de El Comercio informó que, en plena bonanza pesquera del país (éramos los primeros exportadores de harina de pescado en el mundo), los pelicanos sufrieron hambre al no recibir su ración diaria que conseguían en los mercados. Estos, cerrados por el censo, condenaban a las aves a la inanición. Almas caritativas impidieron aquello al sacar de sus casas trozos de pescados para aliviar la pena pelicana.

1981

“Mañana vendrán a visitarte”, decía el afiche publicitario del Gobierno del arquitecto Fernando Belaunde Terry, que realizó el cuarto censo nacional de población y vivienda del siglo XX, el 12 de julio de 1981. Tras doce años de dictadura militar, el Gobierno democrático se empeñó en convertir este censo en una auténtica fiesta cívica.

El mismo día del censo, El Comercio dio cuenta de un alza del precio de la gasolina, el kerosene doméstico y el gas licuado. Un “paquetazo” como los muchos que se vivieron en esos años ochenteros.

Sorprendió también la noticia de dos empadronadores asaltados en el pueblo joven “Primer de Mayo” en Chimbote; y en Lima, una maestra empadronadora fue retenida contra su voluntad en una casa y otro empadronador mordido por un perro, ambos casos en San Martín de Porres.

Un millón de niños aproximadamente nacieron luego de 1972, ellos se estrenaron al ser registrados por primera vez en un censo.

1993

El Gobierno de Alberto Fujimori organizó el censo nacional el 11 de julio de 1993. En esa ocasión se empezó con la idea de inamovilidad total entre las horas del censo, de 8 de la mañana a las 5 de la tarde. El Comercio dio la cifra de 320 mil personas entre empadronadores y jefes de sección.

‘Emmanuel’ fue el nombre del bebé que nació en la Maternidad de Lima, a las 11.55 de la noche del sábado 10 de julio. Por ello fue el último peruano en ser tomado en cuenta en el censo nacional del día siguiente.

Ya sea por el temor a atentados terroristas o por excesos policiales -que los hubo al arrestarse a personas que tenían permiso del INEI-, hubo en todo el país más de 3 mil personas detenidas.

Mientras los peruanos éramos censados, los vecinos chilenos sufrieron los estragos de un sismo de 7 grados en la escala de Mercalli. La pena también se sintió en el Perú por la muerte, en la madrugada del mismo día del censo, del querido actor cómico Antonio Salim, más conocido entonces como el “Jefecito”, su personaje en la televisión local.


2005

Fue un proceso largo, de un poco más de un mes, que empezó oficialmente el 18 de julio y concluyó el 20 de agosto de 2005. El Gobierno de Alejandro Toledo planteó de esta forma el procedimiento para hacerlo de manera progresiva.

Al no ser una actividad masiva y cívica como los anteriores censos, fueron 15 mil empadronadores reclutados por el INEI los que en ese lapso de tiempo recorrieron todo el país con el cuadernillo de 20 preguntas en la mano (luego se criticaría la exigua cantidad de preguntas).

El inicio simbólico no fue un fin de semana como tradicionalmente ocurrió, sino un lunes. En la portada de El Comercio de ese día 18 de julio se destacó más que el frío censo, un accidente fatal en la Vía Expresa, en una carrera de autos llamada “Copa Alcalde Lima”.

2007

Ese 21 de octubre de 2007, con Alan García en el Gobierno Nacional, volvimos al “día del censo”, un domingo como usualmente se realizaba. Fueron 63 preguntas que debimos contestar en un censo que se ejecutaba en medio de alzas de alimentos y de una caída en la aprobación presidencial, como informaba la encuesta de El Comercio y Apoyo publicada ese mismo día en el diario.

Calles desiertas y negocios cerrados fue el panorama en Lima durante 10 horas, aproximadamente. Se trató de una jornada algo agitada en la capital, con protestas en Jicamarca por razones territoriales con San Juan de Lurigancho, la amenaza de algunos empadronadores de quemar cédulas del censo en protesta por no recibir un pago acordado y la captura de 12 requisitoriados, a lo que se debió sumar la incautación de 13.5 kilos de clorhidrato de cocaína en Villa El Salvador.

A las 6 de la tarde, terminado el plazo de inamovilidad, la ciudad recobró su dinámica habitual en iglesias, cines y supermercados.

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